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Portugal y Grecia: cómo salir de la crisis y olvidar el rescate desde la izquierda

Portugal y Grecia: cómo salir de la crisis y olvidar el rescate desde la izquierda

viernes 07 de abril de 2017, 08:49h

En abril de 2011, el por entonces primer ministro socialista de Portugal, José Sócrates, recurría al Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera y el FMI, llamado popularmente como el 'rescate europeo'. Se aprobó un paquete de rescate de 78.000 millones de euros a un tipo medio de interés de un 5,1%. Ese mismo año 2011 se redujo el déficit y la economía se contrayó mucho menos de lo esperado. Cayó un 1,8%, cuando se esperaba una contracción del PIB del hasta 3%.

En ese 2011 llegaba un cambio de gobierno y se ponía al frente el conservador Pedro Passos Coelho, quien estuvo hasta 2015. En ese tiempo, concretamente en 2014, Portugal finalizó la última fase del rescate cumpliendo todos las exigencias de la troika. En mayo acabó el proceso y volvía a ser libre para tomar sus propias decisiones económicas al despedir a los inspectores de dicha troika.

Pero a finales de 2015 llegaba de nuevo el cambio político: volvían al gobierno los socialista, esta vez apoyados por los equivalentes en España a Podemos e IU. El nuevo primer ministro es António Costa, y gobierna con los apoyos de los comunistas y bloquistas. Cuando se anunciaba al mundo que los socialistas volvían al poder y, además, de la mano del nuevo Bloque de Izquierda (BE) y la Coalición Democrática Unitaria (PCP-PEV), el sistema capitalista tembló y los mercados se ponían nerviosos. El mensaje estaba claro: se difundió que tras la buena mano del centro-derecha entre 2011 y 2015, regresaba el caos y el fantasma de un segundo rescate europeo.

La realidad es otra: desde 2015 la economía lusa sigue mejorando con grandes avances sociales y laborales. El PIB luso crecía un 1,4% respecto a 2015, que a su vez había aumentado un 1,6% respecto a 2014. La previsión de crecimiento para este 2017 es superior, de hasta un 1,7%. En febrero de este año la tasa de paro estaba en un envidiable 10%, una cifra con la que España suspira imitar. Lo peor, el dato de paro juvenil, de un 25,4%. El nuevo gobierno de izquierdas recogió el mando con una tasa de paro del 13% y en casi dos años lo ha reducido 3 puntos.

Grecia, con menos optimismo pero también hacia la recuperación

Otro caso de recetas para la crisis desde la izquierda en la Europa rescatada la proporciona Grecia. En el caso heleno, cuando Alexis Tsipras accedía al gobierno meses antes que Costa en Portugal, en septiembre de 2015, las esperanzas del pueblo de este país mediterráneo eran enormes. Se esperaba una resurrección como la lusa, pero no ha sucedido tal y como se esperaba por lo complicado de la situación económica del Grecia.

Tsipras recogía esta herencia: el PIB de 2015 cayó un 0,2%. Cuando en 2016 ya podía hablarse de una responsabilidad plena en las cuentas, el PIB se quedó a cero en evolución, sin caer ni recuperarse. Al menos para este 2017 las previsiones son más positivas. La Comisión Europea estima que su economía crecerá un 2,7% gracias a las reformas acometidas y sus efectos. Un respiro para Tsipras y su partido, Syriza, que podría acabar el año con buena cara y afrontar 2018 con renovadas esperanzas. De hecho, se espera que para el año que viene el crecimiento del PIB sea del 3,5%. Sin embargo, en el caso de Grecia, se sigue en un tercer rescate europeo y no se espera una sencilla salida en pocos años de este estado vigilado de la economía helena. También sigue planeando la posibilidad de que salga del euro.

En cuanto a la tasa de paro de Grecia, el país heleno acabó 2016 con un desempleo del 23,1%, mejorando casi un punto, puesto que se cerró 2015 con una tasa del 24,0%. Las estimaciones europeas pasan porque caiga un punto más y el paro quede en este país en un 22% de la población activa.

Cómo se percibe desde España

Para 2017, la previsión de tasa de paro para España es de un 17,1% aunque el ministro de Economía, Luis de Guindos, asegura que se cerrará el año por debajo del 17%.

En cuanto a la percepción de la economía y los colores políticos de estos dos países, ya se habló en su momento de que el pacto a la portuguesa era el espejo en el que aspiró a verse Pedro Sánchez cuando quedó segundo en las elecciones de diciembre de 2015. Para ello, tendría que haber pactado con Podemos, IU y Compromís, pero finalmente optó por acercarse al centro liberal que representaba Ciudadanos, y la izquierda se cayó de cualquier pacto. En las segundas elecciones, las de junio de 2016, el PSOE se había debilitado en las urnas y aunque hubo hasta el último momento una posibilidad de formar gobierno con Unidos Podemos, la nueva coalición de izquierdas, no se dio y el PP logró convencer a Ciudadanos para la investidura de Mariano Rajoy con la abstención socialista.

Por otra parte, la visión de Grecia es más compleja. El equivalente en nuestro país sería un Podemos como primera fuerza política y con apoyos puntuales del centro y el centro-izquierda, algo inimaginable a día de hoy en España puesto que ni siquiera se ha confirmado el 'sorpasso' de Podemos al PSOE.

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