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'Mi hijo se hace el sordo cuando le digo que ordene su habitación'...

"Mi hijo se hace el sordo cuando le digo que ordene su habitación"...

viernes 24 de febrero de 2017, 13:59h

¿Sientes que tu hijo se hace el sordo cuando le hablas? ¿Has pensado que tu hijo te está tomando el pelo? Si la respuesta es un sí, deberíamos plantearnos las siguientes preguntas: ¿sabemos realmente por qué lo hacen? ¿Si lo sabemos, reconocemos la forma de actuar adecuada?

En muchas ocasiones, nos crispamos con nuestros hijos porque hacen caso omiso a lo que les requerimos, pero realmente deberíamos hacer un alto y pensar el por qué se comportan de esa forma.

Existen multitud de explicaciones a su forma de comportamiento, por ello debemos detectar la que mejor se ajuste a la situación y actuar en consonancia. Entre otras causas encontramos que nuestro hijo está concentrado en un juego, interpreta nuestra insistencia como un juego muy divertido, le damos instrucciones que no entiende, le damos instrucciones demasiado amplias, le damos instrucciones en negativo o le repetimos la misma cosa muchas veces.

Los padres nos preguntaremos, y ante esto, ¿Qué hago? Pues bien, si nuestro hijo está concentrado en un juego, debemos tener claro que, sí escucha pero no presta atención. Por lo tanto, deberemos agacharnos y ponernos a su altura, informarle de que en breve deberá dejar la actividad, explicarle de por qué es razonable nuestra explicación, dejarle acabar una parte de lo que está haciendo e iniciar nosotros la nueva conducta para que le sirva de modelo.

Si la causa de “hacerse el sordo” radica en la interpretación de nuestra insistencia como un juego, deberemos observar al menor y percibir si tiene una sonrisa. En caso afirmativo, le deberemos hacer saber que nos hemos percatado de su juego y con esto conseguiremos que elimine importancia a esa conducta.

En ocasiones, puede ocurrir que nuestro hijo no comprenda las instrucciones que le estamos dando. En este sentido, debemos ser específicos, tenemos que explicarle exactamente lo que queremos que haga, sin dar por hecho que lo comprenderá.

Por otra parte, no debemos aportarles instrucciones demasiado amplias, pues siempre existen actividades que no son de nuestro agrado y debemos hacerlas lo más simples posibles, para que parezcan fáciles. En este caso, en vez de decirle “limpia tu habitación”, sería conveniente decirle “haz tu cama y lleva la ropa sucia a la lavadora”.

Las frases en negativo, siempre son consideradas desagradables y tienen por defecto un rechazo. Por este motivo, debemos valorar que la prohibición no enseña una conducta deseada, sino que conlleva una connotación negativa. Tendremos un resultado favorable si cambiamos la construcción de las frases. En vez de decirles a nuestros hijos “no pegues a tu hermana”, obtendríamos un mejor resultado y por tanto aprendizaje si les decimos, “en nuestra familia no pegamos”.

Por último, si le repetimos la misma cosa muchas veces, aprenderán que no hay que hacer caso nunca a la primera orden, pues creerán que no es la definitiva. Ante esto, sólo le daremos la orden una vez y haremos un llamamiento al sentido de la responsabilidad familiar.

En definitiva, que se hagan los sordos, no siempre es producto de la desobediencia.


Análisis elaborado por Paloma López & Rocío Gavilán, del gabinete 'Psicología Velázquez'
Calle Velázquez 53, Madrid - 650541532
www.psicologiavelazquez.com


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