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Valeria Cortés: "Si los medios mienten sobre España, cómo no van a hacerlo sobre Venezuela"

> Afirma sin tapujos sobre los resultados: "Estoy convencida de que en España hubo fraude electoral el 26-J"

martes 12 de julio de 2016, 12:03h
Valeria Cortés: 'Si los medios mienten sobre España, cómo no van a hacerlo sobre Venezuela'
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Valeria Cortés, brigadista internacional con triple nacionalidad: venezolana, argentina y española, ha pasado los últimos dos años y medios en Gaza, lugar que define como un "campo de concentración" en el que se encuentran retenidos casi dos millones de palestinos. Esta activista, que se confiesa chavista y comunista, asegura tener "más miedo a los medios de comunicación que a los ejércitos", y se muestra indignada ante la manipulación informativa respecto a Venezuela, ya que según dice, "se ha convertido al verdugo en víctima". "Si los medios de comunicación mienten sobre España, cómo no van a hacerlo sobre Venezuela". Cortés no duda en afirmar que en las elecciones generales del pasado 26-J "hubo fraude", al tiempo que presume de que el sistema electoral venezolano es "mucho más justo y transparente".

Como venezolana, ¿qué opinas de la irrupción y el protagonismo de Venezuela en la última campaña electoral?

Esto forma parte de la manipulación de los medios de comunicación y las lecciones que pretenden dar los gobiernos de Europa y EEUU sobre democracia y moral a América Latina, cuando ellos son los que no tienen moral alguna. El pueblo venezolano, con todos los errores y contradicciones de una revolución, es un pueblo que ha forjado un modelo muy democrático. De hecho, si ahora se habla de un revocatorio contra Nicolás Maduro es porque lo contempló la revolución bolivariana en su Constitución. Nosotros, a diferencia de España, podemos revocar todos los mandatos, y eso es un logro de la revolución bolivariana y del comandante Hugo Chávez, que fue quien lo impulsó. Esa Constitución fue refrendada en las urnas por el pueblo. Nosotros no mantenemos a una monarquía parásita; somos una república, elegimos a nuestros gobernantes, y podemos revocarlos cuando no estamos de acuerdo con su mandato. Yo, que también tengo nacionalidad española, lo que veo en este país son desahucios y gente suicidándose, y lo que veo en Venezuela es la entrega de un millón de viviendas a familias que sólo habían conocido la miseria, y esto no lo digo yo, lo dice un organismo imperialista como la ONU, que no es sospechoso de ser chavista. La ONU ha reconocido cómo se ha ido superando la pobreza, lo que pasa es que estamos viviendo una guerra económica brutal. En Venezuela se puede ver con claridad la lucha de clases después de esta revolución democrática, que se hizo con las urnas y no con las armas. La estructura capitalista sigue presente y hemos visto cómo los grandes empresarios llegan hasta a esconder la comida para que no llegue a los supermercados. Es la misma receta que se siguió contra Salvador Allende en Chile en 1973; los empresarios escondían la comida para que el pueblo se molestara, se saboteó el tendido eléctrico o el suministro de agua. Además, todos los medios de comunicación están al servicio de su clase social, porque los ricos sí están unidos, somos los pobres los que, a veces, no nos damos cuenta de que tenemos un interés común: un país mejor, más digno y justo para nuestros hijos. Venezuela, después de haber pasado por gobiernos que priorizaban su relación con EEUU, ha tratado de diversificar sus aliados para protegerse. Venezuela es la primera reserva mundial de petróleo y estamos a 4 días en barco de EEUU, mientras que la segunda reserva mundial, Arabia Saudí, está a 40 días en barco. En definitiva, somos un país muy rico, aunque creo que preferiríamos no serlo, porque eso significa que tenemos sobre nosotros, la mirada de los gobiernos depredadores de Europa y EEUU. Ese es nuestro trágico destino, estar tan cerca de EEUU, y tan lejos de Dios, como le pasa a México. Toda América Latina está sangrando por culpa del imperialismo, igual que sangra Palestina por culpa del colonialismo y la ocupación.

Dices que en Venezuela podéis revocar a cualquier dirigente, y tras las elecciones parlamentarias, la oposición está intentando revocar, de momento sin éxito, a Nicolás Maduro, que perdió en las urnas. ¿Sigue siendo legítimo el mandato de Maduro?

