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Los vencedores y vencidos tras las elecciones vascas y gallegas

Los vencedores y vencidos tras las elecciones vascas y gallegas
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(Foto: PSOE)

(La Tribuna Crítica)

lunes 26 de septiembre de 2016, 09:16h

El 25-S ha sido, como se esperaba, clarificador. Lo que ahora debe hacerse bien es tomar son las conclusiones, aunque algunas están bien claras. Repasemos algunas de ellas.

Pedro Sánchez y el PSOE, graves heridos de guerra

Algunos ya piensan que es el fin del secretario general actual, que el tiempo le colocaría como un líder socialista de transición, muy temporal, de dos años de duración y un bagaje muy negativo. Ha dejado al PSOE en sus peores datos a nivel nacional, con 85 escaños actualmente, y en Galicia y Euskadi los socialistas se quedan como meros observadores secundarios de los nuevos escenarios políticos en esas regiones. Para ser justos, es cierto que el centro-izquierda en nuestro país sigue expandiendo sus opciones, y que Podemos ha terminado por hacer un roto al voto tradicional progresista. Lo que ocurre es que el PSOE también tendrá su dosis de responsabilidad en este tema, y aunque Sánchez ha heredado ese descontento social, no ha sabido gestionar bien el pulso social contra sus rivales ideológicos ni con sus posibles socios. Rajoy apostó por pactar finalmente con Ciudadanos y ahora ve cómo se recogen los frutos: el electorado prescinde de votar a la formación naranja por pura utilidad de voto y ser prácticos: para terminar sumando votos, mejor apoyar al partido tradicional. Un razonamiento que la gente ha hecho, acertadamente o no.

Rajoy, legitimado; Feijóo, coronado

Aunque el líder gallego del PP no quiere ni oír hablar de irse a Madrid, cada vez está más claro el recambio en el partido aún gobernante (en funciones) de cara a los próximos años. Rajoy intentará mantenerse en el poder aunque sea a través de unas terceras elecciones y, después, puede que se retire para dejar paso al relevo, que llegaría de su querida Galicia. La realidad es que Núñez Feijóo ha arrasado en un contexto de revolución política en tierras gallegas y las Mareas no han podido hacer frente a la abrumadora mayoría alcanzada por la derecha. No ha ayudado, para nada, que la izquierda se dividiera en nacionalista y no nacionalista, con el BNG luchando por su lado.

Podemos avanza, pese a todo

No son buenos tiempos para Podemos y sus aliados, IU y demás. Pero respira la criatura que late en torno al corazón de Pablo Iglesias. Si bien en las generales de junio tuvo que claudicar y conformarse sin el tan ansiado 'sorpasso', la lectura parcial de estas elecciones vascas y gallegas del domingo es que por fin se ha consumado ese cambio tradicional, donde el PSOE siempre lideraba la izquierda. Deja muy atrás al PSE en Euskadi, donde los socialistas se hunden con 9 escaños por los 11 del 'podemismo', y en Galicia igualan en escaños pero con más votos para la coalición En Marea. Iglesias respira, sí, pero tampoco puede celebrar más que las buenas noticias para su ego personal. No será, para nada, decisivo en la política gallega y parece que tampoco en Euskadi, donde el PNV tirará de un socio conservador para evitar revoluciones que no demanda la sociedad vasca.

Ciudadanos, ¿el próximo UPyD?

Quizás en la antigua formación magenta, UPyD, ya no están ni para risas. Pero seguramente muchos de los antiguos dirigentes del ex partido de Rosa Díez tenían ganas de revancha después de aguantar en los dos últimos años las chanzas de los de Ciudadanos, quienes les robaron a sus mejores activos y acometieron un doloroso 'sorpasso' tras la frustrada fusión de partidos centristas. Ahora Ciudadanos ve cómo el azucarillo se deshace también, como ya les pasó al fenómeno magenta de Díez, y tras su batacazo en junio, pasando de 40 a 32 escaños, ha sido incapaz de debutar con escaños en Galicia y Euskadi, cosechando poquísimos votos en fueros que les eran 'ajenos' al partido del catalán Albert Rivera.

Y ahora, ¿qué?

Ésa es la gran pregunta en estos momentos. La cordura hace pensar en que Sánchez no logrará convencer al PSOE y las presiones le harán retirarse como líder socialista. En caso de que hubiera una rápido sucesión, quien se quedara al frente estaría muy influido por Susana Díaz y otros barones que han abogado claramente por dejar gobernar en minoría a Rajoy y pensar en el futuro a largo plazo.

Eso permitiría que hubiera nueva legislatura al fin, un gobierno provisional, débil en apoyos parlamentarios pero cada día más necesario. Podemos tendría tiempo también para reflexionar sobre si caminar hacia las tesis radicales de Iglesias o elegir el camino tranquilo de Errejón. Izquierda Unida podría pensar también sobre si regresar al viejo camino aislado o continuar en una coalición donde se disipa. Ciudadanos reflexionaría sobre la conveniencia o no de apoyar primero al PSOE y luego al PP para gobenar, algo que le ha hecho mucho daño.

Todo ello podría tener respuestas desde este lunes, 26 de septiembre. O no, y llegar a diciembre pensando en unas terceras elecciones que hastían a la ciudadanía, hartas de tanta falta de entendimiento entre los principales partidos del país.

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