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Los 100 mejores discos de los años 70 (del 10 al 1)

Los 100 mejores discos de los años 70 (del 10 al 1)

lunes 24 de octubre de 2016, 09:09h

Después de repasar los 50 mejores discos de lo que llevamos de década (2010-2014), los 100 mejores discos de los años 60, 80 y 90 llega el momento de repasar los mejores discos de la década más excesiva, para lo bueno y para lo malo, del siglo XX. Los años 70 son la evolución lógica de la anterior década, el rock and roll se convierte en un circo y las estrellas se convierten en actores, la industria mueve ficha y comienza a crear sus propias estrellas, las estrellas de rock pasan de ser proscritos a codearse con la jet set. La década de los 70 es de las más controvertidas pero, a la vez, la más rica que ha dado la música del siglo XX. Fueron diez años en los que la música popular fue capaz de crear algunas de sus mejores páginas y a la vez caer en los peores estereotipos que se la achacan, pero sin duda es el momento en el que la música popular alcanzó su mayoría de edad, Bowie lideró la década y varias revoluciones, Marvin Gaye puso la vista en el ghetto, Neil Young nos convenció de que "el rock and roll está aquí para quedarse" y Bob Marley dio voz al Tercer Mundo. Los 70 tienen muchas más de 100 obras maestras pero éstas son las 100 elegidas.

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10. Van Morrison – Moondance (1970)

¿Cómo se hace para continuar una obra maestra del calibre de ‘Astral Weeks’? Pues sacando otra... pero muy distinta. Ante el intimismo de ‘las semanas astrales’ Van 'The Man' se saca de la manga su disco más alegre y optimista, ‘Moondance’. Qué bonito es ser joven y estar enamorado. Un disco en el que cualquiera de sus diez canciones sirve como himno casi perfecto, pero por destacar, baste recordar las esencias jazzy de la titular, ‘Into the Mystic’, una canción tan bella y etérea que podría ser considerada la quintaesencia del cantante, el soul de ojos azules de 'And it stoned me' o la icónica 'Caravan', que obtendría una increíble versión en directo en el intenso ‘It's Too Late to Stop Now’.



9. David Bowie - Hunky Dory (1971)

En 'Hunky Dory' Tony Visconti pasa a ocuparse únicamente de las labores de producción, siendo reemplazado en el bajo por Trevor Bolder. A la guitarra sigue estando Mick Ronson y en la batería se mantiene Mick Woodmansey. Las Arañas de Marte al completo graban la que es una de las grandes obras maestras de la música rock, sin saber todavía que se llaman así. Como se dice en 'Changes': "Los cambios están tomando lugar al ritmo al que voy". Tras los sonidos más duros de ‘The man who sold the world’, ‘Hunky dory’ le ve ampliar su gama de sonidos, homenajeando a algunos de sus héroes musicales, Bob Dylan, John Lennon y el Lou Reed de la Velvet. Entre sus canciones más destacadas se encuentran la inmortal ‘Life on Mars?’, ‘Changes’, ‘Oh you pretty things’, ‘Quicksand’, ‘Kooks’ (dedicada a su hijo recién nacido) o ‘Queen bitch’, que adelantaría el sonido del personaje con el que alcanzaría la cima. Posiblemente sea el disco más bonito de toda su carrera.



8. The Rolling Stones - Sticky fingers (1971)

Para la época en la que salió 'Sticky fingers', los Stones ya ejercían como "la banda de rock and roll más grande del mundo", la famosa portada del disco la hizo Andy Warhol, para escándalo de la censura española que la prohibió y sacó una distinta que con el tiempo se convirtió en materia de coleccionista. 'Sticky fingers' es el primer disco propiamente dicho de Mick Taylor con la banda y su presencia se hace notar. Proveniente de la escuela de los Bluesbreakers de John Mayall, por donde habían pasado Eric Clapton o Peter Green, Taylor es, técnicamente, el mejor guitarrista que ha pasado por la banda. Su presencia electrificó y distorsionó el sonido del grupo, además de servir de acicate para la creación de algunos de los mejores riffs de la banda, como los de 'Brown Sugar', 'Can´t you hear me knocking' o 'Bitch', tres temazos hard rockeros que definirían el sonido de la banda para el resto de su carrera. También se le debe a Taylor los magníficos solos en esa preciosidad, compuesta por Jagger, que es 'Sway'. 'Dead flowers' y 'Wild horses' demuestran que los coqueteos con Gram Parsons y el country rock son ya de primer nivel. En 'I got the blues' recuperan esencias de Otis Redding y en 'Sister Morphine' se dejan oír las agónicas experiencias de Marianne Faithful con las drogas. Para terminar, una gema escondida, 'Moonlight mile'.



