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PSOE y PP dan por (casi) segura la investidura y ya se preguntan qué Gobierno formará Rajoy

PSOE y PP dan por (casi) segura la investidura y ya se preguntan qué Gobierno formará Rajoy

> Empiezan a circular nombres como el de Javier Maroto para un gabinete 'conciliador' de 2 años como máximo

martes 18 de octubre de 2016, 18:28h

Ya sólo falta saber el cómo, pero la abstención del PSOE parece ya servida en bandeja para que Mariano Rajoy pueda, al menos, arrancar la Legislatura. Cuánto durará es otra cuestión, aunque de ello dependa el siguiente paso: la constitución del nuevo Gobierno. No había concluido la reunión de Javier Fernández con los diputados y senadores de su partido cuando ya se desataban las primeras especulaciones sobre los planes del aún presidente en funciones para renovar su Consejo de Ministros. La única (casi) certeza de momento es que el titular de Interior, Javier Fernández Díaz, reprobado hoy en el Congreso, no repetirá.

La lógica política, explican por ambas partes, es que Mariano Rajoy intente formar un Gabinete “conciliador”, pero “tanto hacia dentro como hacia fuera”. El líder del PP sabe que debe ser agradecido con el PSOE -eso esperan en Ferraz- y no ponerles en un brete con nombramientos a lo ‘Soria’, y que debe hacerlo sin abrir heridas entre sus propias filas.

Además, la unanimidad en no darle más de dos años de vida, como mucho, al nuevo Gobierno complica cualquier fichaje. Si Rajoy, como algunos aseguran, podría tirar de ‘independientes’ para alguna cartera, será un problema convencer a figuras de prestigio para que lo dejen todo y bajen a los ‘infiernos’ a cambio de ser ministro durante 18 meses. Si llega.

La parte fácil será la continuidad de algunos ministros como Isabel García Tejerina, predestinada a ser ministra de Agricultura sin descartar que Rajoy la destine a un destino de mayor relevancia. Incluso José Manuel García Margallo, quien pese a su tendencia a meterse en polémicas, puede presumir de tener excelentes relaciones personales con la mayoría de los líderes de la oposición. Rafael Catalá parece otro de los ‘repetidores’ con más posibilidades.

Los ministros económicos son capítulo aparte. Cristóbal Montoro está literalmente desaparecido salvo que sea imprescindible. Y Luis de Guindos, pese a su talante personal, está marcado por el absurdo intento de nombramiento de Soria en el Banco Mundial. La rumorología oficial insiste, además, en su empeño por ostentar una vicepresidencia económica en lo que parece una maniobra más para provocar su descarte.

En todo caso, el problema de ambos es que simbolizan la política económica que PSOE, Podemos y también Ciudadanos han convertido en su principal bandera contra el PP. Si Rajoy quiere contar con los socialistas y con los de Rivera para aprobar, no ya los presupuestos, sino cualquier medida económica tendrá que hacer algún gesto. Y sin levantar suspicacias en Bruselas, por supuesto. En Teoría, Guindos lo tiene bastante más fácil que su colega de Hacienda.

Equilibrio de poder y jóvenes promesas

Otro condicionante para Rajoy es mantener el equilibrio de poder en Génova. O por lo menos no causar demasiados destrozos. Con sus nuevas incorporaciones lo tiene, en teoría fácil. La rumorología coloca al vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, en un papel relevante dentro del Grupo Parlamentario Popular. Si alguien tiene mano izquierda entre las jóvenes promesas del PP, es el joven diputado por Ávila.

Javier Maroto, en cambio, sí es un fijo en la quiniela. Este mismo martes ha renunciado a su puesto de portavoz del PP en el Ayuntamiento de Vitoria para centrarse en su trabajo en Génova como vicesecretario de un área “sectorial” sin demasiada definición. Las urnas le dejaron sin escaño en las Generales y ahora llega su oportunidad. Es, junto a Casado, el rostro de la renovación del partido y, sobre todo, de su modernización.

En cuanto a Fernando Martínez Maíllo, vicesecretario de Organización, tiene todas las papeletas para coger el relevo de María Dolores de Cospedal. O eso se deduce de su papel cada vez más frecuente como portavoz del partido y como ‘ejecutor’ en los casos de corrupción que salpican al PP. Por ejemplo, con Rita Barberá.

Aquí es donde empieza el verdadero dolor de muelas de Rajoy. La enemistad entre María Dolores de Cospedal y Soraya de Sáenz de Santamaría es más que una evidencia, pero probablemente su ‘jefe’ prefiere tenerlas cuanto más cerca mejor.

Lo que parece improbable es que deje a una de las dos fuera: la ex presidenta de Castilla-La Mancha quizá se merezca un ministerio, lo más relevante posible, pero no a costa de su fiel vicepresidenta salvo que exista para ella una salida que no se interprete como una derrota humillante ante una rival en la carrera por la sucesión de Rajoy. Y eso parece muy difícil.

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