Dando una sorpresa relativa, Convergencia (con su nuevo nombre) ha ofrecido al PSOE sus votos en el Congreso para que Pedro Sánchez intente de nuevo formar gobierno. Como se recordará, esta formación había votado NO al intento de Sánchez en la anterior ocasión. Mucha gente se pregunta sobre cuáles son las razones que mueven a Convergencia para dar este notable giro.
Claro, como siempre, hay razones internas y externas, algunas relacionadas estrechamente. Pero lo que ahora interesa es el efecto que tiene esta propuesta en el contexto de virtual bloqueo que mantiene la situación política en España. Y lamentablemente la conclusión que se obtiene es que se trata de una propuesta fundamentalmente negativa, de torpedeo, de arrojar gasolina al fuego. Tóxica en fin. Tanto para el país como para el propio PSOE.
Es una propuesta tóxica para el país porque trata de destruir la vía más plausible de desbloqueo: un gobierno minoritario del PP y un PSOE en la oposición. Cuando todas las fuerzas políticas se debaten en torno a esta vía, Convergencia propone descarrilarla por completo. Busca salirse por la tangente para evitar que nadie vuelva sus ojos hacia ese partido; lanza una cortina de humo para que ninguno de sus electores pueda llegar a pedirle que contribuya a una solución responsable.
Pero es al PSOE a quien le hace un verdadero regalo envenenado. Busca azuzar la concupiscencia de Sánchez y su guardia pretoriana por obtener el gobierno, más allá de cualquier otra consideración. Podría parecer que la propuesta trata de poner al PSOE contra la pared: nosotros (Convergencia) facilitamos que lleguéis al gobierno y vosotros (PSOE) os avenís a negociar el referéndum en Cataluña. Pero bien saben Mas y los suyos que eso es pedirle al PSOE que se inmole en el resto de España. Es decir, que se trata de una propuesta inviable, aunque pueda tener el efecto inmediato de aumentar las tensiones entre Ferraz y el PSC. En pocas palabras: echémosle tierra al mecanismo del sistema de partidos y veremos que queda cuando reviente.
Hace tiempo que percibo en Convergencia la tendencia a hacer verdad los mitos más negativos que existen sobre la idiosincrasia catalana: cinismo, fenicismo político, soberbia desatada, individualismo extremo, poca confiabilidad, etc. Es cierto que todos, todos, los pueblos tienen virtudes y defectos, pero Convergencia parece empeñada en mostrarnos permanentemente la cara más oscura de la luna catalanista. Espero que eso no provoque una reacción contraria en el resto de España, porque tal cosa sería hacerle el juego al independentismo.
Sin embargo, este tipo de propuestas tóxicas deberían ser castigadas por la opinión pública en sociedades más o menos sanas. Y, desde luego, contribuiría a ello una respuesta clara de rechazo por parte del propio PSOE, para que no quedara ninguna duda al respecto. La regeneración política pasa también por negarse a este tipo de juegos irresponsables y teatrales, cargados de dulce veneno.
Si (
No(
