'Manolete, el hombre y su tiempo', interesantes reflexiones en torno al diestro de Córdoba

Montilla, que fue corresponsal muchos años en la SER tras su etapa como matador de toros, aseguró que “Luis Miguel Dominguín admiraba mucho a Manolete” (acerca de la rivalidad en los ruedos) y también habló de la competencia en el año 45 del diestro de Córdoba con Carlos Arruza.La tauromaquia de Manolete se podría condensar en la frase que esgrimió horas antes de actuar en una corrida: “ si yo no estoy bien, prefiero ir a la enfermería”. También subrayó que “fue con la espada el torero más importante que he visto de todos los tiempos, pues como dijo él mismo: “Yo solo sé matar por arriba, en el hoyo de las agujas”.

Águstín Parra “Parrita” destacó que fue su padrino de alternativa, y un torero difícil de superar. “Además- señaló- tenía una afición inmensa, por eso iba mucho por el campo bravo a las ganaderías ”Negó lo que se comentaba en aquella época de que Manolete toreaba un toro “muy chico”, y en lo personal aseguró que “ en la intimidad era un personaje muy abierto, en contra de lo que aparentaba…”.

El director de cine Agustín Díaz Yanes señaló que su padre, el matador de toros ya fallecido apodado “Michelín”, fue “un acérrimo manoletista” y apuntó: “el que dio impulso a la tauromaquia, y quien mejor toreó con la mano izquierda”. Contó anécdotas de su padre y las cosas que comentaban entre ellos “en una época en la que el español era bajito, destacaba aquel hombre alto y elegante, que en pocos años consiguió mandar en el toreo y hacerse multimillonario”.

Y cerró con brillantez el acto Fernando G. Viñas, erudito historiador y además traductor, quien ensalzó los actos que se están organizando durante todo el año en Córdoba, con motivo del centenario. Además, los asistentes pudieron deleitarse con documentos históricos, como una portada de MARCA, el día después de la muerte de Manolete; fotografías del maestro y datos gráficos, como el parte médico tras una grave cornada en Las Ventas (1.941). También estaba a la vista el libro “Tabernas amanoletadas de Córdoba”. El punto de humor: una foto de su apoderado Pepe Camará, junto a Cantinflas.