Nuestro sistema electoral es diferente al español porque nosotros elegimos directamente al presidente de la república, no es la Asamblea la que lo elige. El pueblo votó, y entre Capriles y Maduro, eligió a Nicolás Maduro, pero la Asamblea es otra cosa. La oposición tiene mayoría en la Asamblea para legislar y pueden convocar un referéndum revocatorio. Se lo hicieron a Chávez, y se sometió al revocatorio y lo ganó. Ahora pueden convocarlo, siguiendo los cauces legales, y ya se verá lo que pasa. Maduro ha dicho en repetidas ocasiones que si pierde el revocatorio, abandonará el poder, y la revolución seguirá en las calles. La revolución no está en los ministerios sino en las calles, aunque sabemos que tenemos un enemigo muy poderoso, mediática, política y económicamente. Nuestra ley electoral es muy justa, no como la española. Si los medios de comunicación, a veces, mienten sobre este país, cómo no van a hacerlo sobre Venezuela y sobre América Latina en general. Yo entiendo que los ricos se apoyen entre ellos, y tienen conciencia de clase, lo que pido es que esa conciencia de clase la tengamos los pobres, porque no hay nada más triste que un pobre votando a un político que, por ejemplo, apoya y está apoyado por los banqueros, que luego te sacarán de tu casa. El gobierno venezolano, a pesar de sus errores, se enfrenta a la terrible guerra económica y militar, que permite que la oposición haya montado una extraña dictadura en la que los muertos son chavistas. En Venezuela, la oposición puede cortar calles a su antojo, ha prendido fuego a escuelas infantiles donde había trabajadores del gobierno, ha puesto alambradas en las calles que han decapitado a motoristas, porque normalmente quienes circulan en moto son pobres y chavistas. Se ha convertido a la víctima en verdugo por culpa de la manipulación de los medios de comunicación.

Cuando se habla de los medios de comunicación en Venezuela, muchas voces se han alzado contra la supuesta censura a la que están sometidos allí. ¿Qué hay de cierto en esto?

En Venezuela la oposición hace lo que le da la gana, y lo hace en las calles y en los medios, mientas que el gobierno venezolano es todo lo contrario. Si aquí en España alguien cierra una calle, llega la policía y carga contra quien lo haya hecho, y en Venezuela, la oposición lo hace, y hay que dejarles, incluso aunque lo que hagan vaya en contra de la ley. Yo conozco a gente en la oposición y ellos mismos se burlan de lo que pueden hacer y se jactan de poder hacer lo que les viene en gana porque saben que cuentan con el respaldo de los grandes medios de comunicación. Es curioso que hablen de censura, cuando los opositores pueden salir en los medios insultando, por ejemplo, a la madre de Maduro. La oposición allí es muy racista; de Chávez decían que era un ‘mulato’,’ negro’, ‘indio’, ‘mono’, y lo mismo hacen ahora con Maduro. A los medios de comunicación y a los políticos de la oposición no les importa lo más mínimo la verdad, y no sólo no les importa sino que les incomoda.

Hablando de los opositores, existe una gran controversia entre quienes les consideran presos políticos y quienes creen que están prisión por haber cometido una serie de delitos.

En España es donde hay presos políticos, en Venezuela tenemos políticos presos. Muchos están presos por delitos comunes, como la corrupción o el latrocinio, y hay otros que están en prisión por haber alentado abiertamente la violencia. Esa violencia causó 43 muertos en una semana, justo después de que Maduro ganara las elecciones presidenciales. Por el 1% de lo que han hecho los que llaman líderes opositores, en España estarían presos de por vida. Lamentablemente, en España sí hay presos políticos, que están en la cárcel por lo que piensan, no por matar gente en las calles, o por convocar saqueos, o por instigar la rabia. Ellos llamaron a la violencia porque ganó Nicolás Maduro las elecciones, y yo me pregunto, ¿las elecciones sólo son transparentes si gana la derecha o si ganan quienes favorecen los intereses de EEUU y Europa? Esto no es una lucha de América Latina o de Venezuela contra los españoles, porque el trabajador español es hermano del venezolano. Ojalá al trabajador español le dieran un millón de viviendas como se está haciendo en Venezuela, ojalá el trabajador español pudiera revocar a sus mandatarios, ojalá el trabajador español tuviera una ley electoral como la venezolana, donde cada voto vale lo mismo. Los pueblos tenemos que estar unidos porque el problema es con los gobiernos y los intereses que defienden, y el gobierno español no defiende los intereses de los españoles, sino que defiende los intereses de las corporaciones, al igual que hace EEUU. Nosotros queremos un gobierno que redistribuya la riqueza. Hemos pasado de 300.000 universitarios a tres millones, y eso es porque la educación universitaria es gratuita, igual que la sanidad.

Dices que el sistema electoral venezolano es transparente y justo, y sin embargo, aquí llegaba el mensaje de la necesidad de velar por la legalidad del proceso electoral ante la posibilidad de fraude.

