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Yo rojo

viernes 12 de mayo de 2017, 11:29h

Para mí rojo nunca significó "odiador de la derecha" (ni de nada, sea dicho de paso). Rojo significa para mí que estoy porque todos tengamos iguales derechos y oportunidades, que nadie se quede en el camino por falta de ayuda; que el esfuerzo de todos sirva para que vivamos mejor y, especialmente, que los gobiernos en su manejo del Estado se encarguen de que los menos favorecidos, los que más sufran y los que más ayuda necesiten simplemente la tengan cuando la precisen y sin aspavientos.

Hay elementos más ideológicos, obviamente: no soy partidario de que se enseñe religión de ningún tipo en la enseñanza obligatoria -para eso hay madrassas, sinagogas, parroquias- ni que haya ningún símbolo ideológico en ningún edificio público, incluyendo colegios, juzgados y Casa Real.

No creo que escaquear impuestos sea de derechas. Ni de izquierdas: escaquear impuestos es de incívicos, de vándalos y de ladrones solapados. Creo que hay que pagar impuestos de manera progresiva y sin pestañear (habría que cambiar el nombre por otro más adecuado, algo así como Aportaciones al Común).

No creo que robar sea de derechas o de izquierdas sino de malas personas que deberían acabar en la cárcel sin lenitivos.

-Pues anda que no se mete ud. con el PP

El PP es un cáncer peligrosísimo en una democracia tan imperfecta como la española. No se trata de que sean de derechas, se trata de que son ladrones.

-¿Todooooooos?

Hombre, difícilmente en una organización con 700.000 afiliados y 7 millones de votantes pueden ser todos homogéneos en nada, ni en la bondad ni en la maldad ni en el gusto por la morcilla de Burgos.

Cosa muy otra es que los mandamases del PP desde 1995 acá han permitido por activa, pasiva o perifrástica prácticas asquerosamente corruptas que han crecido hasta enseñorearse del partido convirtiéndolo en una institución espuria.

Creo que una organización que ha pasado de partido a banda y que tiene en su corazón mismo una facción mafiosa que gangrena, más allá del propio partido, la sociedad a la que sirve de vehículo y a la que debería vertebrar, es un problema nacional de primera índole. Está en la conciencia de cada votante saber hasta qué punto su compromiso individual, su granito de arena en la construcción social, pasa por tragar toda la porquería abochornante de los suyos solamente porque son los suyos. Eso es ser muy idiota, la verdad.

- Ve como sí va ud. contra el PP?

Contra este PP ladrón y corrompido, no contra la derecha. Anda que no he defendido yo a Rivera y su C's "sienes y sienes de veses". O que no he escrito contra Psoe o Podemos. Pero pongo mi lupa en los manilargos de toda laya, profesionales o amateurs, de izquierda, centro o derecha.

Lamentablemente, hay dos organizaciones que están podridas en sus mismas entrañas, CiU y PP, cuya diferencia fundamental con cualquier otra es que diseñaron una estructura delincuencial interna ad hoc mientras que en Bankia, en la CNMV, en Mercamadrid, en los sindicatos en IU, en el PNV, en la judicatura... lo que ha habido es individuos corruptos escondidos en la organización.

-No dice ud. nada de los ERE y de los cursos de formación.

Se lo dejo a quien le pique: no es por el hüevo, es por el fuero.

En fin, que muchas de las cosas que me hacen rojo las comparto con la mayoría de personas decentes de cualquier ideología. Puede que discutamos acerca de si debe existir una cadena perpetua revisable o si España debe ser republicana o monárquica; puede que nos distinga la manera en que deben gastarse los impuestos y puede que algunos prefiramos un sistema presidencialista a uno parlamentarista o si es mejor invertir en escuelas y hospitales o en armamento y autopistas, pero si la honradez se da por sentada, asumida y practicada, nuestras diferencias son la esencia exacta de la política: quiero hablar de política sabiendo que las bases del debate social y público son sólidas. Y no lo son.

Mirémonos bien como sociedad y comparémonos con esa cursilería que los políticos llaman "nuestro entorno": es nuestra responsabilidad hacer lo posible porque nuestros hijos estén mejor cuando faltemos. Y desde hace décadas los españoles no lo estamos haciendo.

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