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¿Así que quieres ser una estrella de rock? (El duro negocio de ser músico en España)

¿Así que quieres ser una estrella de rock? (El duro negocio de ser músico en España)

martes 27 de septiembre de 2016, 17:13h
Así se titulaba una canción de los Byrds, 'So you want to be a rock and roll star?', mucho ha cambiado desde entonces, aunque la posibilidad de convertirse en estrella de rock ha disminuído exponencialmente. Y no solo ser una estrella sino ganarse la vida con la música cada vez es más difícil, ya sea rock, pop, jazz, soul o póngale usted el adjetivo que quiera. La infinita mayoría de músicos malviven en una situación compleja, por un lado, no pueden quejarse sin ser acusados de querer prohibir el progreso de Internet, convertida su pasión y su trabajo en una cosa gratis y al alcance de todos como por arte de magia. Y no, el negocio del directo no es la panacea que nos han querido vender, los grupos no ganan más dinero ahora que en los tiempos en los que la gente todavía compraba discos... Ése es el desolador panorama que saco tras reunirme con cuatro músicos veteranos de la escena madrileña, Jesús Trujillo, Miguel Ángel Ariza, Alberto Palacios Anaut y Gorka Menchaca.

La reunión acontece en un bar cerca del Honky Tonk madrileño, donde los 4 forman parte de la banda encargada de las 'jam sessions' de los jueves, el objeto de la misma es conseguir que me expliquen cómo se gana la vida un músico actualmente, con unas cifras de venta de discos ridículas y una industria musical nacional totalmente raquítica. Trujillo es el cantante de Eldorado, formados en 2007 y que están a punto de sacar su quinto disco, Ariza es el cantante y guitarrista de Última Experiencia (además del hermano del que esto escribe), con dos discos bajo el brazo, 'La casa de la bruja' en 2012 y 'Eléctrica' en 2015, Menchaca es el bajista de Niño Pájaro, banda que comenzó en 1999 y acaba de editar 'Agítalo', el último en llegar es Anaut, capitán de la banda del mismo nombre con dos discos publicados, '140' y el reciente 'Time goes on'. Además todos han participado en innumerables proyectos y llevan más de una década dedicados a buscarse la vida con su pasión, hacer música.

Comienzo preguntando por cuánto puede costar grabar un disco, aprovechando que Eldorado está en ello, Trujillo toma la palabra para decir que depende, que puede ser desde 500 euros hasta 25.000 euros que es lo que han llegado a pagar ellos. Por supuesto, con semejantes cifras, ya es un éxito que me diga que no han recuperado toda la inversión pero sí gran parte. En especial porque sus discos se basan en el 'crowdfunding', gente que aporta su dinero para financiar, en parte, el disco. Lo de que una compañía te fiche y te grabe un disco me dejan claro que está muerto, las discográficas ya no arriesgan nada en estos tiempos, el grupo se encarga de buscarse los conciertos, grabar el disco, buscar una forma de distribuirlo y si consigue hacer el suficiente ruido, una de cada mil veces, alguien puede aparecer para ofrecer algo. Pero no se crean que aquí se acaba todo, en esos casos la discográfica o la agencia de management puede pedir al propio grupo que le adelante el dinero y así ellos se molestan en moverles algo, sin, por supuesto, garantizar nada.



Menchaca se une a la conversación para indicar que, directamente, no hay industria musical en España, "solo gente buscándose la vida". Que nadie piense que va a aparecer un Brian Epstein en sus conciertos y les va a convertir en estrellas, ahora mismo lo de hacerse famosos corre a cargo de las bandas, una vez que consigan éso (sea lo que sea) puede que alguien vea algo de dinero. Pero claro, la gente oye historias de como fulanito de tal se ha hecho famoso, después de que su video se haya hecho viral en YouTube y entonces te preguntas y ¿qué coño tiene que ver un astronauta cantando a Bowie en el espacio con la música? Es como si los músicos tuvieran que competir con gatos cayéndose y koalas cariñosos en vez de preocuparse en hacer buenos discos.

Plataformas de streaming

Luego está la cosa de que ahora es más fácil darte a conocer gracias a Internet y las plataformas de streaming pero eso también es bastante relativo porque la oferta es mucho mayor y los grupos menos conocidos se pierden en la vorágine de los grandes nombres, los nuevos lanzamientos con los que te han bombardeado en la publicidad y los diversos freaks antes mencionados. Las herramientas están ahí pero no parece que muchos estén dispuestos a utilizarlas (e incluyo a la prensa musical). Además sobre la música online y las distintas plataformas de 'streaming' también hay una opinión bastante negativa en el cuarteto. Parece claro que hay que estar en estas tiendas digitales, si no no existes, pero sacar un rendimiento económico a Spotify ya parece otra cosa. Si hasta artistas millonarios en ventas como Taylor Swift han denunciado lo poco que se recibe por Spotify, imagínense lo que les puede llegar a nuestros protagonistas. Miguel me comenta que para sacar 1.000 euros al mes en esa plataforma hay que tener unas 4 millones de reproducciones. Con las que tiene su banda gana unos míseros euros al año. Trujillo vuelve a intervenir para decir que nos han vendido que las plataformas de streaming eran la antipiratería cuando, a su entender, es básicamente lo mismo, música gratis por las que el músico no ve un duro. No están solos en su demanda, gente como Thom Yorke de Radiohead ha hablado de la imposibilidad para una banda no conocida de sacar algún rendimiento de la plataforma: "No se equivoquen, nuevos artistas, su descubrimiento en Spotify no será remunerado".



