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Susana Díaz sí habla con Sánchez, pero prefieren hacerlo en secreto

> La baronesa andaluza no ha entrado al trapo de la ‘guerra sucia’ contra su secretario general

sábado 17 de septiembre de 2016, 11:41h

Ya no sólo Rajoy se queja de que Pedro Sánchez no le habla en el patio de colegio en que se está conviertiendo la política española. Ahora también unos compungidos barones con Guillermo Fernández Vara a la cabeza, lloran por los estudios de televisión que el ‘profe’ no les hace ni caso. Otros protestan porque un tal ‘comando Luena’ les hace la vida imposible en las redes sociales. Susana Díaz, sin embargo, se ha limitado a consolar a unos y a otros… porque ella sí habla con el secretario general del PSOE. Aunque sea en secreto.

Susana Díaz sí habla con Sánchez, pero prefieren hacerlo en secreto
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(Foto: PSOE)

Susana Díaz ha viajado discretamente a Madrid al menos en una ocasión, el lunes 5 de septiembre, tras la investidura fallida de Mariano Rajoy, según ha podido saber Diariocrítico. Según La Vanguardia, la presidenta de la Junta de Andalucía habría mantenido una segunda reunión con Sánchez, aunque no concreta fechas.

De todas formas, a pesar de los testigos que confirman estas reuniones incluso en el entorno de los susanistas madrileños se niega la mayor y la única respuesta es un lacónico “no me consta”.

Estos encuentros discretos revelan que Pedro Sánchez no actúa por su cuenta y que Susana Díaz habla con conocimiento de causa. La baronesa, en realidad, sólo ha dicho obviedades como que no se puede gobernar con 85 diputados en solitario o que después del 25S se convocará el Comité Federal. Tal y como estaba previsto y como quería el líder del partido, sencillamente porque ‘toca’, como siempre tras la celebración de unas elecciones.

Dos citas electorales, la vasca y la gallega, en las que una vez más se pondrán en solfa los resultados del PSOE -que las encuestas, para variar, pintan de negro-, por lo que a ambas partes les conviene esperar. El 26J algunos ya tenían montada una gestora por la mañana, convencidos del sorpasso…

La presión sobre Sánchez va en aumento, como cabía esperar. Primero, las acusaciones de falta de libertad de expresión e, incluso, de debate interno; después, la guerra sucia con la denuncia de un presunto ‘comando Luena’ que habría montado el número 2 de partido, César Luena, para atacar en las redes a los ‘díscolos’ como el presidente extremeño, la versión socialista de los ‘guerrilleros’ de Pablo Iglesias.

El secretario de Organización del PSOE es conocido por su mano de hierro. Ahí está Tomás Gómez como prueba más evidente. Sin embargo, llama la atención que desde una cadena de televisión se insistiera en bautizar a ese presunto grupo de presión con su apellido… demasiado burdo para un ‘comando’ que debe ser secreto. Demasiado estúpido para alguien con la inteligencia de César Luena. Lo cierto es que la noticia ha decaído hasta prácticamente desaparecer.

A Sánchez le queda aún una semana, hasta las elecciones del próximo domingo, para estirar la cuerda, porque el 26S, una fecha más que probable para ese Comité Federal que reclaman algunos barones, empezará la verdadera cuenta atrás. El Rey empezará a preguntar que cuándo convoca una segunda ronda y el líder del PSOE tendrá que empezar, por fin, a enseñar sus cartas.

Sánchez sólo tiene tres opciones:

Que el PP haga caso a Susana Díaz y obligue a Rajoy a retirarse, como no para de pedir desde que volvió a atender a los micrófonos. La presidenta andaluza sabe perfectamente que, cuanto más insista, menos probabilidades tiene su propuesta. Génova jamás aceptará ese ‘tránsito’. Ni siquiera para poner a un ‘independiente’.

Que Albert Rivera y Pablo Iglesias sufran una ‘apoplejía’ política y decidan sumar fuerzas para el ‘gobierno del cambio’ del que tanto habla Pedro Sánchez. Ni por activa de Podemos ni por pasiva de Ciudadanos la triple alianza con el PSOE tampoco parece tener muchas opciones.

O que Sánchez, para desesperación de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, negocie con Podemos y los estigmatizados independentistas a riesgo de desatar una crisis interna de proporciones bíblicas en el PSOE. Pese a los cantos de sirena que dan casi por hecho el apoyo de los nacionalistas al dúo Sánchez-Iglesias, lo cierto es que la oposición de muchos dirigentes socialistas es lo suficientemente relevante como para que esta tercera vía tenga más futuro que las anteriores.

La conclusión conduce, casi inevitablemente, a unas terceras elecciones. Pedro Sánchez, sin embargo, promete con demasiado énfasis que no votaremos en Navidad, por lo que o el líder socialista -y Luena y Díaz- saben algo que los demás mortales ignoramos, o tiene un conejo escondido en el sombrero.

De lo contrario, si todo se queda en humo, quizá lo que no tenga futuro sea el propio Pedro Sánchez.

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