‘Yogur/Piano’, un poema teatral revelador, casi místico

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domingo 11 de septiembre de 2016, 17:31h

Actores, directores y autores del teatro de siempre, el tradicional, el de “planteamiento, nudo y desenlace”, suelen enfadarse cuando el crítico practica eso que ahora se llama ‘spoiler’, y que viene a ser lo de descubrir la trama de toda la vida. En ‘Yogur/Piano’ es imposible ser un ‘spoiler’. Puede contarse -y, brevemente, vamos a hacerlo a continuación- qué sucede en escena, con qué planteamiento dramático, pero es muy difícil, a partir de ahí, colegir el resultado final en cada uno de los espectadores que, función tras función, llenan el Espacio Labruc, que es donde ‘Yogur/Piano’ se viene representando desde hace unos meses.

El texto y la dirección de ‘Yogur/Piano’ son de Gon Ramos, un joven actor que en marzo de 2015 vimos metido en la piel de otro joven, pero suicida, dispuesto a transmitir su final a través de la red en ‘El problema de la vida', del argentino Fernando G. Rodil. La sorpresa de reencontrarlo ahora, no solo como actor, sino también como dramaturgo y director del montaje de su propia obra ha sido extraordinaria. Su propuesta, ‘Yogur/piano’ es sorprendente, desconcertante, arriesgada y hasta atrevida, pero Ramos sale reforzado como autor y como director del intento…

Este viaje espiritual imposible, casi místico de ‘Yogur/Piano’, parte de una pista de baile con música after, machacona, redundante, repetitiva y a un volumen enervante, que se mantiene así durante, al menos, los 30 primeros minutos del montaje (“¿Por qué bailas siempre igual?”. “Bailo así desde hace 20 años porque cuando tú haces repetición, trae una revolución emocional”). En ese ambiente emergen el desconcierto, la insatisfacción, la incomunicación, el desamor, el dolor, el hastío y la infelicidad de todos los personajes.

Todo sucede en un espacio reducido, que la iluminación se encarga de reducir aún más, de extremo a extremo, que es desde donde gritan todos los personajes mirándose, pero sin verse (“Me gusta mirar ojos...”. “Me gusta hablar con los ojos”), y a quienes dan una vitalidad tremenda Itziar Cabello, Marta Matute, Nora Gehrig, Daniel Jumillas, Jos Ronda y Gon Ramos.

Pero, como la tormenta, el ruido termina, y un piano recoge, acaricia, ordena y pronuncia lo mejor de todos los hombres y mujeres que se han dado cita allí. El viaje comienza ahora y de verdad, a través de la palabra, la música, la canción (¡sublime esa ‘When I am laid on earth’ de Dido y Eneasde Henry Purcell!) y -muy importante- la mirada directa, franca, abierta entre unos y otros. Los actores se vacían en el escenario del Labruc, a menos de tres metros del espectador. Lo que sucede en escena con ‘Yogur/Piano’ no deja indiferente a ninguno de ellos.

Experiencia íntima

‘Yogur/piano’ es teatro de verdad, rabioso, íntimo, revulsivo, que remueve las entrañas, que inquieta, que interpela, que revela y que transmite, un teatro vivencial, profundo, íntimo y personal, que actores y espectadores viven vis a vis, de tú a tú, mirándose a los ojos -y no solo metafóricamente- para descubrir que la felicidad en este mundo está en las cosas más sencillas, y que todo lo demás es solo ruido que impide escuchar lo más importante: tú mismo (“Mi cuerpo solo ha nacido una vez y no quiero que se desaproveche…”). Y si, además, es en compañía de tus semejantes, la tierra puede convertirse en la antesala del cielo, como sugiere la interpretación a cinco manos de los emotivos, serenos, fascinantes y repetitivos acordes del poema musical ‘Fjögur Píanó’ (Yogur/Piano) de la banda islandesa Sigur Rós.

No es la de ‘Yogur/Piano’ una propuesta convencional. A ella solo debe de acudir el espectador habitual de teatro, el apasionado, el aficionado de verdad, el que busca nuevas ópticas literarias, escénicas, dramáticas, el que se aproxima a cada nuevo montaje sin prejuicios, sin expectativas concretas, abierto a dejarse interpelar por autor, director y actores. Este espectador -lo aseguro- no saldrá defraudado, sino todo lo contrario.