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El CETA: ¿por qué los ecologistas están en contra del tratado con Canadá?

El CETA: ¿por qué los ecologistas están en contra del tratado con Canadá?
(Foto: Greenpeace)
martes 18 de octubre de 2016, 11:05h

Aunque llevamos años oyendo hablar del tan temido TTIP, el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, es el momento de 'gloria' para el CETA, un acuerdo análogo pero con Canadá en lugar de con EEUU, y que albergaría, según activistas de izquierda y ecologistas, un caballo de troya para que allanar el camino al TTIP.

Por ejemplo, tras su filtración, el conocido grupo de activistas Greenpeace analizó el documento, que si bien estaba destinado a tranquilizar a los críticos del acuerdo comercial, ha terminado originando la reacción contraria, creando más polémica si cabe.

Los ministros de comercio de la UE se reúnen en Luxemburgo este martes 18 de octubre para decidir si apoyan el CETA, en vista de esta declaración conjunta. Si lo hacen, el acuerdo será firmado simbólicamente en una cumbre UE-Canadá en Bruselas los días 27 y 28 de octubre. A continuación se espera que el Parlamento Europeo vote la ratificación a finales de 2016 o principios de 2017. Después de eso, el CETA tendrá que ser ratificado por los Parlamentos nacionales de todos los países de la UE.

Si el Parlamento Europeo ratifica el CETA, grandes partes del acuerdo entrarán 'provisionalmente' en vigor, incluso antes de que los parlamentos nacionales hayan dado su opinión sobre el tratado. El sistema judicial de inversión (ICS), un sistema de arbitraje polémico de diferencias relativas a inversiones entre las multinacionales y los estados, en gran medida podría ser excluido de la aplicación provisional. Esto significa que el ICS todavía puede ser rechazado por los parlamentos nacionales.

El analista legal de Greenpeace UE Andrea Carta afirmó que "en su forma actual, esta declaración tiene el peso legal de un folleto de vacaciones. No hay nada en ella que proteja contra la amenaza que supone el CETA a la naturaleza y a nuestros estándares de salud y trabajo. Un estudiante de primer año habría hecho un trabajo mejor ”.

Análisis de Greenpeace de la declaración filtrada sobre el CETA:

  • Evaluación global: La fuga utiliza un texto no vinculante, impracticable y descriptivo, lo que permite una representación exageradamente optimista del CETA, sin abordar las deficiencias del acuerdo. No hay ningún nuevo compromiso o aclaración en el texto.

  • Derecho a regular: La filtración hace la declaración general de que “el CETA conserva la capacidad de la Unión Europea y sus Estados Miembros y Canadá para aplicar sus propias leyes y reglamentos que regulan la actividad económica en pos del interés público”, pero no tiene en cuenta el hecho de que el derecho de regular en los capítulos de CETA sobre inversiones, trabajo y medio ambiente no está claramente definida ni sujeta a limitaciones.

  • Cooperación regulatoria: La filtración dice que la cooperación regulatoria “será voluntaria”, pero no excluye que la Comisión Europea y el gobierno de Canadá pueden participar en la desregulación en beneficio de las corporaciones y en contra de los intereses de la UE y los ciudadanos canadienses - sin el escrutinio de parlamentos elegidos.

  • Servicios públicos: La filtración dice que “el CETA no requerirá que los gobiernos privaticen ningún servicio ni impedirá que los gobiernos amplíen la gama de servicios que suministran al público”. Sin embargo, aunque no hay ningún requisito explícito de privatización de los servicios públicos, esto no va a evitar que sean privatizados. De hecho, el CETA aumenta la presión sobre los gobiernos para realizar privatizaciones. Se permite el acceso a la contratación pública para todos los servicios públicos, incluyendo el agua, a las empresas canadienses. La filtración de la declaración conjunta tampoco aborda el hecho de que el CETA expone a las autoridades locales a las demandas de indemnización de los inversores canadienses, si las autoridades públicas deciden llevar los servicios públicos locales bajo su control.

  • Protección de la inversión: El texto filtrado afirma que, en virtud del CETA, “los gobiernos pueden cambiar sus leyes, independientemente de si esto puede afectar negativamente a la inversión o las expectativas del inversor en los resultados”. Sin embargo, la declaración no cambia el hecho de que las multinacionales todavía tendrán derecho a demandar a los gobiernos y a reclamar una indemnización ante un grupo especial de arbitraje, eludiendo la jurisdicción y el escrutinio de los tribunales nacionales. El texto también está destinado a asegurarnos que empresas fantasma o pantalla no puedan aprovecharse del CETA para demandar a los países de la UE, diciendo que “el CETA requiere un vínculo económico real con las economías de Canadá o la Unión Europea” pero la declaración no excluye a las filiales de las empresas no canadienses de tener que reconocer que la mayor parte de las 51.000 filiales canadienses de empresas estadounidenses son empresas legítimas que fácilmente podrían utilizar el CETA para demandar a los gobiernos.

  • Principio de precaución: La filtración no menciona el principio de precaución, que protege a la ciudadanía europea de los riesgos para la salud y los peligros para el medio ambiente. El texto dice que “el CETA compromete a la Unión Europea y sus estados miembros y a Canadá a proporcionar y estimular altos niveles de protección del medio ambiente”, cuando, en realidad, el CETA contiene una versión descafeinada del principio de precaución, que amenaza con debilitar las normas medioambientales europeas y allanar el camino para acabar con ellas. El texto filtrado también hace afirmaciones sobre los “compromisos para cooperar en cuestiones relacionadas con temas de comercio y medioambiente de interés común, como el cambio climático”, pero no están respaldados por el texto del CETA. El acuerdo no contiene, en este campo, nada más que vagas declaraciones y declaraciones de aspiraciones, desprovistas de todo valor jurídico vinculante. El texto de la filtración de la declaración conjunta no cambia en este aspecto.

  • Desarrollo sostenible: La filtración afirma que “el CETA vuelve a confirmar el compromiso de larga duración de Canadá y la Unión Europea y sus miembros con el desarrollo sostenible”, pero ignora el hecho de que el capítulo de desarrollo sostenible del CETA no contiene ninguna norma vinculante y es, a lo sumo, aspiracional.

Susan Cohen Joram, responsable de la campaña de Tratados Internacionales sobre Comercio de Greenpeace también opinó sobre el CETA: “Un acuerdo comercial genuinamente progresista requeriría un cambio radical de mentalidad entre los políticos. Los acuerdos comerciales deben beneficiar a las personas en primer lugar, no sólo a las empresas. Nuestros gobiernos y el Parlamento Europeo deben rechazar el CETA. Esta declaración que hoy hemos conocido, no es la solución”.

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