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'Jackie': un 'biopic' que se sale de lo convencional
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'Jackie': un 'biopic' que se sale de lo convencional

viernes 17 de febrero de 2017, 11:44h
Un 'biopic' de la ex primera dama estadounidense Jacqueline Kennedy protagonizado por una Natalie Portman nominada al Oscar. Los dos datos más conocidos de 'Jackie' podrían hacer pensar que estamos ante una de esas películas biográficas tan del gusto de la Academia que siguen un guión similar, (ascensión, caída y redención) y que solo sirven como plataforma de exhibición de su protagonista. No es el caso, el chileno Pablo Larraín ha construido una película que evita los convencionalismos de este tipo de película y sirve para adentrarnos en la mente de uno de los personaje más misteriosos y admirados de la historia de EEUU. Lo único que tiene en común con ese tipo de 'biopics' es una interpretación maravillosa por parte de su protagonista, aunque sea una que ayuda a la película y no al contrario.
De primeras, 'Jackie' evita contarnos la Historia para centrarse en su historia. Esto no es un recorrido por los hechos más significativos de la vida de Jackie Kennedy, aquí no vemos cómo conoció a JFK, no está el nacimiento de sus hijos o el día en que se convirtio en Primera Dama, tampoco Marylin Monroe (ni tantas otras) ni mucho menos Aristóteles Onassis. La película está enmarcada durante una entrevista entre Jackie y un periodista en la mansión de la familia Kennedy en Hyannis Port, unos días después del asesinato de su marido, el presidente John Fitzgerald Kennedy. Ahí veremos a la verdadera Jackie, la que intenta vender, de manera magistral, su parte de la historia y su posicionamiento en la misma. La entrevista dará paso a varios 'flashbacks' que nos llevaran a determiados momentos, todos comprendidos en un breve periodo de tiempo. De su televisado paseo por la Casa Blanca, que fue visto por 80 millones de personas, al día del asesinato de Kennedy y los posteriores días que llevaron a su entierro.

Natalie Portman es el centro de la película, su interpretación es espectacular, no quedándose en la mera imitación, aunque lo que logra con el particular acento de Jackie es admirable, sino dándole alma, con su mirada dice más cosas que con el texto. Alrededor de ella pululan varios secundarios de mucho nivel, Billy Cudrup como el periodista que la entrevista, Greta Gerwig como su asistente, Peter Sarsgaard como Robert Kennedy o el añorado John Hurt como un sacerdote en uno de sus últimos papeles. Pero la película va más allá de los hechos históricos que vivió esta mujer para centrarse en la fascinación que despertó el personaje entre sus compatriotas, en un momento de luto nacional en los que se convirtió en el personaje más escrutado del mundo. Su dolor es real, como también su intención de dar su versión de la historia, una historia que convirtió en un cuento de hadas, a pesar de ser vivida por sufrientes personas de carne y hueso. Fue ella quien se refirió por primera vez a los breves años de presidencia de su marido como Camelot, dando al país los héroes que necesitaba en ese momento y convirtiendo, de paso, a los Kennedy en leyenda con la misma minuciosidad con la elegía sus vestidos.

Larraín consigue un retrato poliédrico de una mujer que tuvo muchas caras a pesar de que solo se permitiera mostrarnos una, la de una Reina Ginebra oficiando de anfitriona de los buenos tiempos de Camelot, antes de que ese momento fuera borrado del tiempo por el dolor. Con la ayuda de la excelente partitura de Mica Levi el chileno compone su historia, un autorretrato en el que Jackie nos cuenta su historia y Larráin le pone las capas hasta conseguir algo parecido al cubismo.
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