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Pilar Cebrián: "Hablar de curar la homosexualidad es una aberración porque no es ninguna enfermedad"

miércoles 07 de septiembre de 2016, 12:06h
Pilar Cebrián: 'Hablar de curar la homosexualidad es una aberración porque no es ninguna enfermedad'
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Pilar Cebrián es una enamorada del amor, y ha hecho de su pasión su profesión. Lleva más de una década dedicada al coaching y asesoramiento psicológico de parejas y adultos. Tras haber llevado sus conocimientos a la televisión con el programa ‘Mejor llama a Pilar’, ahora los ha plasmado en ‘Te quiero, luego insisto’, un libro que ella define como “un manual para tener en la mesilla de noche”, y que recoge consejos y ejercicios prácticos para superar las crisis de pareja. Además de dirigir su consulta, ubicada en su Zaragoza natal, Pilar también ha abierto una agencia matrimonial y prepara su nuevo desafío en televisión: ‘La báscula’, un programa de Aragón Televisión, en formato ‘coach’, en el que tratará a personas con trastornos de alimentación.

- ¿Se puede decir que el libro es un manual de autoayuda para enamorados que en algún momento pierden un poco el rumbo?

Claro. Yo creo que existe un falso concepto respecto a las relaciones, y es que la relación perfecta es aquella en la que no hay conflictos, y precisamente, los conflictos son el motor del cambio, son una oportunidad para ‘reciclar’ de alguna manera la relación. El tener que recurrir a este libro no quiere decir que tengamos una crisis de pareja brutal, ya que puede tratarse de un pequeño problema que el libro te ayuda a solucionar. Leer y aplicar el libro hará que esa brecha no se agrande. Creo que es un manual muy sencillo que todas las parejas deberían tener a mano. Hay que dejar claro que no es malo tener problemas, al revés, eso significa que hay movimiento.

- ¿Por qué nos cuesta tanto reconocer que existe un problema en nuestra pareja, y más aún pedir ayuda para solucionarlo?

Es porque somos muy autoexigentes, y en la sociedad en la que vivimos parece que tengamos que estar a todo y hacerlo todo bien. Entonces, en un momento dado, reconocer que tienes que acudir a un psicólogo, parece que estás dando una sensación de fragilidad, y no, es justo al revés, quiere decir que eres una persona valiente. Creo que quien acude a una consulta es alguien valiente que quiere mejorar su vida, y para eso no hace falta estar muy roto.

- Basas tu terapia en la idea de que las segundas oportunidades existen, pero a menudo se dice eso de que segundas partes nunca fueron buenas.

Segundas partes nunca fueron buenas, si son iguales que la primera. Si en una segunda parte introduzco un psicólogo, cambios, reflexiones personales que me produzcan intención de cambio, entonces esas segundas partes son geniales. Creo que todos merecemos oportunidades. Obviamente, una segunda oportunidad sin establecer ningún cambio que ayude a que la relación funcione, pues será una catástrofe, igual que la primera.

- ¿Sólo crees en las segundas oportunidades o se puede intentarlo más veces?

Se pueden dar todas las oportunidades del mundo, creo que mientras haya amor, y eso se puede ver a través de uno de sus elementos esenciales, como es la generosidad hacia tu pareja. Cuando empatizas con una persona, cuando su dolor te ‘mueve’ de alguna de manera, existe todavía algo por lo que luchar y una mecha que puede volver a encenderse. Cuando vienen pacientes a consulta, al principio te cuentan cómo se sienten y ven la relación destruida, pero les das cuatro pautas y les enseñas, y se enganchan tan fácil a las soluciones, si hay amor, que renuevan sus relaciones de una forma maravillosa.

- El libro menciona ‘4 monstruos’ a los que se enfrenta una pareja que comienza su andadura. ¿Cuáles son los principales obstáculos al comienzo de una relación?

Creo que el primer ‘monstruo’ es uno mismo. Creo que hay que comenzar con un análisis personal sobre si queremos realmente una relación y qué va a implicar esa relación. A día de hoy, tenemos todo a golpe de ‘clic’, y eso nos está haciendo perder la paciencia. Esa impaciencia la trasladamos también a las relaciones, y queremos que, por un lado, la otra persona sea ‘a nuestra imagen y semejanza’, y por otro, que nos dé todo lo que buscamos. Entonces, creo que otro ‘monstruo’ sería esa impaciencia, y la incapacidad de darnos cuenta de que la persona que tenemos es distinta. Lejos de hacer de esas diferencias, algo que alimente la relación, intentamos constantemente cambiar a la otra persona, y eso es un error garrafal. Otro ‘monstruo’ son las redes sociales, cuando no se usan de una forma coherente. Muchas veces, las redes sociales nos ayudan a distraernos de la problemática que tenemos en casa, y eso no mejora la relación de pareja, sino que la contamina más porque empiezas a vivir ‘fuera’ y dejas olvidado lo de ‘dentro’. El cuarto ‘monstruo’, que es un elemento común que aúna todos los demás ‘monstruos’, es la comunicación. Una comunicación errónea puede destruir una pareja, mientras que una comunicación sana salvará cualquier problema. Cuando digo cualquier problema, es cualquiera. Por ejemplo, si te fijas en otra persona y lo hablas con tu pareja y le explicas lo que está pasando, le das la oportunidad de que cure esa brecha que se está abriendo. Una comunicación correcta es el ‘salvavidas’ de cualquier relación.