Anaut toma la palabra en ese instante para precisar que su último disco solo está disponible online, ya que ni siquiera lo han distribuido en España porque hacerlo cuesta "un dineral" y encima cuando mandas las copias a una gran superficie, tipo la FNAC o El Corte Inglés, a veces te las devuelven rotas y no las puedes volver a vender. Miguel cuenta como si intentas distribuir por tu cuenta y pones 100 copias a la venta en un sitio físico y vendes 30, luego te devuelven las 70 y "te cobran los portes de vuelta a tu oficina". Alberto comenta que, por lo menos, online, en sitios como iTunes, han conseguido sacar 700 euros de la venta física de canciones. Ahí vuelve a intervenir Trujillo para lamentar como este tipo de negocio tampoco le convence porque en estos lugares se vende por canciones y que cuando él hace un disco, lo hace como un todo, no por partes sueltas. Es como el 'Dark side of the moon', dice, hay que escucharlo del tirón, "es como si la gente se comprara solo dos capítulos y no el libro entero". Tienen claro que el modelo no va a volver a lo anterior pero piensan que el modelo actual es transitorio y claramente mejorable. Una de las pocas ventajas que le ven a esta situación es que al no haber tanto dinero como en la época de vacas gordas la gente ha tirado por buscar proyectos propios en los que, por lo menos, el músico pueda decir un sonoro "ésto me la pone".

Porque, como apunta Miguel, el negocio ha cambiado mucho y las cifras de venta que antes se consideraban ridículas ahora valen premio, "yo he hablado con gente que trabaja en discográficas y con las cifras que te dan el Disco de Oro actual te echaban de la compañía hace 30 años". Y es que, a pesar de que las discográficas se guardan de desvelar sus cifras de ventas, especialmente en nuestro país, los números son pírricos y para ser el más vendido en iTunes bastan menos de 1.000 canciones en una semana. Lo que pueden recibir de derechos de autor como miembros de SGAE también es bastante ridículo, a no ser que consigan colar alguna canción en la televisión o, el paraíso, un anuncio.



El negocio de los conciertos

Y luego está la frase más repetida en la actualidad, los músicos se quejan mucho porque no se venden discos pero ahora con lo que se gana de dinero de verdad es con los conciertos. Falso, según los cuatro sacar dinero de los conciertos para ganarse la vida es practicamente imposible, y estamos hablando de bandas que salen regularmente de gira para tocar en otros lugares. Pero, como ellos mismos apuntan, las cuentas no salen. Las bandas tienen que pagar la gasolina, los desplazamientos, el alojamiento y, si lo hay, conductor, además de repartir un porcentaje con el mánager o quién sea que les consiga los conciertos. Además, mucha gente piensa que los músicos siempre cobran un fijo por actuación pero eso también se está acabando. La banda muchas veces tiene que alquilar la sala, al técnico de sonido y, en ocasiones, compartir la taquilla con la propia sala. Muchos meses lo que un músico llega a ver por las actuaciones es 0 y lo que se saca, cuando logran sacar algo de un viaje, se reinvierte en la propia banda (hay que pagar el local de ensayo todos los meses, tener un equipo adecuado, además de los costes de producción de cada disco, EP o single).

Con todo esto les pregunto y ¿cómo os ganáis la vida? ¿con qué paga un músico las facturas? La respuesta corre a cargo de Miguel y es demoledora, "de prostituirnos, de ser putas del rock, de tener otros proyectos, de hacer versiones, de dar clases, de tocar en fiestas privadas...". Les comento que, efectivamente, no me salen muchos grupos surgidos en este país a partir del año 2000 que hayan logrado vivir bien de esto con un único proyecto. Miguel sigue con la voz cantante y apostilla "y de los 25 que dicen que lo han logrado, realmente lo han hecho 5 y el resto está vendiendo humo". Y es que el panorama que pinta el líder de Última Experiencia es desolador, los festivales, una de las posibilidades para ir llamando la atención, no quieren arriesgar a la hora de programar cosas variadas y poco conocidas pero es que, además, cuando fichan a alguno de los grupos de relumbrón del panorama nacional, se tienen que llevar en un pack a otros tres grupos de la firma que lleva al grupo en cuestión, y si no se llevan el pack completo, no hay trato. Como ven para la gente que se busca la vida por sí misma es muy difícil sacar la cabeza, según los cuatro "la música ha dejado de ser un negocio hace tiempo para la mayoría de músicos", lo siguen haciendo porque es lo que les gusta y les llena pero lo hacen "por amor al arte".

Puedo dar fe, a pesar del tono pesimista de la conversación, nadie está gimoteando, sino que la conversación transcurre entre risas y bromas, como cuando Miguel le echa en cara a Jesús, en el momento que este está recordando como se aprendía los títulos de crédito de cada disco que compraba, que se han olvidado de mencionarle en el último disco de Eldorado donde ha grabado unos coros (asunto solucionado...) o cuando llega el momento de comenzar la Jam y se lanzan a ella como si fuera un concierto en el Madison Square Garden. Los 4 tienen bastante claro que, milagro mediante, ninguno se va a hacer rico con la música pero eso no les impide seguir disfrutando de ella. Y es que como apuntaba uno de ellos al principio, "yo no elijo ser músico, soy músico".

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