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‘Perra vida’: la aventura de vivir… peligrosamente
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‘Perra vida’: la aventura de vivir… peligrosamente

domingo 24 de julio de 2016, 17:46h

‘Perra Vida’ es una versión más que libre de José Padilla, partiendo de ‘El Casamiento Engañoso’ de Miguel de Cervantes para acabar trayendo esa historia a nuestros días. Todo transcurre en un viejo restaurante de carretera perdido en mitad de un páramo como el castellano. Páramo como en el que, sin ir más lejos, está enclavado el espacio de La Veleta, en Almagro, por cuyo festival Off acaba de pasar ‘Perra vida’, para recalar ahora durante un par de días en la sala Nave 73 de Madrid.

Si en la novela ejemplar de Cervantes, son dos soldados de los tercios quienes se encuentran en Valladolid, y allí comparten sus desventuras, aquí son dos exlegionarios, Peralta y Campuzano, quienes se encuentran en un bar de carretera por el que casi nunca pasa nadie. Peralta, un comercial que viaja constantemente de un lugar a otro y que anda metido en refriegas poco claras, conoce como la palma de su mano baretos y restaurantes de carreteras principales y secundarias. En uno de ellos, perdido en medio de la nada, se encuentra con Campuzano, antiguo compañero de la Legión española, cuya suerte ha cambiado, y lo ha convertido en un ‘sin techo’, que duerme a las puertas de ese bar intentando buscar la ayuda generosa de sus clientes. Un joven, Lorenzo, es el dueño del bar. Su mundo se va a volver del revés desde que contrata a Estefanía, una camarera tan guapa como exigente, de la que Lorenzo se enamora perdidamente nada más verla… Estefanía, inicialmente, no le corresponde pero después acaba accediendo a las pretensiones de su jefe… Al menos, eso es lo que parece a primera vista…

Los hechos que se narran, pues, tienen lugar en tierra de nadie, donde la ley y el orden brillan por su ausencia. En un lugar en donde, como en el viejo Oeste americano, no se atreven a crecer más que los cactus, y en donde gana el más vivo, el que esconde mejor sus cartas en el juego, el que más y mejor miente, el más descarado y desaprensivo. Y, si para ello hay que traicionar, se traiciona. Las consecuencias son lo de menos. Al fin y al cabo, no es el que engaña, sino el engañado quien las va a sufrir en mayor medida.


Solo ante el peligro

La propuesta de José Padilla, un moderno western, que también dirige el montaje, es muy arriesgada tanto desde el punto de vista de su escritura (“reescritura”, sería más apropiado decir), como en el de su puesta en escena, que en muchas ocasiones enhebra escenas sin solución de continuidad, simplemente dando una vuelta vertiginosa en el ritmo de los mismos actores que, de pronto, pasan de una situación a otra sin cambio alguno de luz, ni de espacio, con un simple giro corporal y gestual, y un súbito cambio de ritmo. Y, además, ha elegido que sea una mujer Nerea Moreno, quien encarne a Peralta. Pero sin riesgo no hay arte, y Padilla acierta de pleno en lo uno y en lo otro y el resultado final es un montaje potentísimo, que no deja respirar al espectador y que lo introduce en una historia cuyo arco dramático persiste de principio a fin en una tensión límite.

Nerea Moreno ya fue SavvaLukich, un censor implacable, por decisión de José Padilla en ‘La isla púrpura’. Aquí vuelve a bordar su papel como Peralta, construyendo el personaje deun legionario “de libro” (“con lo que hay que tener”, como se encarga de repetir Peralta en varias ocasiones). Y, además, dobla personaje en otro hombre, un viejo Tasador, que, tocado de un sombrero y de espaldas al público, ayuda al joven Lorenzo a descubrir la verdad de su situación.

Diego Toucedo es un Campuzano tan perdido como loco y, al mismo tiempo, encarna a un Vicente -primo de Estefanía- que sorprende también por su soltura hablando en rumano. Y, junto a ellos, dos jóvenes actores que también encajan estupendamente en sus papeles respectivos: Samuel Viyuela es Lorenzo, el Campuzano joven y enamoradizo que sucumbe a los encantos de Estefanía -en realidad, Maricarmen-, interpretada por una Elisabet Altube plena de encantos y de recursos actorales.

La escenografía que ha diseñado Eduardo Moreno, es tan austera y seca como el paisaje humano a quien alberga: un suelo, con cuadrados perfectos, delimitados con un polvo blanco que puede ser arena y que, a medida que transcurre la obra, los propios actores van desdibujando. Una metáfora tan sencilla como contundente del delgado límite que media entre su cordura y su locura. Y todo ello en medio de inquietantes sonidos de perros ladrando desesperadamente, el viento enloquecedor del páramo y los ecos del pasado que resuenan con una versión distorsionada del himno de la legión (“Soy el novio de la muerte, que hirió con zarpa de fiera…”). El diseño sonoro y las duras composiciones musicales del montaje son de Alberto Granados.

‘Perra vida’ encierra, sí, una vida de perros, pero de perros callejeros y rurales, no de perritos falderos, ni de acomodadas mascotas domésticas dotadas casi de alma, que pueblan nuestras ciudades…

‘Perra vida’

Dirección y Dramaturgia: José Padilla (Versión libre de ‘El casamiento engañoso’ de Miguel de Cervantes)

Ayudante de Dirección: Marta Matute

Reparto: Nerea Moreno, Elisabet Altube, Diego Toucedo y Samuel Viyuela

Diseño de Luces: Pau Fullana

Diseño de Vestuario: Sandra Espinosa

Producción: Ángel Verde Producciones

Nave 73, Madrid

Viernes 22 y sábado 23 de julio

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