El Banco de Inglaterra ha flexibilizado los requisitos establecidos a la banca comercial para asegurar que los prestamistas sigan ofreciendo créditos. El BoE rebajó la cuantía que los bancos están obligados a mantener en reservas, liberando así unos 150.000 millones de libras. El gobernador señaló que la medida representa un gran cambio y que ayudaría a la economía a soportar el impacto del “Brexit”. Esta medida tiene un efecto directo sobre la capacidad de préstamo de las entidades financieras ya que disponen de manera inmediata de una mayor flexibilidad para conceder créditos a los hogares y a las empresas. En medio de la incertidumbre política sobre el actual gobierno, el Banco de Inglaterra parece haber dado un paso adelante para tratar de hacer frente a la nueva situación, que podría llevar a una fuerte caída del crecimiento que terminase llevando al Reino Unido a la recesión económica. Desde Estados Unidos un miembro de la FED señalaba que la reacción del mercado estadounidense al resultado británico ha sido “más o menos” como estaba previsto, y su impacto sobre la economía de Estados Unidos será menor que el de otros acontecimientos ocurridos en los últimos años, aunque “persiste la incertidumbre sobre cómo van a desarrollarse las cosas”. En las próximas semanas comenzaremos a disponer de los primeros análisis de los principales bancos centrales y de de las medidas que puedan adoptar.