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Chapuzas

Chapuzas

jueves 13 de diciembre de 2007, 01:19h

Reconocer las habilidades del MAS, como el manejar técnicas para despistar al adversario y hacerlo creer que va a suceder algo con ribetes alarmantes y producir otro hecho, que a la luz de la alarma esparcida, aparece como de menor radicalidad y hasta aceptable.

Como la constitución chapuza, que iba a ser aprobada en Lauka Ñ, en medio del tráfico ilegal de cocaína que crece y crece en el Chapare, pero no. Mientras mirábamos escandalizados hacia el subtrópico, se preparaba Oruro, el cerco de los movimientos sociales, la convocatoria a destiempo, el obscuro cambio del reglamento interno, la publicación de textos constitucionales distintos según el lector, la aprobación de lotes de cien artículos a mano alzada que se llamó aprobación en detalle. El hecho jurídico es una chapuza innombrable, pero el hecho político está dado y, como todo aquello que se forja desde el poder se convierte en parte y arte de la realidad fáctica, hay que contar con ello. Ahora se nos propone llegar al final, un referéndum para validar el engendro.

Si uno mira televisión, nos verá a todos enfrascados en la discusión sobre el texto de la constitución chapuza. Sucede hasta con los más radicales opositores, ni que decir con los que apoyan las políticas oficiales, que afirman que los bolivianos hemos redactado juntos la constitución del MAS: la constitución de la división, del enfrentamiento y de la guerra. A nadie se le da por acordarse de hace una semana, en Sucre, en el cuartel militar de La Glorieta.

Si el gobierno de Morales ha demostrado con creces no tener escrúpulos y saltar por encima todo acuerdo, toda regla y todo compromiso, no tendrá por qué detenerse en organizar una clara victoria en el futuro referéndum o en todos los varios referéndums que a esta altura nos tiene preparados. Insisto, luego existo: el próximo bastión a tomar por asalto es la Corte Nacional Electoral, para hacer con ella, el padrón y sus registros, lo que puede hacer con cualquier institución: utilizarla para fines de la su revolución.

Para entender, una analogía: después de una violación de dos borrachos a una chica que estaba invitada de mala fe, se la acusa a ella de haber provocado los instintos de ambos machos por llevar una falda ligera; además, hay un embarazo y la ecografía muestra una malformación congénita en el feto, lo que pone en peligro la vida de la madre y el desarrollo futuro del maltrecho ser. Los violadores proponen que el infante se llame Juan, y todos los demás, los jueces, policías, curas, las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres, todos, nos enzarzamos en una discusión sobre el nombre que debe llevar el futuro engendro, olvidando a la madre, a la justicia que debe dictarse, a los reclamos de algunos que permanecen cuerdos; los violadores, acudiendo a sus derechos paternos imponen el nombre y los demás nos ponemos a libar con ellos, de buen vino y buena chica (para no dejar de ser pluriculturales) festejando la feliz llegada de la creatura.

Así estamos. Discutiendo artículo por artículo, relevando virtudes y denunciando defectos, de la chapuza que se aprobó (?) fuera de lo previsto en las normas, los consensos, las buenas formas y al margen de la ley, lo que viene a producir una creatura monstruosa que solo puede llevarnos a la guerra, si se intenta aplicarla. Y no por uno, tomado individualmente, que puede hasta adaptarse a semejante grosería y seguir con su vida, consolándose pensando que hasta peores cosas pueden pasar, si las cosas continúan así en el futuro.

No se necesita ser sociólogo (que de ellos hay algunos en el gobierno) o haber estudiado en Salamanca (que de ellos no debe haber ninguno), para comprender que lo que se propone desde Los Andes en nombre de una etnia, es una opción imposible de ponerse en marcha, por mucha chapuza y fraude que se practique, porque el centro neurálgico de la producción de riqueza y de conocimiento no está ya en las alturas, bordeando el cielo, sino en los brazos de los productores e industriales esparcidos en todo el territorio nacional, fundamentalmente en Santa Cruz y en Tarija (sin dejar de lado El Alto, que ya reaccionará como tal, en su momento).

Por lo tanto, si el MAS cometió con un cabildo el error de aislarse en La Paz para defender desde allí sus tesis restauradoras del poderío y la riqueza precolonial, y aisló a La Paz del resto del país en ese intento, ahora, con la aprobación grotesca de esta constitución chapuza, obliga al resto del país a reaccionar sin muchas opciones (ya no queda donde y ya no hay con quienes, o no hay Tribunal Constitucional al que recurrir porque lo clausuró con malas artes el gobierno), lo que sucederá los próximos días y semanas.

La miopía del MAS, la incapacidad de los gobernantes para comprender el país que los cobija, va a adelantar la resolución no dialogada del problema real, que es la reconfiguración territorial del poder y la autonomía legítima de las regiones (que es el asunto que debió consensuar la Constituyente, junto a la inclusión de los grupos étnicos históricamente marginados). En ese espacio se mueve y se resolverá ahora (no queda más tiempo) la crisis de Estado boliviana y la configuración de la nación futura.

 

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