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Iglesias vuelve a equivocarse

jueves 27 de octubre de 2016, 09:26h

Pablo Manuel Iglesias busca en su ropero el disfraz que mejor le cuadre en los nuevos tiempos. Elegida la prenda más adecuada, Iglesias se prepara para salir a escena. Ducho en el manejo de estrategias mutantes y experto en organizar carnavaladas populares, el hombre de las mil caras ensaya ya novedosas posturitas provocadoras. Se han despejado ya las incógnitas con las que veníamos especulando desde hace demasiados meses: ya no habrá terceras generales consecutivas. Tampoco habrá un gobierno de todas las izquierdas apoyado por las minorías secesionistas. Obligado por las circunstancias, ajenas y propias, víctima de los errores tácticos de sus dirigentes, destripado y consumido, el Partido Socialista permite finalmente la formación de un ejecutivo de centro-derecha.

Yo creo que Iglesias se esperaba algo muy similar a lo que finalmente ha ocurrido. Ahora se transformará en un personaje distinto del que ha sido en los últimos meses. Lo tiene todo preparado. En su discurso ya no encajan los postulados programáticos de la socialdemocracia escandinava ni los acercamientos fraternales a los presuntos compañeros del PSOE, para él ha llegado la hora de regresar a la ideología anarco-revolucionara que caracterizó a Podemos en su alborada fundacional. Sin compromisos electorales a la vista, sin la necesidad de captar el voto de centro izquierda que necesita para convertirse en una alternativa viable a la derecha, el objetivo prioritario de Iglesias no es otro que devorar las entrañas de un PSOE malherido.

Los agitadores de Podemos, infiltrados en los colectivos más dañados por la crisis, desempolvan sus pertrechos de acampada y se conjuran para instalarse nuevamente en las calles más céntricas. En sus mochilas llevan todos los útiles que precisan para sobrevivir al raso: caretas, capuchas, banderas, actitudes desafiantes, canciones de otras épocas, manifestaciones preventivas y huelgas generales. Los más totalitarios, aquellos que pretenden ganarse el favor del gran maestro de la orden “podemita”, se atreven incluso a decir que la soberanía popular ya no reside en la institución que nos representa a todos. Según ellos, en poco más de noventa días, la voluntad del pueblo se ha mudado a los derroteros que solo ellos habitan. ¡Así de sencillo!

Cuando el porcentaje de votos no respalda a los iluminados que desean alcanzar los cielos del poder, basta con organizar trágalas populistas en los descampados del sistema. Después vociferan uno de sus lemas más conocido: aquí vive la gente, fuera de aquí circulan los ciudadanos. Iglesias se cree el más listo de todos. ¡Peor para él! Su sectarismo y su arrogancia enfermiza convertirán a Podemos en una minoría parlamentaria sin futuro alguno. Iglesias vuelve a equivocarse.

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