En Venezuela, todo el proceso electoral se automatizó hace años, y a diferencia de España, donde se tiran las papeletas, nosotros estamos obligados por ley a guardarlas. El ex presidente de EEUU, Jimmy Carter, que no es precisamente chavista, dijo que el venezolano es el sistema electoral más perfecto que había conocido. En Venezuela se guardan las papeletas y se audita el 50% más uno de los votos, incluso los partidos pueden solicitar que se audite. Pero esto es como todo, forma parte de la guerra política, diplomática y mediática contra Venezuela, y es muy difícil combatirla porque Venezuela supone una amenaza para el capitalismo porque está señalando otro camino posible y alternativo. Se presenta una imagen del chavista que no es real, se burlan de nuestro derecho a decidir y nos menosprecian. Se dice que el chavista es pobre, que no piensa ni sabe nada, que está manipulado, cuando a veces, el que se deja manipular es el que tiene 3 posgrados y vive en un mundo de fantasía sin preocuparse por la realidad. La sociedad capitalista es muy egoísta, podrás tener toda la formación e información, pero si no tienes corazón, no te vale de nada. El hecho de querer seguir nuestro propio camino sin tomar como ejemplo a Nueva York, es nuestra decisión y la tienen que respetar. Es una lucha muy difícil porque hay una desigualdad de fuerzas terrible.

Venezuela ha sido la protagonista de una campaña del miedo, que en nuestro país se ha traducido en dos bloques enfrentados: PP, PSOE y Ciudadanos, que respaldan a la oposición, y Unidos Podemos, que ha optado por no ‘mojarse’ públicamente. ¿Cómo analizas el papel de los principales partidos políticos españoles respecto a Venezuela?

Creo que a la izquierda española le ha pasado algo similar a lo que nos ocurría en Venezuela antes de la llegada de Hugo Chávez, cuando medíamos mucho el discurso porque no confiábamos en el pueblo, y si algo aprendí del comandante Chávez es precisamente eso, a confiar en el pueblo. Cuando le hablas al pueblo con la verdad, a pesar de las dificultades que pone el aparataje mediático, que siembra miedo, el pueblo es valiente. A veces, la gente quiere ir más allá y el político cree que no es así, pero cuando el político se atreve, encuentra que el pueblo está más a la vanguardia que la clase política, pero si el político se retrae, el pueblo también lo hace. Hay que confiar en el pueblo y realizar un trabajo duro para imponer la verdad y combatir el discurso mediático de los poderosos. Yo tengo más miedo a los medios de comunicación que a los ejércitos porque los primeros son capaces de lavar el cerebro a la gente. En cuanto a los políticos españoles de derechas he visto una hipocresía terrible, y más tratándose de personas que carecen de moral alguna. El 1% de la población está devastando el planeta y no va a quedar nada para nadie, y si algo aprendí de la revolución bolivariana es a sumar. Tenemos que caminar todos juntos, no podemos dividirnos entre comunistas, evangélicos, socialistas, tenemos que unirnos todos los que tenemos el interés común de conseguir una humanidad mejor. Creo que España ha estado perdiendo demasiados derechos sociales, y deberían dejar de preocuparse tanto por lo que le dicen de la gente de fuera porque, citando a Malcolm X, los medios de comunicación te harán amar a tu opresor y odiar a tu hermano, y aquí estamos sembrando odios entre hermanos, cuando en realidad, todos tenemos un objetivo común.

¿Qué lectura haces de los resultados de las elecciones generales del pasado 26 de junio?

Para empezar, creo que sin una reforma de la ley electoral es prácticamente imposible que gane la izquierda porque tendría que conseguir una imponente avalancha de votos. A mí, la ley electoral española me parece antidemocrática, y eso hace difícil cualquier victoria de un movimiento progresista aunque tenga apoyo popular. Además, lo que he visto en España, me trae malos recuerdos de nuestro antiguo sistema electoral, y me suena a fraude electoral. Estoy convencida de que hubo fraude electoral porque es muy sencillo manipular las elecciones en España, el problema es que no hay forma de probarlo porque se destruyen las pruebas. Cuando se destruye es porque se quiere ocultar algo, sino no se haría. Además, es muy difícil para el pueblo español romper estos esquemas dentro de este sistema. Aunque no me lo preguntes, quiero decir que creo que España necesita justicia, no puede ser que la justicia a las víctimas del franquismo la haga Argentina, mientras aquí estamos caminando sobre compatriotas enterrados en cunetas, eso es la cosa más triste y terrible que puede haber. Creo que hasta que no se haga justicia, no habrá paz porque las heridas no se pueden cerrar mientras la infección permanece. La justicia hacia los pueblos no puede ser olvidada, no prescribe, y espero que haya justicia no sólo para el pueblo español y el venezolano, sino para Palestina y el resto de pueblos del mundo.

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