PSOE: triunfó la mejor propuesta para la galería

Hay veces en que la lógica política se impone a las preferencias y los cálculos sensatos como una verdadera ley de hierro. Eso acaba de suceder con la reelección de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE. Algunos amigos han criticado mi nota anterior, sobre el debate entre los candidatos socialistas, porque decían que rezumaba pesimismo y acidez. Tenían y tienen razón. Pero es que los datos eran incontestables. No enfrentarlos directamente era simplemente acudir al disimulo que es, en realidad, otra forma de mentir.

¿Cómo podía ocultar la baja estatura política de Susana Díaz como lideresa a nivel nacional? Dije que tenía una argumentación rudimentaria. Y estoy seguro de que eso ha tenido un peso sustantivo en el resultado de las primarias.

¿Cómo disimular que el debate había sido de bajo nivel y hecho para la galería? Algo que arrastró a Patxi López y empujó a Díaz a una carrera de sacos para ver quién era más izquierdista, quien estaba dispuesto a gastar más, quien abrazaba con más fuerza la democracia plebiscitaria. No hubo en ningún momento un contraste entre una propuesta socialdemócrata y la visión izquierdista sin ápice de sentido de Estado de Pedro Sánchez. Yo supongo que a eso quería aludir Susana Díaz cuando decía lo de “yo defiendo un PSOE cien por ciento PSOE”, pero esa frase críptica necesitaba de una explicación de altura y convincente que evidentemente la socialista andaluza no consiguió dar.

Y finalmente, ¿Cómo ocultar el hecho de que era poco probable que los militantes socialistas hicieran el razonamiento ponderado de que, pese a sus falencias, Susana Díaz era la opción menos arriesgada, sobre todo pensando en los electores del PSOE? Sí, mi conclusión rezumaba pesimismo. Pero era muy difícil no hacerlo, cuando el debate se realizaba para la galería y uno de los contendientes era mucho más hábil en esas lides que su contenedora.

Más aun ¿qué significaba en el fondo que se discutía para la galería? ¿Quién es en realidad la galería? Pues no es otra cosa que los niveles más bajos de la cultura política de un partido político. ¿Puede extrañar que haya ganado la elección quien hacía la mejor propuesta para la galería?

Bien, así han quedado las cosas. Pero la interrogante más acuciante es como se relaciona un PSOE dirigido por Pedro Sánchez con el espacio socialdemócrata natural del PSOE. ¿Significa que el corrimiento hacia la izquierda de Sánchez se corresponde con un desplazamiento hacia la izquierda de los votantes socialistas? Pues las encuestas del CIS niegan radicalmente ese supuesto. Más bien muestran como hay un amplio espacio de electores que se ubican en el centro izquierda y que ven al PSOE precisamente en el espacio de centro izquierda.

Para la extrema izquierda ya está Podemos, que es donde ubica masivamente la gente a esa fuerza política. Resulta interesante ver como sólo un 4% de la gente se sitúa como extrema izquierda y sin embargo ven a Podemos en la extrema izquierda. No parece un futuro prometedor para esa fuerza política.

Así pues, como en Francia o Inglaterra, el drama está servido. Existe un espacio electoral socialdemócrata que no se ha descompuesto, pero quien lo ha ocupado regularmente, el laborismo británico, o los PS francés y español, están empeñados en ofrecer a ese electorado de centroizquierda una imagen mucho más radical. En otras palabras, el partido orgánico no desea ocupar su espacio socialdemócrata natural. La conclusión obvia es que la caída electoral de esas fuerzas políticas resulta cada vez más imparable. Lo dicho, un verdadero drama.