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Móviles (Foto: UNIVERSIDAD DE ABERDEEN)

El lado oscuro de las redes sociales: el fenómeno del linchamiento digital

lunes 05 de diciembre de 2016, 15:05h

Es imposible dimensionar el impacto real que el avance tecnológico, y especialmente la aparición de internet, ha tenido en la civilización occidental, en nuestra cultura, y la forma que tenemos de relacionarnos con los demás. Las últimas generaciones han crecido en un mundo donde existe una dependencia excesiva hacia la tecnología. Cada vez es más fácil escuchar frases como “¿qué voy a hacer un día entero sin móvil?” o “¿cómo he sobrevivido hasta ahora sin internet?”.

El episodio de la tercera temporada de Black Mirror titulado “Nosedive” nos presenta una sociedad completamente regida por las redes sociales, donde la puntuación que los demás te pongan en una famosa app determina tu estatus dentro de la comunidad. Solo puedes llegar a la élite con buenas puntuaciones, y para lograrlas la única alternativa es vivir constantemente de cara a la galería. Según Charlie Brooker, creador de la serie, el capítulo denuncia que todos de una forma u otra promovemos o somos víctimas de un sistema donde lo menos importante es tu humanidad, siempre que cumplas unos mínimos estéticos.

Si lo pensamos, no estamos tan lejos de esta realidad. Una gran parte de la vida de los jóvenes se desarrolla a través de internet: las redes sociales son una segunda realidad en la que ser el más admirado o seguido se convierte en lo más importante. Publican frases ingeniosas en twitter sobre el día a día, o llenan las redes sociales con fotos perfectamente estudiadas simulando una vida idílica. La aspiración de muchos es lo que ahora se denomina ser "influencers", recompensados por las marcas por su número de seguidores y "me gustas”, o por el volumen de sus visualizaciones en plataformas como YouTube. Parecer se convierte en más importante que ser.

Pero en algunos casos para que unos sean admirados, tiene que haber cabezas de turco. El odio y las humillaciones en internet es algo completamente habitual e incluso podríamos decir que normalizado en nuestros días.

El uso de las redes está al alcance de todos, sin límite de edad ni fronteras geográficas, lo cual supone que el control sobre las mismas sea especialmente complejo.

El ciberespacio es un mundo con posibilidades infinitas. Que permite al individuo ser quien quiera ser, sin imposiciones ni reglas. Además, si se utiliza con destreza, puede ser un recurso para acceder a prácticamente cualquier tipo de contenido o material.

El odio y la humillación en las redes sociales

Puede ser una frase desafortunada, un error, o un simple desliz. La humillación pública y social en las redes no tiene fin. Cualquier usuario de las redes sociales, por discreto que sea, puede convertirse en objeto de burlas y humillaciones de otros usuarios, normalmente amparados en el anonimato.

Se trata de linchamientos digitales, que en algunos casos pueden parecernos justificados. Lo que está claro, es que normalmente se nos van de las manos. Este fenómeno en inglés se conoce como shitstorm, literalmente “tormenta de mierda”, y se define como "un aluvión de críticas, a menudo insultantes o con intención de humillar, que se desencadena a raíz de la publicación de algún comentario en medios o redes sociales".

No es más que una especie de jurado colectivo, cargado de sarcasmo y sin un atisbo de benevolencia; un conglomerado de haters ejerciendo un autoproclamado rol de críticos. Este linchamiento es habitual en redes sociales, sobre todo en Twitter, donde abundan las cuentas anónimas que insultan a personajes públicos sistemáticamente. Los últimos en sufrirlo han sido personajes como Fernando Trueba, o la recientemente fallecida Rita Barberá.

Pero no solo los personajes públicos pueden ser víctimas del shitstorm, también ha habido casos de personas completamente anónimas que han sufrido humillaciones desproporcionadas por diversos motivos: el caso del niño enfermo de cáncer que recibió insultos por twitter por su afición a la tauromaquia.

Es una característica inherente en el ser humano, que se cataliza con la aparición de este tipo de tecnologías que nos permiten que la crueldad sea, en determinados casos, un recurso valioso para obtener reconocimiento y seguidores.

En otro capítulo de la última temporada de Black Mirror, Odio nacional, se habla precisamente de este fenómeno. Nos sitúa en un futuro cercano, donde ser el más odiado en twitter supone la muerte. La crítica sobre la ferocidad y crueldad impune de las redes sociales es evidente. Es innegable el poder que el hashtag tiene nuestros días, pudiendo arruinar reputaciones en un par de clics.

¿Son punibles estas conductas?

A pesar de lo que se suele decir, este tipo de actos no son impunes. Pueden constituir delitos contra el honor de las víctimas: que versan por un lado, sobre la afirmación de hechos o falsa imputación de delitos: lo que se denomina calumnias, o sobre el menoscabo de la fama o propia estimación: las injurias.

En el artículo 205 del Código Penal se afirma que "calumnia es la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad". Así mismo, el delito de injurias, recogido en el artículo 208, es "la acción o expresión que lesiona la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación".

En las redes sociales suele darse con frecuencia el segundo tipo, que además (como consta el artículo 209 CP) si están hechas con publicidad, como es el caso, verán incrementada su pena.

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