Uno de los elementos que más distorsiona la comunicación es esa necesidad o esa falsa creencia de que nos tienen que leer la mente. Una pareja se conoce pero, ni yo tengo que saber que me quieres, y aunque lo sepa, quiero que me lo digas, ni tú tienes que saber que tengo un mal día y necesito ‘mimos’. No puedes exigirle nada a nadie si no le has dicho primero que es lo que quieres. Éste es un problema muy común en las parejas. La comunicación tiene que ser clara, transparente. No hace falta complicarse demasiado y no hay que tener miedo a que se genere un conflicto. Precisamente, los conflictos vienen porque comunicamos demandas y frustraciones, y hay que hablarlo para que la otra persona sepa y entienda lo que está pasando. Cuando generamos una comunicación errónea es por ‘monstruos’ o ‘fantasmas’, e ideas irracionales preconcebidas como que si alguien te quiere, tiene que saber lo que buscas, o si pido lo que quiero, mi orgullo se ve mermado. Hay que desterrar esas ideas irracionales y dejarse de complicaciones.

- Hay quienes justifican que el aumento de divorcios y rupturas se debe a que ahora la gente no aguanta nada. ¿Hay que aguantar en el amor?

Sí. Yo siempre digo que una relación de pareja es el espacio en el que se juntan dos círculos, y en ese espacio es donde hay que aguantar y hay que exigir, en todo lo demás no, pero al amor hacia una pareja o el amor hacia un familiar, implica generosidad, y eso quiere decir que tienes que aguantar, aceptar ciertos cambios y adaptarte a la otra persona. Quedarse sentado esperando a que la otra persona se adapte a ti es un acto egoísta, y el egoísmo ‘pega’ tan poco con el amor que es incompatible. Hay que aguantar lo justo y necesario, pero hay que aguantar y adaptarse. Una pareja son dos personas que coinciden en tiempo y espacio, y cada uno con una ‘mochila’ cargada de emociones, sentimientos, miedos, frustraciones, ilusiones; entonces, lejos de querer que la otra persona entienda nuestra ‘mochila’, creo que ambos debemos vaciarlas en el centro, coger lo que nos funcionará mejor en una relación, y funcionar con eso. No tenemos que exigir lo que no existe ni querer que la otra persona sea como nosotros, ¿no es mucho más divertido que la otra persona sea diferente? Una persona diferente te aportará cosas, mientras que con alguien igual terminarías aburriéndote porque sería como tener un espejo delante. No sólo hay que aguantar como pareja sino que hay que hacer equipo para afrontar los desafíos de la vida.

- ¿Cómo podemos identificar una relación tóxica o saber que nuestra relación debe terminar?

No somos capaces de verlo porque resulta muy sencillo mantenernos en nuestra ‘zona de confort’. Siempre pensamos que más vale malo conocido, pero ese malo conocido puede hipotecarte la vida. Creo que el amor es algo muy alucinante, como para quedarte en ‘stand by’ o anestesiado en la vida. Una de las señalas inequívocas para saber que una relación no funciona es el momento en el que empieza a haber faltas de respeto, cuando dejas de compartir colchón para compartir trinchera, y entonces estás en una bronca constante, todo lo que hace la otra persona te genera manías, y el orgullo empieza a ser el protagonista de la relación, en lugar de serlo el amor. El desamor implica orgullo y falta de empatía, por lo que desde el momento en que eso pasa, hay que plantearse las cosas seriamente. No obstante, siempre es bueno introducir un psicólogo o una terapia de pareja porque eso te dará la sensación de que quemaste el último cartucho.

- Si hablamos de tu experiencia en televisión, ¿qué ha supuesto para ti el programa ‘Mejor llama a Pilar’?

