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Censura derrotada; debate político empatado

jueves 15 de junio de 2017, 09:11h

La votación final de la moción de censura presentada por Podemos en sede parlamentaria contiene una doble derrota: la más obvia, porque sólo ha obtenido una votación que es menos de mitad de lo que necesita para sustituir al gobierno de Mariano Rajoy, pero también por el hecho de haber sido apoyada únicamente por los sectores separatistas, lo que supone establecer en torno a Podemos un cordón sanitario para las grandes mayorías de este país. En realidad, el abrazo con Joan Tardá de Izquierda Republicana al final de su intervención no es otra cosa que el abrazo del oso que suele triturar los huesos de quien lo recibe. Iglesias no logrará superar ya la imagen de complicidad y coqueteo con los separatistas. Error mediático frente al público general que, desde luego, difícilmente hubiera cometido Errejón.

En suma, respecto de la moción constructiva de confianza el resultado no puede ser más evidente: Pablo Iglesias puede ir desprendiéndose de la idea de ser presidente de Gobierno en España, casi podría decirse que para siempre.

Sin embargo, en el debate político que ha tenido lugar en torno a la moción de censura la derrota de Podemos no está tan clara. Me atrevo a sostener que se ha producido un empate en versión ganadora, es decir, no un resultado en donde nadie gana, sino todo lo contrario, donde todos ganan, todos consiguen sus objetivos en buena medida. Esa me parece una lectura ponderada, al menos más equilibrada que la que hace Iñaki Gabilondo en el diario El País, donde afirma que Podemos aprueba en el debate con nota. Claro, la lectura de Gabilondo sigue esa inclinación tan frecuente en el periodismo de dejarse arrastrar hacia los destellos de la polarización. Algo que se nota en ese paréntesis que hace sobre economía, donde asegura que la propuesta económica de Podemos no es un disparate, únicamente responde a su ideología, como sucede con la política económica del PP. Como si estuviéramos obligados a elegir entre la visión económica conservadora y la populista y no hubiera manera de aplicar algo de sentido común a los asuntos económicos.

Desde luego, hay que admitir que el debate en sí mismo es una ganancia (sobre todo mediática) para Podemos. Pero además creo que ha conseguido varios de los objetivos que buscaba. El primero y principal restablecer la relevancia -que estaba perdiendo desde Vistalegre II- como fuerza política en el escenario nacional. Después de semanas donde la prensa aseguraba que Podemos estaba pasando desapercibido, al compararlo con las propuestas concretas en el Congreso de PSOE y Ciudadanos, la fuerza morada necesitaba reponer la relevancia perdida. Y ese objetivo lo ha logrado sobradamente. Yo creo que con la ayuda del PP, que ha respondido directamente con el Presidente de Gobierno no sólo a Pablo Iglesias sino a la portavoz Irene Montero. Un error político. A la gritona Montero debía haberle respondido la Vicepresidenta Sáenz de Santamaría y reservar a Rajoy para la respuesta a Pablo Iglesias. ¿Serán las tensiones internas en el PP las que hayan impedido que se operara más adecuadamente?

Un objetivo ligado al anterior era la búsqueda del afianzamiento del electorado propio. Iglesias ha mostrado que es la única fuerza política que se opone con rotundidad al gobierno de Rajoy, más allá de si ello implica romper el Estado o satanizar la política conservadora por encima de todo. Claro, ello le supone a Podemos el encastillamiento: así no gana ni un voto más, aunque logre evitar la hemorragia electoral precedente. Iglesias ha emitido el discurso que gusta a los convencidos, pero también ha conseguido seguir dando miedo a todos los demás (como diría Errejón).

Y finalmente también ha conseguido echar el lazo al “nuevo PSOE”, que parece dispuesto a dejarse seducir en la perspectiva de sellar una alianza con Podemos para sacar a Rajoy del Gobierno antes de Navidades. El nuevo portavoz socialista José Luis Ábalos ha tendido la mano a esa oferta. ¿Será posible que el “nuevo PSOE” ya haya disuelto la línea roja que antes tenía respecto de llevar al gobierno a una fuerza populista como Podemos? Habrá que esperar al resultado del Congreso socialista del próximo fin de semana para confirmarlo.

Por su porte, también el PP ha conseguido sus principales objetivos. El más inmediato legitimarse una vez más para mantener el Gobierno, esta vez con el concurso de Podemos. De igual forma, ha logrado afianzar su electorado y poner un cinturón de sanidad en torno de Podemos, sobre todo en torno a la cuestión territorial y concretamente a Cataluña. Nadie que quiera mantener a España unida confiará lo más mínimo en Podemos a partir de este debate. Objetivo cumplido. Si además a ello le sumamos todas las intervenciones de otros grupos (canarios y Ciudadanos principalmente) en la tarea de desnudar la naturaleza de Podemos, la contención electoral de esta fuerza está bastante garantizada. Rajoy ha dicho que cuanto más conoce la gente a Podemos menos le votan. No estoy seguro de si ello se produce en proporción directa, pero que contribuye a ponerle a Podemos un techo de hierro parece bastante cierto.

El otro objetivo buscado refería a usar el peso de Podemos como un lastre electoral para el “nuevo PSOE”. Es decir, lograr también la contención del principal partido de la oposición, sobre todo si se alinea con el populismo. Claro, para ello necesitaba la colaboración del propio PSOE, que parece en principio dispuesto a la tarea.

Como digo, los dos principales contendientes parecen haber cumplido con sus propios objetivos, por lo que no parece que haya grandes ganadores en este debate. Otra cosa es, claro está, la consecuencia política a mediano plazo. ¿Habrá servido para la consolidación del Gobierno de Rajoy, o por el contrario, será el comienzo de su definitivo desgaste? Pasaran meses antes de que puedan verse indicios claros.

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