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Más aranceles e impuestos, menos riqueza para el país

miércoles 25 de enero de 2017, 12:37h

Hasta hoy me he negado a escribir sobre Donald Trump, pero su amenaza de imponer un arancel del 35% sobre las importaciones de coches fabricados por compañías USA en el extranjero y su renuncia a al Acuerdo Asia Pacifico, de paso que apoya al Brexit y por supuesto no apoya el acuerdo trasatlántico USA- UNION EUROPEA(TTIP), me obligan a criticar profundamente unas decisiones que nos devuelven a la época de las cavernas económicas. En un mundo donde la riqueza proviene de la globalización, el levantar fronteras y muros es como regresar a la Edad Media de la Humanidad.

General Motors y sus hermanas ya han amenazado con denunciarle y querellarse, pues fabrican nada menos que 8 millones de coches que se importan de Méjico a USA, naturalmente que los fabrican allí porque la mano de obra es más barata, pero no por ello van a volver a fabricar en el territorio USA, ya que, siendo la mano de obra más cara, realmente lo que se conseguiría es una mayor robotización de la fabricación que es los que les espera a todos los futuros países industriales. De otra parte, al renunciar al acuerdo Asia Pacifico le dejan el mercado a su competencia, la China industrial, porque frente a los aranceles, se oponen otros aranceles en la competencia, y se pierde la libertad de comercio que es lo que ha hecho rico al mundo del Siglo XXI. Baste recordar que España no empezó a crecer hasta la liberalización de 1959 por los planes desarrollistas, y porque al imponer aranceles sobre el acero importado, el nuestro que era peor, nos dejó sin la adecuada flota mercante y de guerra, pues podíamos competir en Turismo como se ha demostrado, pero no hemos conseguido industrializar el país , especialmente después de la Crisis de 2010, que sin embargo hemos conseguido remontar poco a poco, gracias a la salida de nuestras empresas al mundo internacional, nuestras exportaciones y el Turismo.

Ayer mismo Rajoy anunciaba la bajada de las tasas aeroportuarias, lo que va a hacer a nuestros puertos y a aeropuertos más competitivos, ciertamente no ha bajado mucho los impuestos, más bien al contrario, pero imagínense lo que supondría poner fronteras y aranceles, inmediato desabastecimiento como en Venezuela, ruptura de la armonía que permite la libertad de mercado e inseguridad en los empresarios que huyen como lo están haciendo de Catalunya, cuando no hay seguridad jurídica ni libertad de comercio.

Yo creía que el populismo de Trump ahondaría en la globalización y parece que es al contrario, defenderse patas arriba, retreparse sobre el ombligo, parecen las recetas mágica para la perdida no ya de influencia que lo será, sino de riqueza que también.

Lo importante es atender a los principios de la Organización Mundial de Comercio(OMC). El Tratado de Marrakech que creó en 1994 la OMC se inspiró en los objetivos y principios del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) de 1947 al que a su vez la OMC sustituía e integraba en su organización. La nueva institución, como su antecesor, buscaba, por una parte, la elevación de los niveles de vida, la consecución del pleno empleo, el crecimiento de la producción mundial, la utilización óptima de los recursos y la conservación del medio ambiente conforme a los objetivos del desarrollo sostenible. Por otra parte, lo que constituye la nota diferencial más destacada entre GATT y OMC, una mayor integración de los países en desarrollo en el sistema de comercio mundial multilateral y abierto.

Para conseguir los objetivos señalados se habrían de utilizar dos grupos de instrumentos principales. El primero de ellos está formado por un conjunto de Acuerdos Multilaterales que desarrollan reglas derivadas de algunos principios generales pactados entre los Estados miembros. Según los mismos, las relaciones comerciales entre los participantes han de obedecer a tales reglas. Su importancia radica en que, en la práctica, estas normas de comercio internacional y más específicamente las relativas a políticas comerciales, se aplican a los intercambios entre empresas que, en el mundo actual, son los auténticos protagonistas del comercio exterior. Y, claro está, les puede afectar en mayor o menor medida.

Los principios indicados son: a) el de no discriminación que se aplica a las normas comerciales de los países (aplicando la cláusula de nación más favorecida) y a los productos nacionales y extranjeros (principio de igualdad de trato o trato nacional); y b) el de transparencia que se aplica a las reglas nacionales relativas a intercambios por medio de la publicación de tales normas y su notificación a la secretaría de la OMC.

Naturalmente, se supone que todos los países obran de buena fe y asi han ido proliferando los grandes acuerdos que como la UE y los mercados comunes y como pretendían serlo el Asia Pacifico y el del Atlántico en que Europa achaca a Estados Unidos el bloqueo del TTIP, hasta el punto de que Rajoy teme que los USA con Trump se carguen los grandes acuerdos comerciales , pero no son ellos sino sus empresas, los que producen la riqueza y los políticos como Trump se engañan y engañan a las empresas al tomar decisiones que van contra los principios naturales de la OMC, y por lo tanto perderán riqueza, si hacen marcha atrás como los cangrejos, y nos devuelven no ya a la Edad Media, sino a la de Piedra, Acabaríamos en el trueque, y calentándonos en la hoguera de las cavernas.

BERNARDO RABASSA ASENJO. PRESIDENTE DE CLUBS Y FUNDACIONES LIBERALES.
MIEMBRO ASOCIADO DE ALIANZA LIBERAL EUROPEA (ALDE), PREMIO 1812.
PREMIO CIUDADANO EUROPEO 2013. MEDALLA AL MÉRITO CULTURAL 2015,
PSICOLOGO SOCIAL

Bernardo Rabassa

Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.

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