Siempre me ha gustado mucho la comunicación, y además la psicología para mí no son sólo 7 años de estudios (5 de carrera y 2 de máster), sino que al final ha sido una filosofía de vida; por lo que poder transmitirlo y poder ayudar a los demás es algo increíble. A día de hoy, muchos hospitales no cubren la psicología al nivel que deberían, y es verdad que es un servicio que no todo el mundo se puede permitir, entonces, poder llevarlo a la calle mediante una televisión, y entrar en la casa de la gente con esa terapia, para mí ha sido una gran oportunidad. El poder llegar a tanta gente y transmitirles la ilusión de que pueden cambiar las cosas, ya que la gente no es consciente de que existen recursos para modificar la relación en la que se encuentran si no son felices. Por un lado, he podido llevar mi pasión a la calle, y por otro, me lo he pasado genial. La experiencia ha sido muy enriquecedora; eran 6 días de grabación con cada pareja, me he vinculado a cada paciente de una forma que quizás entre las cuatro paredes de tu despacho no puedes.

- Hay quienes cuestionan la veracidad de estos programas como ‘Mejor llama a Pilar’, ‘Hermano Mayor’ o ‘Supernanny’, al considerar que se lleva la realidad a un espectáculo en el que todo está preparado.

Yo soy muy seguidora de estos programas porque es verdad que mi vida laboral es tan seria, que necesito un poco de liberación cuando veo la televisión. No puedo hablar por los demás programas, pero el mío, por el que han pasado 6 parejas, a día de hoy, esas parejas están bien y continúan unidas, y sigo manteniendo el contacto con ellos. Yo soy una persona muy auténtica, por lo que si me hubieran hecho fingir algo o me hubieran puesto delante un guión, no hubiera tenido el éxito y la naturalidad que he tenido. Te puedo decir que mi programa ha sido 100% real, y de hecho se han cortado escenas en las que yo me emociono y lloro porque son situaciones muy intensas. Eso lo han cortado porque quizás querían mostrarme como una mujer más dura de lo que en el fondo soy. Ahora estoy en otro proyecto, ‘La báscula’, en Aragón Televisión, que es un programa sobre trastornos de alimentación, en el que me dejan ser más yo misma, más cañera, más cariñosa, vestir a mi manera, es diferente. La televisión te da la oportunidad de potenciar tu profesión y llevarla a la calle, y eso es genial.


- Hace unas semanas, Arcópoli, asociación LGTB+H de la Comunidad de Madrid y las Universidades Complutense y Politécnica, denunció a la web ‘www.elenalorenzo.com’, por anunciar una terapia que supuestamente cura la homosexualidad. ¿Qué opinión te merecen este tipo de profesionales?

A día de hoy, existen tantos tipos de terapia que se están desdibujando los límites, y eso es algo muy peligroso para la profesión y para el paciente. Cuando un paciente se pone en manos de un psicólogo, está muy dolido y muy roto, y confía ciegamente en el psicólogo, por lo que debería controlarse más quién ejerce y de qué manera se ejerce. Es necesario que cuando una persona acude a un psicólogo, lo primero es que su título esté a la vista. Un psicólogo no es un coach, un psicólogo puede entrenar pero de una forma a largo plazo. Un coach está muy bien para trabajar determinadas cosas concretas y dar herramientas más conductuales, pero el psicólogo es para un trabajo más interior. Por ejemplo, un coach puede enseñarte a tocar a un perro porque tienes fobia a los perros, pero un psicólogo te ayuda a no tener en la cabeza la idea de que los perros son peligrosos, que es un trabajo más a largo plazo. Dicho esto, hablar de curar la homosexualidad es una aberración porque la homosexualidad no es ninguna enfermedad, es una orientación sexual. Hay que tener los ojos bien abiertos para saber en manos de quién te pones, cada paciente tiene que tener claro que una cosa es la psicología y otra son las pseudoterapias que han ido surgiendo alrededor.

- Después de dos elecciones generales y en medio de una deriva que parece llevarnos a las terceras, ¿crees que Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias deberían hacer terapia?

Creo que necesitarían ir a terapia porque hay demasiado ego. En mi opinión, están perdiendo la visión real de que es el pueblo el que necesita un gobierno, y se están aferrando al ego y al puesto que quieren conseguir a costa de todo, y se está dejando de lado el verdadero motivo que debería mover a un político. No me posiciono en la izquierda o la derecha porque no se trata de izquierdas y derechas, ya que la prioridad tiene que ser el pueblo, y llevar tantos meses sin gobierno es como para que alguien dé un golpe sobre la mesa y diga que vale ya de egos, que esto no es un patio de colegio. Creo que todos los políticos deberían hacer una retrospección hasta llegar a los motivos que les llevaron a querer dedicarse a la política, porque ahí es donde la profesión es más pura, ya que todos los profesionales podemos intoxicarnos un poco a lo largo de nuestra carrera, y poder volver al momento en que todo empezó, te hace darte cuenta de lo que has hecho y cómo. Creo a veces hay que tirar más de ideales que de ideas superficiales, y ese punto ilusorio que todos tenemos, de vez en cuando hay que darle un poco más de protagonismo y ser menos serio.

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