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Vanegas intenta una chicuelina ante el cuarto novillo, que claudica y cae
Vanegas intenta una chicuelina ante el cuarto novillo, que claudica y cae (Foto: juan pelegrín taurodelta)

Pésimo inicio de la Feria de Otoño con un bochornoso desfile de novillos inválidos

jueves 29 de septiembre de 2016, 21:26h
Novillos posmodernos, frente a novilleros posmodernos y copiones de las figuras del escalafón superior. O sea, festejo plomizo y aburrimiento para empezar la edición de la Feria de Otoño con un encierro del exmatador de toros Joselito rayando la invalidez y ayunos de sangre brava, y una terna de coletudos aburridos que, en sus faenas, salvo un par de momentos de Vanegas y Aguado, aumentaron el sopor en los tendidos. O sea, peor, imposible... o casi.

"A estos novillos no sólo no hay que picarlos, sino que ni siquiera hay que reñirlos. Pobrecitos". Era la afilada y acertada frase de un madrileño castizo y chipén a mitad del festejo o lo que fuera aquello que nos tragamos en el inicio del ciclo otoñal. Y es que los bureles de los hierros de Joselito y de su apoderado Martín Arranz, tanto monta monta tanto -o sea, 'El Tajo' y 'La Reina', que también tanto monta monta tanto- en vez de dar miedo, cual debe ser la catadura de los animales de lidia, daban pena, penita, pena. Y (des)olé.

Así que en vez de poderles, había que cuidarlos; o sea, la fiesta al revés. Salían derrotados de chiqueros y la escasa fuerza que tenían la iban perdiendo, a pesar de que la lidia era un simulacro, fundamentalmente en el tercio de varas con leves picotazitos. A semejante invalidez unían un descastamiento tan profundo como su nobleza, lo que además de imposibilitar el lucimiento de tres estilistas -pero justos de imaginación más allá del redondo y el natural-, que torearon casi de salón, imposibilitaban otra cosa que no fuera un aburrimiento soporífero entre el cotarro.

Los únicos momentos en que los tendidos despertaron tibiamente fueron sólo dos. Cuando Pablo Aguado se fue al centro del platillo para echarle algo de emoción recibiendo allí al quinto bicorne, que le arrolló espectacularmente saliendo el chaval con muchos golpes pero sin cornada, aunque después el animal se había dejado ahí sus fuerzas, impidiendo el lucimiento que un Aguado decicido intentó. Y cuando un entregadísimo y valiente Manuel Vanegas se tiró de hinojos al principio de sus labores con percal y flámula frente al cuarto, para nada también. Más desapercibido pasó Rafael Serna, que ni siquiera intentó nada que largar pases y pases como si estuviera en el pasillo de su casa.

FICHA

Tres novillos de EL TAJO, 1º y 4º de LA REINA, y 5º, sobrero, de AVE MARÍA: justos de presencia e inválidos; descastados aunque nobles. MANOLO VANEGAS: silencio; ovación. PABLO AGUADO: palmas tras aviso; palmas tras aviso. RAFAEL SERNA: silencio; silencio. Plaza de Las Ventas, 29 de septiembre. 1ª de la Feria de Otoño. Dos tercios de entrada. Incidencias: Pablo Aguado fue atendido en la enfermería de traumatismo facial con hematoma en la región malar izquierda. Puntazo en la cara posterior de la parrilla costal izquierda. Pendiente de estudio radiológico, pronóstico reservado.

> LEA LA VALORACIÓN PREVIA DE LOS CARTELES DE LA FERIA

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