7. Marvin Gaye - What's going on (1971)

El disco con el que ha pasado a la historia Marvin Gaye fue el que creó en las peores circunstancias. En marzo de 1970 Tammi Terrell (con la que había grabado alguna de sus canciones más importantes) murió de un cáncer cerebral y Gaye cayó en una tremenda depresión. Se sentía hundido y además había perdido su fe en el mundo de la música donde se veía a sí mismo como una marioneta en manos de su jefe, Berry Gordy. Para colmo su matrimonio con la hermana del mandamás de Motown se estaba derrumbando. Decidió dejarlo todo e incluso buscó un hueco en un equipo de fútbol americano. La inspiración le volvió cuando Renaldo "Obie" Benson de los Four Tops le contó como había visto a la policía destrozar una manifestación anti-guerra de Vietnam. Gaye la convirtió en 'What´s going on' y cuando su cuñado se negó a a sacarla como single, Marvin Gaye se sumió en una huelga hasta que se publicase. Cuando meses después se convirtió en un tremendo éxito, Gaye no solo acabó con la dictadura de Gordy sino que abrió las puertas para un nuevo tipo de soul comprometido con gente como Stevie Wonder o Sly & The Family Stone a la cabeza.



6. Bruce Springsteen - Born to run (1975)

El DISCO con mayúsculas de la carrera de Springsteen. El 'Boss' dijo de él que sonaba como si estuviese producido por Phil Spector, cantado por Roy Orbison y escrito por Bob Dylan, y creo que no existe una mejor definición para el mismo. Uno de esos discos que suenan con frecuencia cuando se le pregunta a la gente por el disco que se llevaría a una isla desierta. Si tienen posibilidad, consigan la versión del 30 aniversario que contiene el documental 'Wings for wheels' sobre la grabación del álbum y el DVD con el directo grabado el 18 de noviembre de 1975 en el Hammersmith Odeon de Londres. Jon Landau había visto al futuro del rock and roll y no se había equivocado.



5. Sex Pistols - Never mind the bollocks, here's the Sex Pistols (1977)

La aparición de 'Never mind the bollocks, here's the Sex Pistols' fue el mayor revulsivo que ha sufrido el rock en sus más de 60 años de historia, solo la aparición de Nirvana (un grupo tan influido por los Pistols que llamaron a su obra maestra 'Nevermind'), más de una década después, se le puede comparar. Los Ramones habían llegado antes, pero fueron los Pistols los que convirtieron al punk en una verdadera amenaza para el anquilosado 'star system' del momento. De todas formas lo que queda, casi 40 años después de su publicación, no es tanto el escándalo y el ataque frontal a la conservadora sociedad británica sino 12 canciones como 12 templos, uno de los discos de rock más perfectos que existen, en el que no sobra nada, una especie de grandes éxitos en el que cada segundo, del sonido de unas botas militares en 'Holidays in the sun' hasta esa especie de pedorreta con la que Johnny Rotten cierra 'E.M.I.', encaja a la perfección. Tanto es así que alguien con uno de los egos más grandes de la historia de la música, Noel Gallagher, dijo "he hecho más de diez discos y en mi cabeza ninguno está a la altura de ése... y soy un bastardo bastante arrogante".



4. Led Zeppelin – IV (1971)

Page, Plant, Jones & Bonham eran la máquina mejor engrasada de la historia del rock y con su cuarto disco regalaron su gran obra maestra. En él se puede encontrar concentrado lo mejor de los tres primeros discos, el blues rock de su debut ('When the levee breaks' es la culminación de su apropiación de viejos blues para convertirlos en algo totalmente propio y nuevo, además de confirmar a Bonham como el batería más increíble del mundo y a Page como un productor supremo), el hard-rock y los increíbles riffs del segundo ('Black dog' puede disputarle el título a 'Whole lotta love' y 'Kashmir' como su riff más arquetípico) y el folk rock del tercero ('The battle of evermore', con la participación de la increíble voz de Sandy Denny, o 'Going to California' con su toque Laurel Canyon y su saludo a Joni Mitchell). Y, por supuesto, también está 'Stairway to heaven', una canción que resume en sus 8 minutos lo mejor de la banda, con el folk y el hard rock dándose de la mano como nunca antes o después lo han hecho.



