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Encuestas y responsabilidad política

miércoles 10 de agosto de 2016, 09:04h

La publicación de la encuesta del CIS un mes después de haberse realizado ha permitido a algunos dirigentes del PSOE tratar de confundir a la opinión pública. Según su discurso, el crecimiento de medio punto a favor del PSOE confirmaría la aceptación de su actual empecinamiento en el NO a la formación de un Gobierno del PP. De verdad que uno siente vergüenza ajena con gente de esta horma; porque resulta imposible estar seguro de si realmente lo piensan en serio o si saben que mienten descaradamente. Estúpidos o deshonestos, he ahí la disyuntiva.

Todo el mundo sabe que la encuesta fue hecha cuando las negociaciones para la investidura apenas comenzaban y la actitud negativa del PSOE no era tan manifiesta. Porque si de encuestas se trata, ya es conocido que una mayoría de electores es favorable a la abstención del PSOE al respecto. En otras palabras, no sería nada extraño que el inmovilismo del PSOE estas últimas semanas fuera castigado entre los electores. Claro, eso no oculta el hecho de que la militancia socialista continúe claramente dividida sobre el NO a la investidura. Y que sobre esta división se mantiene el inmovilismo de Pedro Sánchez.

Pero además no hace falta ser un experto en los procedimientos técnicos de los sondeos, para saber que medio punto -y en general las débiles oscilaciones que muestra el CIS- están dentro del margen de error de la mencionada encuesta. No hay más remedio que estar de acuerdo con Podemos en este asunto (si bien su pérdida de punto y medio ya comienza a ser más estimable).

Insisto, no creo que los dirigentes del PSOE sean tan indocumentados como para no saber estas cosas. Sin embargo, que se hayan lanzado por esta pista declaratoria, lo único que hace es darle más valor a la decisión última de Albert Rivera de ir a una negociación con el PP que prefigura una posible superación del bloqueo. Ciudadanos ha colocado seis condiciones y media para apoyar la investidura de Rajoy, cuya principal virtud consiste en que ya había planteado condiciones semejantes para la formación de gobiernos autonómicos del PP (Madrid) y del PSOE (Andalucía). Es decir, que son condiciones negociables.

Felipe González ha saludado la actitud de Rivera de manera rotunda. “La decisión de Rivera es el primer acto de responsabilidad política desde la elecciones”, ha dicho. Y es difícil no estar de acuerdo con esa radical opinión. Porque Rivera se juega la suerte de su partido en esa decisión, pero lo hace completamente seguro de que con ella mejora la suerte del país. Y eso es una muestra impecable de responsabilidad política. Exactamente lo contrario de lo que hace Pedro Sánchez y los dirigentes del PSOE –incluido su Comité Federal- que privilegia la suerte partidaria -y personal- por encima de cómo le vaya al país.

Es necesario subrayar el coraje de Ciudadanos, porque de hecho no tiene asegurada la comprensión de la opinión pública española. Debo insistir en que nuestra cultura política sigue siendo sectaria y de banderías, por lo que no sería nada extraño que siguiera inclinándose por posiciones numantinas. Es decir, puede que el premio a la responsabilidad política no sea algo que salga del gran público sino de una reducida minoría que tiene sentido de Estado (como es el caso de Felipe González). Pero ello apuntaría a una paradoja: Ciudadanos parece una formación política europea en un país políticamente atrasado.

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