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Rajoy insiste: “España necesita un Gobierno y no hay alternativa razonable”… salvo la suya

> El líder del PP defiende sin entusiasmo "su" programa de Gobierno, pasa por encima del acuerdo con C's y no ofrece nada al PSOE

martes 30 de agosto de 2016, 16:33h

Fríamente, con el tono aséptico de un registrador de la propiedad, Mariano Rajoy ha dejado claro desde la primera línea de su discurso de investidura que ha aceptado el encargo del Rey porque no le quedaba más remedio: “España necesita un Gobierno y no hay alternativa razonable”. Excepto la suya, por supuesto. La única capaz, según él, de evitar un frenazo en la economía española. El líder del PP no olvidó recordar que es el partido “mayoritario” y que “nunca” ha habido tanta distancia -52 escaños- entre la primera y la segunda fuerza política -el PSOE- a la que no hizo ninguna oferta. Ni siquiera lo citó salvo de pasada.

Rajoy insiste: “España necesita un Gobierno y no hay alternativa razonable”… salvo la suya
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Mariano Rajoy ha afirmado que “los españoles, en rigor, han valorado positivamente” sus cuatro años de reformas, que han visto que “la España que nos dejaron en 2011 es muy distinta de la de hoy”. “Estoy aquí porque así lo han querido los españoles”.

“La opción que traigo a esta Cámara es la única posible”. Rajoy ha defendido con poco entusiasmo su acuerdo con Albert Rivera, como si fuera la opción menos mala, “obligado” a ello porque, insistió, “no existe alternativa viable” y hay que evitar a toda costa la “anomalía democrática” de unas terceras elecciones.

Rajoy prefirió atacar a esa “alternativa” que no personalizó y que “ni será estable, ni fuerte ni generará confianza”.

Mariano Rajoy ha afirmado que “los españoles, en rigor, han valorado positivamente” sus cuatro años de reformas, que han visto que “la España que nos dejaron en 2011 es muy distinta de la de hoy”. “Estoy aquí porque así lo han querido los españoles”.

“La opción que traigo a esta Cámara es la única posible”. Rajoy ha defendido con poco entusiasmo su acuerdo con Albert Rivera, como si fuera la opción menos mala, “obligado” a ello porque, insistió, “no existe alternativa viable” y hay que evitar a toda costa la “anomalía democrática” de unas terceras elecciones.

Rajoy prefirió atacar a esa “alternativa” que no personalizó y que “ni será estable, ni fuerte ni generará confianza”. Incluso les ha vaticinado un año de vida si consiguen llegar a La Moncloa.

Hasta aquí la parte más ‘política’ del discurso del candidato, que pasó a desgranar “su” programa, no el acuerdo con Ciudadanos, con una retahíla de promesas y medidas bien conocidas que apenas arrancaron algún aplauso en la bancada popular mientras el resto bostazaba o ‘wasapeaba’.

Como novedades se puede citar la oferta de “pactos” entre todos los partidos contra la violencia de género, contra la corrupción, contra los ‘lobbys’, para “negociar” la “igualdad en la prestación de los servicios públicos” -aplausos- o garantizar el futuro del maltrecho sistema de pensiones. “Los asuntos de Estado superan los acuerdos de investidura y precisan de grandes acuerdos de Estado” -más aplausos-.

Memorable el capítulo dedicado al “compromiso” de España con la Unión Europea, en el que incluyó hasta una referencia a un acuerdo pesquero que lleva su propia rúbrica, y la lucha contra el terrorismo. Importante, sin duda, pero tan “prescindible” como su reunión del lunes con Pedro Sánchez.

En cuanto a sus aliados de investidura que le han permitido sumar 170 escaños, apenas hubo una referencia de agradecimiento. El acuerdo con Ciudadanos pasó, realmente, prácticamente desapercibido. Ana Oramas y su único voto tuvo casi más espacio en la hora larga de discurso.

Pacto por la "unidad"

Para el tramo final, Cataluña y el desafío soberanista. Y otro pacto, “un gran pacto por la unidad de España”, lo que tampoco es estrictamente una sorpresa, para defender una posición “en la que no cabe la ambigüedad: el pueblo español es el único soberano”.

Una soberanía “completa” desde “el día de San José de 1812”, cuando los españoles “dejaron de ser súbditos y se convirtieron en ciudadanos”.

Rajoy revivió en estado puro para denunciar el intento de “liquidación” del derecho de los españoles “de decidir su propia nación”. “Estamos hablando de la unidad, no de cualquier cosa”, clamó un orador que ‘se vino arriba” con su tema favorito.

“La unidad es la casa que habitamos, la que nos abre paso en el mundo…” Rajoy tiró de épica con apelaciones constantes a los catalanes, aunque más para recordarles lo mucho que se les ha ayudado para no quebrar. “Nos hemos centrado en atender las necesidades reales de los catalanes y de todos los demás”. Una afirmación recibida con un breve silbido.

“Debo suponer que todos deseamos que España evite unas nuevas elecciones… o ¿es que hay alguien aquí que lo quiera?” La respuesta fue un murmullo del Hemiciclo.

“Para que haya oposición tiene que haber un Gobierno”. Con esta obviedad, afirmó que España está en una de las “encrucijadas” más graves de los últimos 40 años y apeló “a los partidos que defienden los valores que forman la urdimbre de la sociedad española sobre la que se teje nuestra convivencia”.

“Ya llegará la hora de las diferencias”. Ahora toca “actuar en consecuencia” y, sobre todo, “articular el gobierno que las circunstancias reclaman”. Es decir, un gobierno presidido por él.

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