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Los condenados de la Tierra

domingo 25 de septiembre de 2016, 20:30h

No son pobres, son empobrecidos, explotados, de espaldas curvadas y estómago vacío, de manos callosas y la mirada triste, tan triste, que nos ayudará a "comprender" un estallido que se lleve por delante a esta panda de bánksters, de esclavistas s XXI, de chupa sangres, de criminales que un día caerán en la cuenta de que... esos condenados de la Tierra, si ya no tienen nada que perder más que sus cadenas, es comprensible que las rompan y acaben con ellas como arma contra las Bastillas, los Palacios de Invierno, Muros inhumanos y las putrefactas Cities financieras de esos sátrapas sin entrañas.

Creo y comprendo el alzamiento de los sin tierra, de los nadies de Galeano, de los exprimidos hasta dejarlos exangües pero con inmensa fuerza de los débiles cuando se les patea, destroza y humilla. Entonces, el deber de resistencia se convierte en derecho y aún en obligación ineludible de alzarse para derribar a esa peste de sanguijuelas.

Pues la fuerza es justa cuando es la última ratio de los empobrecidos y explotados de este mundo. Los condenados de la Tierra. ¿Condenados, por quién? Mientras tanto los dirigentes de este mundo ignoran la explosión demográfica de forma exponencial e insostenible. De los mil doscientos millones de seres humanos que habitaban la Tierra en 1914 ¡hace apenas un siglo! a los más de siete mil trescientos millones en la actualidad. Y China premia el incremento de su población aun sabiendo que no tendrá recursos propios suficientes para la educación, la sanidad, puestos de trabajo, ayuda a personas dependientes. Luego, por primera vez en la Historia, ya está dando el salto de control económico y financiero a países y continentes een los que jamás se había aventurado.

Ni al creciente deterioro de medio ambiente de manera irreparable. En ese campo, que denostaban e ignoraban Aznar y Rajoy, ya se dan situaciones irrecuperables que por esa misma circunstancia multiplicarán los efectos invernadero: mares como vertedero de las excrecencias de una sociedad derrochadora y consumista, de los polos deshaciéndose y ”abriendo nuevas rutas marítimas para el turismo” y la agresión a reservas milenarias de especies marinas y de elementos indispensables para la estabilidad de los océanos.

¿Han leído en algún programa electoral de los países de la Unión Europea, de EEUU y de los demás países más ricos algún proyecto serio y factible para tratar de controlar esta bomba de destrucción masiva? ¿Es que no hay conciencia de la agresión al medio ambiente que ya se da en todo el globo terrestre y que se intercomunica y potencia por mar y aire, amén de la inmundicia de transportes de contenedores y de buques de guerra que actúan con patente de corso para ensuciar y degradar los mares, la atmósfera y esta bendita Tierra en la que vivimos, nos movemos y somos?

Nadie había previsto la caída del muro de Berlín, ni tampoco habían previsto ni en sus peores pesadillas las consecuencias espantosas que produjeron las dos Guerras mundiales, (en la Gran Guerra las personas de bien decían “nuestros chicos estará de regreso para Navidades”) y la colonización forzada luego y la desastrosa descolonización de más de dos tercios de las tierras más ricas ni de los ríos ni de los grandes caladeros. Pero, eso sí, los bancos reciben miles de millones del Estado sustraídos a las necesidades sociales más elementales. La corrupción de los gobernantes y la vista gorda e interesada de ciudadanos indignos es como una metástasis que no parece tener solución mientras ellos esperan a poder escaquearse.

Por último, causa pavor sino es un aquelarre promovido y permitido por autoridades académicas de prestigio esa diz que “especie de máster” que los dirigentes más delirantes de Podemos han puesto en marcha en la Universidad Complutense: en contra de todo razonamiento elemental, 55 de los 69 'diz' que “docentes” no son del campus y muchos de ellos, con Iglesias y Errejón al frente, aunque algunos dieron algunas clases, nunca han superado unas oposiciones. A lo más que algunos llegaron fue “profesores contratados, interinos, suplentes” y otra inmensa mayoría no son doctores. Ah, la mentalidad socio-progresista de estos “revolucionarios” encuentran normal que las tasas de ese 'diz' que postgrado tengan un coste de 2.800 euros. Cantidad, como se sabe, al alcance de la mayoría de las familias españolas.

Algo huele a podrido, y no precisamente en Dinamarca.

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