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El sufrimiento de las familias de las personas desaparecidas: la angustia de la incertidumbre

El sufrimiento de las familias de las personas desaparecidas: la angustia de la incertidumbre

viernes 09 de septiembre de 2016, 10:04h

96 denuncias de personas desaparecidas, en lo que va de año, son las que se han presentado ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. De ellas, 37 son menores de edad.

Si bien es cierto que la mayoría de los desaparecidos, aparecen en las primeras horas o días, otro elevado número de ellos, quedan desaparecidos sin rastro y sin explicación alguna ante los familiares, que comienzan entonces a vivir un infierno negro más oscuro que el de la propia muerte.

Este sinvivir, en el que se sumergen los familiares de las personas desaparecidas, tiene mucho que ver con la imposibilidad de vivir el proceso de duelo y con la incertidumbre que les genera no saber dónde se encuentran sus familiares o incluso sus cuerpos, y provoca en ellos un fuerte bloqueo emocional, es decir, ante la muerte, saben cómo actuar, hay un lugar físico dónde pueden acudir, unos ritos, etc. pero ante el paradero desconocido de un familiar, que no ha dejado rastro, que no aparece por ninguna parte, aun movilizando a todos los recursos existentes , solo queda un enorme vacío.

Ante una situación como esta, en la que un ser querido desaparece, los familiares no saben qué hacer ni cuál es el siguiente paso que han de seguir y esta angustia constante da lugar a que los familiares generen estrés y ansiedad, que en la mayoría de los casos se cronifica puesto que viven en una constante interrogante.

Las familias siguen teniendo la esperanza de que la persona desaparecida sea encontrada, y se agarran a la opción de que el familiar está vivo, hasta que aparezca evidencia alguna de que el mismo ha fallecido. No pasan página y no se permiten la idea de vivir sin ellos. Si bien esto es cierto, no hay que ignorar que a medida que va pasando el tiempo, la desesperación lleva a que, en determinados momentos, la opción de encontrarles vivos o muertos pase a un segundo plano, y que lo primordial es tenerles con ellos para así facilitarle un lugar físico donde descansen en paz y puedan velarle siempre que quieran.

En los casos en los que desaparece una persona, es fundamental contar con los recursos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, pero hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones, la colaboración ciudadana puede servir de mucha ayuda, sobre todo en las 48 primeras horas. En la era de la tecnología en la que estamos, es importante lanzar alertas oficiales en las redes sociales informando de la desaparición de dicha persona, de cómo iba vestida y de dónde se la vio por última vez. También, es de gran ayuda editar y repartir carteles con la fotografía y los datos personales, poniendo como teléfono de contacto el número de la policía. Es importante, crear un grupo de apoyo alrededor de la familia, donde podamos servir de ayuda en el momento que lo requieran pero sin ser agobiantes y sin buscar el morbo de la información que van obteniendo.

Es absolutamente necesario respetar el dolor, la angustia y la incertidumbre que está viviendo la familia en estos primeros momentos.


Análisis elaborado por Paloma López & Rocío Gavilán, del gabinete 'Psicología Velázquez'
Calle Velázquez 53, Madrid - 650541532
www.psicologiavelazquez.com


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