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Podemos sigue vivo

Podemos sigue vivo

sábado 06 de agosto de 2016, 10:52h

La crisis que vive Podemos se refleja no sólo en la marginación a la que los partidos del régimen le han sometido después de los 100 días en la que la escalera que asaltaba los cielos se resbaló el pasado 26 J, sino también en su propio proceso de reflexión interna. Los resultados del 26, sin embargo, no permitían a ningún partido gobernar en solitario, al no obtener ninguno mayoría absoluta en el Parlamento. Visto así, la posibilidad de un gobierno como alternativa de izquierda con apoyo de los nacionalistas, desde la recomendación que hizo el Rey al líder del partido más votado. Una observación rigurosa en relación a la pérdida de protagonismo de opción política indignada: nos dice que se están desarrollando unas líneas de trabajo que consisten en paralelamente disputarle al PSOE, (a pesar de raperos como Felipe Gonzales, Bono, ZP, Rubalca) el espacio de la izquierda y al mismo tiempo tratar de canalizar de la mejor forma posible a los indignados que reclaman la vuelta de Monedero: el discurso de la casta que tanto éxito dio en la europeas.

Sin embargo, y a pesar de no haber superado los 71 escaños, Podemos es el único que mantiene viva la colonia olor a la utopía, es decir la esperanza del cambio. De modo que gente del común (incluido los LGTB, muy pocos inmigrantes) pueda verse inserta en los proceso de legitimidad institucionales y viéndose representada en las mismas. Se entiende pues que la crisis del bipartidismo Y POR TANTO DE REGIMEN ha dado a Podemos la oportunidad de existir tácticamente frente al divorcio sociata entre el poder y las calles. Y podemos lo canalizo muy bien atreves de las mareas. Eso ha tenido un proceso de desgates ya que eso que era espontaneo ayer necesita un estrategia de simplificación para no perder la representación y el deseo de participación de los jóvenes y mujeres blancas, mediante la reactivación de los círculos y asambleas que en su momento generaron una identidad y sentido de pertenencia que algunos añoran.

A día de hoy ese activismo identitario que buscó en el 15-M su Malcolm X de toda esa gente que antes hacían como Franco: no entraban en política. Si acaso un poco de forma privada y nada de forma pública. Sin embargo, tras sufrir la crisis, se repolitizaron e impugnaron el regimen y se decidieron a salir del armario apoyando al partido de Pablo Iglesias. 700 días después la agenda de las instituciones lo ha ido desgastando ya que la propia lógica del poder INSTITUCIONAL anula la inercia de los propios movimientos sociales que crearon esa expresión electoral (ver Venezuela). Pero, a pesar de todo Podemos es más que una mera expresión electoral y por eso ha fracasado la estrategia de abandonar las plazas y calles para exiliarse en los platos de TV y lo que es peor: creerse las encuestas que les daban el sorpazo que las tertulias televisivas cocinan para su propia virtualidad.

Las negativas del PSOE y Ciudadanos a apoyar a Podemos en esta vía alternativa, que ya pusieron sobre la mesa de Pedro Sánchez la pasada semana, para formar “un Gobierno de corte progresista”. Precisamente esa permanente virtualidad ha empezado por percibirse –acertada o equivocadamente- como una traición a las expectativas del pueblo quien como condición humana, ha visto en esa estrategia de Errejon, corregida mediante una coalición electoral unidos podemos: el foco de la crisis. La realidad es que en función de la propia naturaleza humana y sus prioridades el interés participativo se ha desplazado a las instituciones. Cuando analizamos las prioridades vemos que frente a las neoformas pijas existe la necesidad –en el marco de la participación política- de que se expresan como realidades que no están dentro de las prioridades de la gente.

Otro aspecto importante ha sido la estrategia de los antes: partidos de la casta y ahora partidos constitucionales de aislar mediante una especia de Pacto de Tinell contra Podemos. En parte es el factor de despolitización militante para asumir discursos y besos en la boca picos, así como la cadena de errores política infantiles como la decisión de Rita Bosaho de no acudir al Black Women Day parecía más cercano a Rita Barbera; han ampliado el error).

Todo ello unido a una sobre exposición mediática en programas de televisión un poco housse (Ana Rosa, hormiguero etc..) excepto Uhuru Afrika, pero que ha permitido crear un relato.

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