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Se ha ido Carme, queda su gran recuerdo

lunes 10 de abril de 2017, 07:29h

Puede ser que Carme Chacón sea ya para siempre un icono del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero pero, en realidad, ZP tardó en nombrarla ministra: primero de Vivienda y después de Defensa. Previamente la tuvo de vicepresidenta del Congreso. Le había dicho que aún era muy joven, de lo cual Carme podría deducir que debía esperar un poco. Y esperó, y fue ministra. Carme Chacón era una de las contadas personas que le llamaban Jose –sin acento– al expresidente Zapatero. Gracias a eso, tuvo, por ejemplo, un papel importante en la aproximación del felipista Alfredo Pérez Rubalcaba al zapaterismo que ella compartía con Pepe Blanco y Jesús Caldera. Pero como la vida da muchas vueltas, terminó optando a la secretaría general del PSOE precisamente ante Rubalcaba, que no siempre supo entender a Carme.

Ya en la Oposición, Carme Chacón se había desvivido por ZP. Trabajaba a todas horas, fines de semana incluidos y de aquella siempre estaba para atender a los periodistas, móvil en mano. Sobre todo a los de la Ser, donde tenía buenas relaciones. También en El Periódico de Catalunya, aunque ella curiosamente se había iniciado como colaboradora de prensa en el Avui, de corte nacionalista. A pesar de sus achaques y de su débil corazón, siempre tuvo mucha ilusión. Y, en el fondo, mucha fuerza.

La audacia de Zapatero al nombrarla ministra de Defensa no estuvo realmente en que fuese mujer –no era la primera ni sería la última en el mundo–, sino en su rasgo político para ser ministra de Defensa, materia a la que Carme nunca había estado próxima. Su perfil era el de una mujer –profesora de Universidad– conocedora del federalismo y de las políticas sociales, básicamente la educación y la cultura, sin apenas experiencia de gestión, a pesar de haber sido concejal en su pueblo de Esplugues de Llobregat (Barcelona), donde había nacido en 1971.

Pocas dudas puede haber de que fue una mujer inteligente y ambiciosa, fan del zapaterismo desde que desembarcó en Madrid en aquel mítico año 2000. Su padre, Baltasar, es de Almería y su madre, Esther, es catalana, lo que también casaba con que ella fuese en Cataluña una defensora del PSOE y en Madrid luchase contra el centralismo, en defensa del PSC y, sobre todo, de su jefe y verdadero mentor político, José Montilla, a quien tanto le debía.

Su familia materna sufrió cárcel y exilio, lo cual avivó su compromiso político de izquierda. Es más, su abuelo Francisco, temiendo el golpe de Estado del 23-F, quiso llevárselos a todos a Francia.

Si un catalán fino, Narcís Serra, había logrado poner el Ejército español al servicio de la democracia, no era de extrañar que una paisana suya de la periferia barcelonesa –del cinturón rojo– colocase las Fuerzas Armadas en la vanguardia social de España.

Se ha ido una gran mujer, una socialista de corazón, por convicción y por entorno familiar. Se ha ido alguien que es mucho más que un icono del Gobierno de ZP. Se ha ido Carme, Carme Chacón. Queda –para siempre– su gran recuerdo...

@J_L_Gomez

José Luis Gómez

Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.

Twitter: @J_L_Gomez

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