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Deutsche Bank: Too big to fail?

martes 04 de octubre de 2016, 10:16h

“En banca, la confianza es la base de todo. Hay algunas fuerzas en el mercado que quieren debilitar esta confianza en nosotros”. En estos términos se dirigía por escrito a sus máximos ejecutivos el CEO de Deutsche Bank. Las acciones de la entidad caían esta semana hasta 9,90 €, su mínimo de 33 años -hace un año cotizaban por encima de 26 €- en medio de rumores de retirada de liquidez de fondos de inversión. Aunque la posibilidad de una sustancial reducción de la multa de 14.000 millones de dólares impuesta por las autoridades norteamericanas que se rebajaría hasta 5.400 millones alivió en parte la presión al final de la semana, basta comparar este importe con los 1.700 millones de beneficios antes de impuestos del primer semestre, para comprobar que la raíz de los problemas del sistema financiero está en la incapacidad de los bancos de generar resultados que permitan el incremento orgánico del capital. Acudir al mercado como recurso para incrementar la solvencia es solo una parte de la solución, -desde 2007 a 2014 la banca de la eurozona ha emitido nuevas acciones por importe de 250.000 millones-, pero es evidente que las entidades no son capaces de generar resultados por vía ordinaria a consecuencia de los cambios de condiciones que vienen impuestas por tipos de interés cercanos a cero, un nuevo y más estricto marco regulatorio, los cambios demográficos y la competencia de nuevos agentes financieros. El tamaño ya no garantiza la supervivencia. Los problemas del gigante alemán son compartidos en su raíz por la banca europea y desde la Comisión Europea empiezan a producirse posicionamientos frente a regulaciones que exigen más capital, criticando las regulaciones que tratan de evitar que las propias entidades estimen a la baja sus riesgos, reduciendo así el consumo de capital que una formulación más estricta exigiría. Y es que la reducción que se está produciendo en la cifra de activos ponderados por riesgo en relación a la totalidad de sus activos, levanta sospechas y limita en mucho el interés de los inversores en acudir a nuevas ampliaciones de capital. Incluso el BCE se ha visto en la necesidad de salir en defensa del sector refiriendo que las entidades están mucho mejor capitalizadas y supervisadas.

"Mientras el DB desmiente estar buscando ayuda, las comparaciones se hacen inevitables". (Richard Fuld: CEO de Lehman Brothers)

En las últimas horas el gobierno alemán se ha visto obligado a desmentir que estuviese trabajando en un plan de rescate de la entidad, pero sería insensato pensar que las consecuencias y el tipo de respuestas que exigiría una crisis de solvencia de un banco que fue calificado por el FMI el pasado mes de julio como el de mayor riesgo sistémico del mundo, no están siendo estudiadas. En la mente de todos, están las limitaciones impuestas por la regulación europea de rescates bancarios, que exige accionistas y bonistas primero, depositantes después, para solo en último término, acudir al contribuyente. Es lo que va en el paso desde el bail-out al bail-in. Sin embargo, ¿alguien duda que se bordeará la regulación en el caso preciso antes de llegar a los depositantes? Pocos dudarán.

Sea o no por esto, el caso es que el euro sorprende por su capacidad para encajar la amenaza que genera el banco alemán. Es verdad que apenas estamos empezando a detectar efecto contagio, pero lo ocurrido hasta ahora no ha sido suficiente ni para sostener la pérdida de la cota de 1.12.

No puede decirse sin embargo que el euro tenga descontado prácticamente nada de esto en su cotización de modo que, más allá de su modesta reacción inicial, el agravamiento de la crisis puede acabar siendo el desencadenante de la ruptura de niveles que han mantenido al euro soportado la mayor parte de año. ¿Referencias? La media móvil de 100 y 200 días en los alrededores de 1,1125 es la más cercana. Después hay otras en 1,1045 y 1,0950. Unas y otras se verán superadas si la crisis continúa. Y continuará.

José Manuel Pazos

Analista y consultor

Consejero Delegado del Grupo Omega Financial Partners. Es economista, MBA por la IE Bussiness School y en Estrategia Internacional por la London Business School. Formado en el Chicago Mercantil Exchange, es experto en Options Risk Management por O´Connell & Piper de Chicago. Conferenciante y profesor de derivados financieros y divisas en diversos programas Master. Además, dirige los Comités de Riesgo de compañías de múltiples sectores de actividad, siendo miembro de varios Consejos de Administración. Ha sido contertulio habitual de emisoras de radio, miembro del equipo editorial de diversos diarios

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