Tal y como se esperaba, en un entorno de baja inflación y con datos económicos débiles, la Reserva Federal mantuvo ayer sin cambios los tipos de interés, a pesar de que sus miembros se han mostrado cada vez más divididos sobre la urgencia de una subida de tipos. La Fed no ha querido perturbar a los mercados con sorpresas, en un momento en el que cada vez es mayor la percepción de que los bancos centrales casi han agotado la capacidad de política monetaria para impulsar sus economías. La respuesta del yen ante el cambio de política monetaria del Banco de Japón ha sido un buen ejemplo de ello, reflejando el escepticismo del mercado respecto a las nuevas medidas. En su comunicado la Fed señala que la economía ha repuntado y que los avances del mercado laboral han sido sólidos en los meses recientes. "Los argumentos para un alza del tipo de los fondos federales se han fortalecido". El comité que fija la política monetaria se abstuvo de subir el precio del dinero "por el momento", hasta que haya más evidencia de avance a sus objetivos de empleo e inflación. Considera que el mercado laboral ha continuado fortaleciéndose y la actividad económica ha repuntado. No obstante, reduce su proyección de crecimiento en 2016 al 1,8% desde el 2,0% y aunque las expectativas de inflación siguen siendo bajas, ve avances hacia el 2% a medio plazo. La división entre sus miembros ha quedado patente. La votación de política monetaria fue 7-3, con 14 de las 17 autoridades monetarias viendo al menos un incremento de tipos a final de año.
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