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Toro, el que se divorció de Kimosabi, saludó feliz a Don Felipe

martes 11 de diciembre de 2007, 14:03h
Una vez más nuestro agresivo militarote demuestra que ese tipo de personalidades abrigan un cobardón…  Mucho bla bla y mucha fanfarronada de eso que funge por cancillería en Venezuela, con un chofer de autobús al frente, desempeñándose como ministro para las relaciones exteriores… Resulta que el mismo domingo 9 de diciembre esa cancillería lanzaba un comunicado supuestamente al gobierno de Rodríguez Zapatero y a la Casa Real española, donde textual decían que "El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela cree necesaria una aclaratoria", y allá en Buenos Aires, durante la cena ofrecida por los Kirchner a los presidentes, Jefes de Estado e invitados especiales a la toma de posesión de la nueva presidenta de Argentina, es Hugo Bocazas quien después de haber prolongado un show palurdo escenificado por él en Santiago de Chile, durante la pasada Cumbre Iberoamericana, indigno y ridículo, tras la cantidad de amenazas preferidas contra España, sus empresas, sus bancos y por supuesto su Rey, va con el rabo entre sus rechonchas piernas y sonriente se levanta sobre las puntas de los pies para saludar al espigado Príncipe de Asturias…

Mucho agravio, mucha cara de matón ofendido, mucho cuento sobre que gracias a Dios que él no escuchó la mandada a callar que le dio Juan Carlos I… y resultó que como bien lo califica la prensa argentina “…el caudillo caribeño se acercó y saludó con total normalidad a Felipe, antes de la cena de gala que ofreció el Gobierno”

No debe sorprendernos, no es la primera vez que este bravucón empoderado nos muestra como su intrepidez y su gran coraje se esfuma frente a hechos que no domina o no tiene a su favor… Quién no lo recuerda, cuando su fracasado golpe del año 1992, escondido en el Museo Militar de Caracas, esperando a que llegasen por él, para rendirse y pedir cámaras de televisión donde como un gran histrión que es, sacar partido de la derrota…

Quién no lo recuerda en el helicóptero que lo llevó durante su renuncia a la presidencia, después de los sucesos de abril de 2002, hablando como un loro y mansito como un corderito, buscando escenificar una comedia ridícula y sensiblera, la que después ha cambiado por un cuento -que sólo se cree él- en el que relata su arrojo y valentía y donde pretende decirnos, a todo un país que siguió los hechos, que allí corría “Peligro de muerte” cuando una de las cosas que más risa causaba y que mostraba lo infantil de aquellos hechos, era que volvía Chávez a protagonizar, con todas las comodidades y seguridades- una telenovela cursi y de mala factura.

Con seguridad las amenazas y la pretensión de mantener en ascuas a la prensa en relación con su querella con España, no era sino la esperanza que tenía en que eso sirviera para devolverle protagonismo perdido… Quizá temía –como realmente acaba de suceder en la Argentina, que ya no fuese una especie de Gardel redimido, de Perón resurrecto, esperado por nubes de periodistas, y ovacionado por cuanto chulo vividor buscase su mascada… Pues se quedó con las ganas… Una noticia de cuarta, perdida entre titulares resaltantes habla de ese saludo que el "Terminator" caribeño forzó… Una fuente indica “…que fue Chávez quien, con total normalidad, se dirigió al Príncipe mientras ambos estaban, acompañados por otras personalidades en una sala del Palacio de San Martín esperando el comienzo de la ceremonia de saludo oficial previo a la cena.”

Tan inopinado e insignificante fue el encuentro, que ni siquiera una foto existe en las galerías que las grandes agencias noticiosas han nutrido con imágenes de la toma de posesión de la Kirchner. Una fotografía de Felipe de Borbón sentado en la mesa de honor, al lado de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet es la que destaca… Se imaginan si ciertamente el príncipe de España hubiese sido el de la iniciativa de acercarse a saludar a Hugo Banana… Se imaginan cómo hubiese sido la alharaca que habrían formado, hablando de la “Afrenta vengada” por “Toro”, el indio “que se divorció” de Kimosabi.

Pero no… el valiente de otoño, que ni es valiente ni es… (Rimen ustedes), humildito y echándosela de gracioso, fue el que buscó al hijo del que ha calificado de  su “agresor” y no precisamente para cruzarle la cara con un guante, convidándole a un duelo de honor…

¡Nooo! No esperen eso de nuestro bravucón. Sólo limitémonos a evaluar la verdadera esencia de quien se ha erigido en vengador planetario… La española Trinidad Jiménez secretaria de Estado para Iberoamérica declaró: Fue un saludo "absolutamente relajado y normal, el Príncipe estuvo impecable, como siempre"… Y como siempre Hugo I se mostró desde la altura de su ridiculez.
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