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El cáncer de mama en España, según la Marea Blanca Estatal

miércoles 19 de octubre de 2016, 17:04h
Cada año, 26.000 mujeres en España se enfrentan al cáncer de mama, y aunque la tasa de supervivencia ha aumentado exponencialmente en los últimos años, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerdan que los conocimientos sobre sus causas son insuficientes, por lo que la prevención es clave. Desde que arrancó la crisis económica se han sucedido los recortes en investigación y sanidad, de forma que las listas de espera han aumentado al tiempo que se ha retrasado la edad a la que las mujeres se realizan mamografías o revisiones médicas. La portavoz y una de las impulsoras de la Marea Blanca Estatal, Carmen Esbrí, que también pertenece a la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública de Madrid, analiza para Diariocrítico la situación en nuestro país, en el marco del Día contra el Cáncer de Mama.
El cáncer de mama en España, según la Marea Blanca Estatal
(Foto: EP)

"El cáncer es una enfermedad que va en aumento, mientras las dotaciones presupuestarias en materia de Sanidad han ido bajando, sobre todo, a raíz de la reforma del artículo 135 de la Constitución española, que dio lugar al decreto 16/2012, que marcó la senda de los recortes en los servicios públicos con el pretexto de pagar la deuda de España. El modelo neoliberal, que prioriza la ideología y la fórmula de ‘mercado y más mercado’, ha provocado un traslado de lo público a lo privado, o lo que es lo mismo, ha acarreado la externalización y derivaciones. Por ejemplo, en Madrid se derivan las pruebas diagnósticas a determinados centros concertados, y esto produce una pérdida de calidad y una pérdida de fiabilidad, al tiempo que incumple la ley de libre elección, ya que las mujeres no puede elegir libremente el lugar donde realizarse las pruebas”, señala Esbrí.

Otra de las consecuencias de los recortes, es el aumento de la edad a la que se realizan las pruebas de detección. “Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que esas pruebas deberían realizarse cada año a partir de los 40, la mayoría de Comunidades Autónomas las llevan a cabo entre los 50 y los 69 años, cuando antes se hacían a partir de los 45”.

La desigualdad en materia sanitaria entre unas comunidades autónomas y otras, sumada a los recortes, las plantillas de profesionales sanitarios insuficientes o la caída de la investigación pública, “demuestran que las políticas sanitarias que se han llevado a cabo son tremendamente ‘cortoplazistas’ y van en contra de la prevención”.

“Hay una disparidad entre unas autonomías y otras, pero la realidad del conjunto indica que todas fallan en el carácter estructural de la Sanidad Pública. La Sanidad Pública fue un éxito del Estado desde la Ley General de Sanidad, pero esa ley fue arrasada por el real decreto 16/2012, que convirtió a las personas en asegurados. La realidad en España es que existen 17 modelos distintos y no hay uniformidad.

Sobre la conveniencia de un modelo centralizado, Esbrí se muestra más partidaria de un modelo “bien orquestado que de la centralización”. “Es cierto que para que haya igualdad debe partir todo de un tronco común, pero aunque las CC.AA. tengan competencias transferidas, el Estado tiene la obligación subsidiaria de cubrir las carencias. Debería ser obligatoria una cartera de servicios única y común porque todos los españoles somos iguales, independientemente de dónde vivamos”. Algunos ejemplos de las desigualdades entre una y otra región; “en Aragón, los centros públicos que ofrecen quimioterapia cuentan con materiales viejos y obsoletos, y eso genera grandes listas de espera y hace que no se ofrezca el tratamiento que necesita el paciente. Hay zonas de Galicia en las que los enfermos tienen que desplazarse para recibir quimioterapia”.

Otro de los problemas del sistema sanitario, que afecta especialmente a enfermedades como el cáncer, es la caída drástica de la inversión en investigación pública. “Esto es un escándalo porque directamente se han cargado la investigación pública. Los investigadores españoles cada vez se enfrentan a situaciones de mayor precariedad, eso cuando no se marchan del país, y eso nos hace depender de patentes extranjeras que tienen costes elevadísimos. Es una obviedad decir que si aquí tuviéramos los medios públicos necesarios, y los investigadores pudieran trabajar con un mínimo de dignidad, las cosas irían mejor, pero el trasladar la ideología a las políticas ha generado la creencia de que el mercado puede cubrirlo todo. Los laboratorios constituyen un lobby que presiona y ha paralizado la investigación en centros vinculados con el cáncer, y eso es algo lamentable”.

“Me resulta irónico que cuando se celebra el ‘día mundial de…’, todos los políticos se llenan la boca haciendo ver su apoyo a la causa, cuando realmente estos asuntos deberían estar en su mesa a diario, y no sólo un día al año. Los políticos han olvidado que lo primero son las personas, y han preferido entregarse a empresas que especulan con algo tan delicado como la salud”, critica Esbrí.

Aunque el cáncer es una enfermedad que no se puede prevenir, la detección temprana puede suponer un mejor pronóstico y mayor índice de supervivencia. “La prevención precoz es determinante porque hay mujeres que consiguen salir adelante porque les encontraron pronto la enfermedad. El problema, como decía antes, es que las pruebas suelen derivarse a centros concertados o privados, por lo que se alargan en el tiempo, y además en los centros públicos no hay opción de repetir las pruebas si el médico lo solicita, y tiene que volver a hacerse en espacios privados. El servicio público no concibe que la prevención es importante. Esto no se trata de rechazar la sanidad privada, si no que no tenemos que pagarla todos. Es dramático que la prevención pase a las empresas y no a los centros públicos. Todo esto viene porque quieren destruir lo público para justificar que es mejor lo privado, cuando no es así”.

Entre las principales reivindicaciones de la Marea Blanca Estatal respecto al cáncer de mama y sus tratamientos, Esbrí destaca la necesidad de “establecer planes igualitarios en todas las Comunidades Autónomas, la cobertura estatal allí donde se necesite, aumentar el número de profesionales sanitarios, una prevención adecuada y en espacios públicos, y que además debe ser más frecuente, los tratamientos deben aplicarse bajo criterios científicos sin pensar en el coste. También es necesario que los gestores sepan gestionar el espacio público y no se arrodillen ante los laboratorios, así como promover los laboratorios públicos”.

“La gestión sanitaria del Gobierno del PP ha sido nefasta porque cambió de forma unilateral el modelo público por un modelo de aseguramiento ‘estilo estadounidense. Han hecho una gestión nefasta e interesa porque están vendidos al capital sin haber tenido en cuenta su obligación de mantener la sanidad pública. Mientras recortan y recortan, sueltan millones a empresas vinculadas al espacio sanitario, que hacen su agosto a costa del dinero público que se quita a la sanidad. Su gestión ha sido mala, pero la que seguirán haciendo va a ser horrible porque la precariedad va en aumento”, concluye Esbrí.

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