3. The Clash - London calling (1979)

The Clash era una de las más importantes bandas punk de la generación de 1977. Ésa que se colgó una guitarra al hombro sin ni siquiera saber afinarla y con tres acordes mal aprendidos le dio un nuevo impulso a la música rock. Pero la fórmula se acababa, el punk se ahogaba en sus propios postulados, para 1978 se había separado el grano de la paja. La mayoría de los grupos punk no tenían la calidad suficiente para tener una carrera (algunos ni siquiera para un single). Pasado el exabrupto inicial los principales responsables del asunto llegaron a una encrucijada. Así que los Clash el grupo más comprometido de la generación (para algunos el único comprometido) comprendieron que la importancia del punk residía en la actitud y no en las canciones simples de tres acordes. Todos tenían los oídos amplios y antes de empezar con el punk tenían otras bandas detrás, así que para la grabación de "London Calling" se acabaron los prejuicios y Strummer y Jones decidieron que "Jimmy Jazz" una canción con aires de big band o "Brand new cadillac" un rock and roll de Vince Taylor podían ser tan punk como "White riot". Incluso durante la grabación del disco hicieron una versión de "The Man In Me" de Bob Dylan, algo que era tabú para alguien que se considerase punk. La grabación del disco les llevó un par de meses, Jones y Strummer fueron los compositores principales de las 19 canciones pero Paul Simmonon, el bajista del grupo, aportó una de las piezas fundamentales "Guns of Brixton" un dub reggae con el que se estrenaba como compositor y cantante principal. Otros momentos destacados de "London calling" son la canción que le da título, "Spanish bombs" (sobre la Guerra Civil española), "Rudie can´t fail", "Revolution rock" o "Train in vain", la canción que cerraba el disco y que en los primeros ejemplares de vinilo no aparece en los títulos de crédito. El disco se publicó en el Reino Unido en diciembre de 1979 y en EEUU en enero de 1980, lo que llevó a la revista Rolling Stone declararlo el disco más importante de los años 80. Pero no sólo en los múltiples reconocimientos que ha tenido está su importancia, los Clash se convirtieron con "London Calling" en la banda más influyente de su época, la mezcla de punk, reggae, ska, soul, pop y rock dio paso a que muchos grupos se librasen de sus inhibiciones y volasen libres. Los Clash lo quisieron llamar "El Nuevo Testamento" pero la compañía no lo aceptó. Una pena porque "London Calling" es algo así para la música rock, un nuevo comienzo en el que estaba permitido todo siempre que hubiese algo que decir (y Joe Strummer siempre tuvo muchas cosas que decir).



2. The Rolling Stones - Exile on main street (1972)

Si un extraterrestre bajase a la tierra y preguntase "¿qué es el rock and roll?" no habría mejor respuesta que ponerle (al máximo volúmen) 'Exile on main street'. Tras escuchar 'Rocks off' y 'Rip this joint' ya se habrá hecho una idea bastante aproximada, pero escuchándolo atentamente, sabrá que la criatura es un bastardo con muchos padres, blues, country, gospel, folk... Todos ellos encuentran acomodo en la cima de la carrera stoniana. El primer doble disco de la banda se grabó en el exilio francés, de ahí su nombre, en concreto en la mítica villa Nellcote en la que Keith Richards y Anita Pallenberg se llenaban de pinchazos los brazos para deleite de todos los 'camellos' del sur de Francia. Este es, sin duda, el disco de un Keith verdaderamente enchufado, ya fuese a la guitarra o a la jeringuilla. Su conexión con Mick Taylor es total, a pesar de que el joven guitarrista tuviese que luchar con los 'invitados' de los Richards que utilizaban el cable de su guitarra para 'ponerse a la altura' de sus anfitriones. 'Tumbling dice', 'Sweet Virginia', 'Torn and frayed', 'Happy', 'All down the line' o 'Shine a light' son solo algunos ejemplos de la piedra Rosetta del rock & roll.



1. David Bowie - The rise and fall of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars (1972)

Bowie llevaba tiempo hablando de crear a la la estrella de pop perfecta, mezclando a dos de sus héroes, Lou Reed e Iggy Pop, fijándose en la música del primero (especialmente en su banda: la Velvet Underground) y en el modo de actuar del segundo. El resultado debería ser un personaje que “pareciese que acabase de aterrizar desde Marte”. El impulso definitivo para crearlo fue el enorme éxito de su amigo Marc Bolan, al frente de T. Rex, creando el surgimiento de la escena 'glam'. Así surgió Ziggy Stardust, un alienígena bisexual que viene a un mundo apocalíptico, al que sólo le quedan cinco años, y se convierte en una especie de Mesías rock que acabará muriendo por sus propios excesos y por los fans que ha creado. Si en la portada del disco, todavía parece un mod vestido raro en las presentaciones en directo, Ziggy demostraba que había vida en Marte. El pelo rojo, las botas y el traje chillón de aquel ser no eran de este mundo. El disco que catapultará la carrera de Bowie y le convertirá en una superestrella, es la cima de una de las carreras musicales más importantes de la música del siglo XX. Desde la melodramática 'Five years' hasta el colofón final de 'Rock'n'roll suicide', Bowie da lo mejor de sí mismo, en un disco que conjuga a la perfección el rock de 'The man who sold the world' con las elaboradas baladas de 'Hunky dory'.

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