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Juan Miguel muletea al novillo al que cortó una oreja
Juan Miguel muletea al novillo al que cortó una oreja (Foto: Arjona)

San Isidro: oreja y percance de Juan Miguel en la última novillada del abono

San Isidro: al mejor Ponce le regalan una oreja y la Puerta Grande

sábado 03 de junio de 2017, 10:05h
Una de las mejores versiones de Enrique Ponce de los últimos años en Madrid sorprendió el viernes por su entrega y decisión, y ya menos por un toreo de sentimiento y desmayo, de muchos quilates en su primero al que cortó una oreja. Volvió a estar muy en novillero con el otro, protestado por inválido, al que realizó una faena desigual, ya de cuidador, eso sí, con magníficos muletazos pero también enganchonesy que no remató bien con la espada. Pero la sorpresa llegó cuando desde el palco el usía disparó el moquero en el tiempo añadido, casi en el arrastre, y regaló al valenciano una segunda oreja que le valía para salir a hombros. Con una corrida interesante de Domingo Hernández, David Mora fue ovacionado sin más y Varea confirmó alternativa sin más. En la novillada de este sábado, con reses de Flor de Jara de juego desigual, Juan Miguel cortó una oreja, Ángel Sánchez fue ovacionado con el sobrero de Dolores Rufino y Alejandro Marcos fue silenciado. Juan Miguel fue atendido de puntazo corrido en rodilla derecha, con hematoma encapsulado que se drena parcialmente. Contusión cervical, pendiente de estudio radiológico. Pronóstico reservado.

Enrique Ponce ofreció en su único paseíllo en la Feria una gran dimensión en conjunto, al margen de estadísticas orejiles que no deben importarle mucho a estas alturas de su carrera de tres décadas, aunque a nadie le amarga el dulce de descerrojar la soñada Puerta Grande venteña y olé. El valenciano festoneó todas sus virtudes táuricas, con el especial añadido de una ilusión que debería ser ejemplar para tantos otros, y pocos de sus pocos defectos.

No le importó en absoluto perseguir a su primer enemigo, ‘Libertino’, cuando tras saludarle a la verónica rodilla en tierra en los terrenos del 10, le buscó en los del 7 para, ya de pie, obsequiarle –y obsequaiarnos a los espectadores- con 5 verónicas excelsas, cual las siguientes chicuelinas y una larga de mando y suavidad para dejarlo en el caballo, donde el burel recibió una segunda vara mínima.

La plaza vibraba y se presentía faenón, cual aconteció con un Ponce desmayado y cargado de sentimiento, que volvió a doblarse con un toro noblón y colaborador al máximo –un dije, vamos- para lucirse en varias tandas de redondos desmayados y artistas y un pase de pecho que era una escultura de Benlliure. Cambió de mano Ponce y entre que el toro no iba igual de fácil por ese lado y que él no se acopló, bajó el nivel. Pero con rapidez y listeza, Ponce volvió a lucirse en redondo y en un sensacional cambio de mano obligando al bicho a un círculo completo.

Tras un metisaca, Ponce dejó una estocada trasera y paseó con justicia y justeza (de pañuelos) la oreja deleitándose en la vuelta al ruedo. El otro de su lote, ‘Rumbero’ tenía igual de facilidad para embestir con nobleza suprema, pero las fuerzas tan justas que rodó un par de veces por el suelo y fue protestado, con razón. Y Ponce ahora ya no brilló tanto, porque junto a algunos muletazos cumbre, nuevamente en redondo, también hubo varios enganchones porque el burel echaba la cara arriba para defenderse. Sin embargo la decisión de un Ponce pisando terrenos muy comprometidos, algo inhabitual en él tantas otras tardes–, aunque en algún muletazo también se mostró ventajista- y una serie final con adornos de empaque, caló de nuevo en un amplio sector del cotarro.

No era faena de premio, y menos tras un pinchazo y media estocada desprendida. La petición fue menor que en el otro, pero el presidente, Jesús María Gómez, se mostró rumbero o rumboso y le regaló el trofeo y con él la Puerta Grande, entre el alborozo mayoritario y las ganas de suicidarse de los más exigentes. Estadísticas de ‘pelúas’, como decía el nefasto Jesulín, al margen, Ponce fue el mejor Ponce y estremeció las fibras sensibles de todos muchas veces a lo largo de la función.

Incluso en entrega, la que no llegó a alcanzar un Varea frío, conservador y ventajista con el toro de la ceremonia de confirmación, al que muleteó despegado y sin inspiración. Quiso arreglarlo en el último, 'Granaíno', un bicorne bravísimo en el caballo y encastado en la flámula, pero el viento que arreciaba en esos instantes no permitió estar cómodo al castellonense, que al menos le echó arrestos y apuntó una buena tanda de naturales, que le taparon. David Mora tampoco ofreció su mejor versión ante el nobilísimo tercero –con el que brilló con los rehiletes, como siempre, el infalible Ángel Otero- que exigía algo más que el buen corte a secas del madrileño.

Lo intentó con mayor decisión y sin pasar de correcto en el manso quinto –aquí se desmonteró en banderillas Antoñares-, que más que embestir topaba y que le cogió espectacularmente, aunque sin consecuencias a la hora de matar. En definitiva que, balances estadísticos, algunos desafueros y regalos al margen, la tarde fue de Ponce.

Ficha

Toros de DOMINGO HERNÁNDEZ, con trapío y seriedad, muy nobles y justos de fiuerzas, con 4º casi inválido, y 6º bravo. ENRIQUE PONCE: oreja tras aviso; oreja protestada tras aviso. DAVID MORA: ovación tras aviso; ovación tras aviso. VAREA, que confirmaba alternativa: silencio; ovación. Plaza de Las Ventas, 2 de junio. 23ª de Feria. Lleno de 'no hay billetes'. Enfermería: David Mora fue atendido, tras matar a su segundo toro, de puntazo corrido en cara interna del muslo izquierdo que contusiona la musculatura aductora. Pronóstico leve

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