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‘Herederos del ocaso’: el fin justifica los medios
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‘Herederos del ocaso’: el fin justifica los medios

domingo 03 de julio de 2016, 17:25h

En este país -ya lo he dicho más de una vez-, das una patada a una piedra y te salen media docena de pícaros. Si pensabas que ese prototipo de españolito se había terminado en el Siglo de Oro, andas muy equivocado. La compañía Club Caníbal ha vuelto a dar en la diana con una nueva pieza sobre el tema, ‘Herederos del ocaso’, que estos días se ha estrenado en elFestival Frinje 2016, que en estas calurosas fechas de julio presenta unas docenas de estrenos de diverso talante y calado que, más adelante, saltarán a salas y espacios más o menos convencionales para inaugurar la nueva temporada teatral.

El año pasado, y por estas fechas, Club Caníbal iniciaba su trilogía Crónicas ibéricas, con ‘Desde aquí veo sucia la plaza’, en donde partidarios y detractores de un pueblo de la España profunda, tarifaban ante el público sobre la vieja tradición de tirar una cabra desde lo alto del campanario para regocijo de unos y escándalo y horror de otros. Pues bien, estos ‘Herederos del ocaso’ es la segunda parte de la trilogía y la precedente de la tercera y última, cuyo título ya ha trascendido: ‘Algún día todo esto será tuyo’.

Impagable también esta segunda aportación de Chiqui Carabante, responsable de la dirección y la dramaturgia del montaje, y de Font García, Vito Sanz y Juan Vinuesa, intérpretes de la docena larga de personajes en los que se desdoblan los estupendos actores, que van desde el presidente de la Federación de deportes de personas con discapacidad intelectual, un jugador de medio pelo de tenis de mesa, un Borbón frustrado porque no ha sido nunca abanderado en algunos juegos olímpicos o paralímpicos, amas de casa, discapacitados, abogados, presentadores de televisión, o familiares del falso discapacitado, Juan Alegría, encarnado por un Juan Vinuesa que oscila entre la desesperación del frustrado y la efímera gloria del ganador tramposo.

La ácida parodia, en forma de despiadada sátira, tiene su origen en un suceso real acaecido en nuestro país a principios del milenio, cuando un presidente de la Federación de personas condiscapacidad no tuvo el más mínimo recato en integrar en el equipo de baloncesto que representaba a España a varios jugadores sin ningún tipo de discapacidad, para asegurar los resultados de los encuentros disputados. Luego, claro, todo se descubrió, porque entre los integrantes del equipo se infiltró un periodista que acabó contándolo todo. En ‘Herederos del ocaso’ pasa algo parecido:Juan Alegría es un mediocre jugador de tenis de mesa. Está casado con Alicia y es padre de un hijo. Paralelamente, cuando están a punto de celebrase los Juegos Paralímpicos de Sídney, la federación española necesita un discapacitado para asegurarse que, al menos, traerá consigo una medalla a casa. Y si para eso hay que hacer algún que otro trapicheo, pues se hace. ¿Quién se va enterar de que alguien que hacemos pasar por discapacitado (Juan), no lo es? La jugada es muy fácil y no ofrece ningún peligro, ni siquiera legal, si conseguimos que un médico -por supuesto, compensado convenientemente- certifique su falsa discapacidad...

Esperpento

Aunque la realidad reflejada sobre el escenario tiene más de patética que de jocosa, lo cierto es que el público disfruta de lo lindo con las situaciones carpetovetónicas que traslada al escenario Club Caníbal, y que no son más que la deformación (unas veces se exagerada, pero que otras aún se queda muy corta…) de una realidad que es sencillamente vergonzosa. Contribuyen -y mucho- al fin propuesto, la música y los efectos de sonido de Pablo Peña, la iluminación de Nerea Castresana, el vestuario de Salvador Carabante (prendas deportivas y trajes de pantalón corto y tirantes, con chaqueta clásica) y todo en una sencilla escenografía, que firma Walter Arias, constituida por una mesa de tenis de mesa, que sirve también de mesa de la casa de Juan, unos percheros llenos de ropa con la que los tres actores van cambiándose para meterse en el personaje (a veces basta con un simple anillo en el meñique, en el caso de Leandro, el presidente de la Leandro’s Foundation).

Acertadísima otra vez esta nueva historia con trasfondo y estética grotesca, a mitad de camino entre cualquier película de Berlanga y los personajes de las clásicas historietas de tebeo de Ibáñez y el esperpento de Valle-Inclán. Muchas veces pienso que hay más verdad en las obras del dramaturgo gallego, en las películas del cineasta socarrón y en las viñetas de las revistas satíricas y tebeos patrios, que en los periódicos de la época. Y de todo ello tiene bastante este montaje de Club Caníbal, que mueve tanto a la sonrisa amarga como a laserena reflexión maquiavélica de que el fin justifica los medios.

‘Herederos del ocaso’

Texto: Club Caníbal

Dirección y dramaturgia: Chiqui Carabante

Intérpretes: Font García, Vito Sanz y Juan Vinuesa

Ayudante de Dirección: Vanessa Espín

Producción: Silvia Rey Gil

Sala Max Aub de las Naves del Español, Madrid

Festival Frinje 2016. Madrid, 1 y 2 de julio de 2016



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