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‘La rosa de papel’: el esperpento de Valle-Inclán pasado por el tamiz de Irina Kouberskaya
(Foto: Laura Torradoi)

‘La rosa de papel’: el esperpento de Valle-Inclán pasado por el tamiz de Irina Kouberskaya

domingo 15 de enero de 2017, 18:51h
El dramaturgo crea, el director de escena recrea. Si la creación literaria consiste, básicamente, en producir una obra partiendo de la mente del escritor, de su capacidad de observación de la realidad, de su imaginación para completarla y de su habilidad para expresarlo con palabras de la forma más bella, la recreación viene a ser como el “más difícil todavía” del circo, es decir, la creación de nuevo de alguna cosa partiendo de esta. Dicho de otro modo, que el primero se embarca en dar un inusual, un casi imposible salto mortal con la palabra, mientras que el segundo se empeña, y a veces hasta consigue, un triple salto mortal, partiendo del texto del escritor, pero materializándolo sobre un escenario con todos los elementos de que dispone (actores, figurinistas, diseñadores de luz y de sonido, etc.), aportando su visión personal sobre la del escritor, en este caso el dramaturgo.
Por ir de lo teórico a lo concreto, eso es lo que hace con cada texto que escoge Irina Kouberskaya y que, una vez más, ha conseguido también con ‘La rosa de papel’, de Ramón María del Valle-Inclán, una obra tan corta -unos 60 minutos-, como intensa, que forma parte del Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte del genial autor gallego.En ella, una mujer vive sus últimos momentos sobre un incómodo, sucio y viejo catre (Floriana, La encamada, representada por una brillante Catarina de Azcárate). La moribunda, además, tiene que aguantar a su lado a un marido (Simón Julepe, a quien davida un también soberbioAntorrín Heredia), siempre borracho y valentón, nada preocupado por la suerte de sumujer, y menos aún por la de sus tres hijos, que ya están a punto de quedar huérfanos. En esos momentos de debilidad, la enferma revela al borrachón que cuenta con un pequeño capital -siete mil reales- para poder dejar algo que allane la educación de los pequeños y, al tiempo, que algún cura le administre la extremaunción.

El marido beodo ve las puertas del cielo al conocer la existencia del parné, pero la enferma consigue esconderlo en un altillo, muy cerca de donde están sus hijos presenciando también la escena. Momento en el que unas vecinas, oliendo ya el fin, como las aves carroñeras, se presentan en la casa del matrimonio con el aparente fin de echar una mano a la enferma. Pero La encamada muere y después de arreglar el cadáver, estas se ponen manos a la obra para despojarla de sus escasas pertenencias, al tiempo que colocanuna rosa de papel entre sus manos. Así vestida y engalanada, la muerta cobra una nueva e irresistible atracción para el esposo que ahora la ve como obscuro objeto de deseo hasta el punto que se compromete públicamente a pagar todo el dinero que sabe que existe en algún lugar de la casa, o en los bolsillos de sus avaras vecinas, si consiguen mantener así de bella a la muerta…

El texto, aunque escrito tres años antes, se publicó en 1927 en ‘El retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte’ que incluía, además de La rosa de papel,La cabeza del Bautista, El embrujado, Sacrilegio y Ligazón. Todas ellas, dirigidas también por Irina Kouberskaya, podrán verse juntas en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en única representación -si mis fuentes no me engañan-, en ocasión memorable para los aficionados al teatro que, además, podrán escuchar dentro y fuera de las representaciones, música y sonidos, aderezados con pinchos y bebidas que ayuden a digerir tantas y tan continuadas emociones teatrales por espacio de seis o siete horas, en una fiesta casi inimaginable para los sentidos que, con toda probabilidad, quedará escrita indeleblemente en sus memorias.

La crueldad, la avaricia, el egoísmo, la lujuria y la muerte, generalizados en todos los personajes de ‘La rosa de papel’, son dirigidos con la suave pero firme mano de Kouberskaya, conformando un retablo de figuras singulares, trágicas y esperpénticas, que conforman un cuadro de humor negrísimo de una España que también existe desde mucho antes que la pintara Valle-Inclán, pero que tampoco hoy ha desaparecido, ni mucho menos. Así, el sarcasmo atraviesa el montaje de principio a fin, en una fiesta macabra y lúgubre, no exenta tampoco de rasgos de humor negrísimo de esa España que tanto, tan bien y tan vehementemente reivindica el teatro que se hace siempre en la Sala Tribueñe que -no lo olvidemos- lleva en su nombre la ‘eñe’ de España.

La acción discurre en un único espacio, la humilde casa de Floriana y Simón, encarnados por dos actores dignos de la profundidad y la esencialidad de los personajes valleinclanescos, Antorrín Heredia y Catarina de Azcárate en la función a la que asistí, acompañados de unos también excelentes Chelo Vivares (La Musa), Rocío Osuna (La Disa) y Carmen Rodríguez de la Pica (La Pingona), las tres vecinas. Y, junto a ellas, las figuras masculinas de José Manuel Ramos (Mozo), José María Ortiz (Pepe el tendero) y un Jesús Chozas, que se marca unos cantos hondos y aflamencados que cortan la sangre.

La función, desde luego, lleva la marca de la casa y funde la fealdad de lo retratado con la belleza de los cuadros que componen las figuras, estupendamente iluminadas por Miguel Pérez-Muñoz y Paula Sánchez, y vestidas por Hugo Pérez de la Pica, que nos brindan algunos momentos supremos: el baile del matrimonio, una vez muerta Floriana, y el cuplé que se marca la rediviva Encamada, graciosa, sensual y llena de doble intención en sus gestos y palabras, que hacen de esta obra, ‘La rosa de papel’, una delicatesen, aunque llena de un sabor agridulce tan popular como español.


La rosa de papel’
Texto: Ramón Mª del Valle-Inclán
Dirección: Irina Kouberskaya
Intérpretes: Antorrín Heredia / Miguel Pérez-Muñoz, Mª Ángeles Pérez-Muñoz / Catarina de Azcárate, Chelo Vivares, Rocío Osuna,Carmen Rodríguez de la Pica,José ManuelRamos, José María Ortiz y Jesús Chozas
Figurines: Hugo Pérez de la Pica
Diseño y elaboración de muñecos: Matilde Juárez
Fotografía de cartel: Laura Torrado
Teatro Tribueñe,Madrid

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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