Cuando parecía que la temporada estaba comenzando a remontar volvió a aparecer el jefe de policía Moe Dammik para recordarnos porqué esta tercera entrega de 'Fargo' se está quedando un paso por debajo de las dos primeras. Noah Hawley sigue siendo el mejor intérprete del universo Coen y su serie se mantiene muy por encima de la media, pero el hecho de encontrarnos con alguien incapaz de ver un elefante en una habitación no hace que pensemos lo mejor de él.
((ATENCIÓN SPOLIERS))
La pobre Gloria lleva más de dos capítulos enteros sabiendo exactamente lo que ha pasado, ("érase una vez, un tipo apellidado Stussy contrata a un imbécil para robar a su hermano, el idiota conduce hasta el pueble equivocado y mata al Stussy incorrecto, fin de la historia"), y solo le falta encontrar el hilo para que en esa historia entren Varga y sus secuaces, pero, una vez más, Dammik parece empeñado en señalar que su visión es la más simple ("si haces puré a una patata ¿qué tienes) Puré de patata"). Lo que pasa es que su versión simple de la historia cada vez tiene menos sentido mientras que la de Gloria se parece cada vez más al famoso puré. Incluso hemos visto como a su sospechosa la intentaban matar (¡en una comisaria llena de policías!) y el tipo sigue pensando que no hay nada raro.
Tampoco está ayudando a la verosimilitud de la historia que los matones de Varga sean tan evidentes, con Yuria entrando en la biblioteca y amenazando a un agente como si no fuera a tener consecuencias. Mucho mejor ha estado la parte en la que Emmitt Stussy está lidiando con el hecho de haber matado accidentalmente a su hermano, su conversación con la viuda Goldfarb ha sido el único alivio cómico del episodio. Aunque el momento en el que Sy se ha puesto a llorar enfrente de su mujer tampoco se le ha quedado atrás. Parece claro que Varga ha terminado imponiéndose definitivamente a este último como el hombre que va a tomar las decisiones por el rey de los aparcamientos de Minnessota.
Pero la que peor lo ha pasado ha sido la pobre Nikki Swango, acusada del asesinato del pobre Ray. Nadie parece preocuparse por ella y, para colmo, la han intentado asesinar. Desde luego es uno de los personajes mejor construidos de esta temporada, para alguien que comenzaba la temporada arrojando una máquina de aire acondicionado sobre la cabeza de otro ser humano, no está mal que ahora nos preocupemos por su futuro. Un futuro que no pinta nada bien tras el final del capítulo, con el camión volcando y Yuria entrando para acabar con ella. Pero puede que Hawley nos haya dejado una pequeña pista sobre una inesperada ayuda. Y es que en ese mismo autobús a Nikki la sientan al lado del mismísimo Mr. Wrench, uno de los matones de la primera temporada que también aparecía al final de la segunda, cuando todavía era un niño. ¿Será solo una coincidencia o puede que este asesino sordo esté en ese autobús para salvar a Nikki? No queda claro y Hawley ha demostrado (Ovnis incluidos) que la sorpresa es uno de los factores determinantes de esta serie. Por eso duele más que se le haya colado un personaje tan absolutamente desesperante y previsible como el jefe Dammik, cuyo único propósito parece el de retrasar la investigación y el más que probable enfrentamiento final entre Pedro y el lobo, mejor dicho, Gloria y Varga.
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