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Libertad de voto en el PSOE: la mejor solución de consenso

miércoles 12 de octubre de 2016, 09:29h
A veces hay que decir cosas que parecen políticamente incorrectas. Este me parece el caso respecto a la votación de los diputados del PSOE en la próxima sesión de investidura. Javier Fernández, presidente de la comisión gestora después de la caída de Pedro Sánchez, parece empeñado en lograr la unidad de voto del grupo parlamentario socialista. Creo, sin embargo, que este será un esfuerzo titánico pero inútil e innecesario. Claro, es fácil entender la motivación del presidente de la gestora: quiere mostrar un PSOE unido después del espectáculo ofrecido en su último Comité Federal.

Pero eso es como tratar de ocultar el sol con un dedo. La tozuda realidad es que existe una profunda división en el PSOE, especialmente en cuanto a la investidura de Mariano Rajoy. ¿Para que tratar de forzar la mano en el grupo parlamentario, si la división partidaria es más que evidente ante la opinión pública? De hecho, ya hay diputados socialistas que se están encargando de dejar claro que van a votar NO, independientemente de lo que acuerde al respecto su grupo parlamentario. Y no me parece que las amenazas de expulsión (del grupo o del partido) sean suficientes y oportunas ante esta insubordinación política.

Para lograr el consenso interno nada mejor que dar la vuelta a la propuesta: en vez de uniformidad de voto, libertad de voto según propia conciencia. No sería la primera vez que un grupo parlamentario llegara esta solución por consenso. Y la ventaja que tiene esta opción es que rebajaría notablemente la actual tensión interna en el PSOE.
Creo que Javier Fernández debería poner toda la carne en el asador en el otro trabajo en que está empeñado: demostrar que el mantenimiento del NO conduce a unas nuevas elecciones donde ganaría el PP y perdería –aún más- el PSOE. Desde luego, parece mentira que esa obviedad no entre en la cabeza de los partidarios socialistas del NO. Ese numantinismo del caiga quien caiga es comprensible en partidos populistas como Podemos, pero no en una organización de izquierda responsable que pretenda gobernar.

Es verdad que Fernández esta dado una verdadera cátedra de pensamiento socialdemócrata a sus correligionarios (y al conjunto de la ciudadanía). Está mostrando la verdadera identidad de la cultura política populista, basada en la simplificación demagógica, y comparándola con la socialdemócrata de hueso colorado, porque Javier es un consistente hombre de izquierdas. Y muestra además, el problema fundamental del PSOE al respecto: el contagio con esa cultura populista. Cosa que a mi juicio no comienza con Podemos, sino que tiene como antecedente inmediato el abandono de la cultura socialdemócrata por parte de Rodríguez Zapatero, quien confundió esa cultura con la del Partido Radical italiano (además de otras herencias de lujo que nos dejó el nunca bien ponderado expresidente de Gobierno).

Desde luego, es posible entender la falta de confianza de Fernández en la fuerza de los argumentos sólidos, a la vista de la invidencia sobre el camino al suicidio que muestran los partidarios del NO. Pero no creo que ello pueda compensarse usando criterios disciplinarios, precisamente cuando muchos socialistas los ponen en cuestión. Me parece mejor llegar al consenso sobre la libertad de voto. Con ello se lograría acordar en algo a nivel partidario y permitir evitar unas nuevas elecciones. Ojalá Fernández no descarte esta posibilidad.
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