Ni artículo 155 de la Constitución ni prohibición del referéndum del 1 de octubre. Cada día parece más posible que la postura del Gobierno y sus principales aliados políticos en el asunto catalán, Ciudadanos y PSOE, no procederán por la vía extrema y la mano dura para frenar la ofensiva independentista de la Generalitat. Dejarán que hagan una nueva consulta independentista sin valor político ni resultado vinculante y evitarán una represión en forma de suspensión de la autonomía catalana.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, reclamó ayer a los independentistas que apuesten por la "serenidad" y el "sosiego" el día 2 de octubre para poder negociar el encaje de Cataluña en España dentro del marco legal y sin fechas límite. Daba por hecho, por tanto, que habrá consulta el día 1 de octubre, aunque no sea vinculante, al hablar del día posterior a la cita con las urnas.
"Con desasosiego es imposible encontrarse con alguien que tenga la cabeza lo suficientemente fría como para darse cuenta de que hay cosas que no dan más de sí", añadió. Santamaría dijo que "convendría serenarse, dejar de buscar la provocación, de exaltar los ánimos", y "una vez que las cosas bajan y se ven de otra manera, hay muchas formas de buscar una solución".
Por su parte, la ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, defendió en Barcelona que la unidad de España "no está reñida con la pluralidad" y mostró el compromiso del Gobierno para aproximar posturas. "Los militares saben muy bien que la unión hace la fuerza y, como dice el refrán, divide y vencerás", apuntó durante la visita a la exposición Ingenieros, soldados y sabios.
El nuevo portavoz del PSOE, Óscar Puente, tras la reunión de la Ejecutiva socialista, dijo ayer lunes que la aplicación del artículo 155 de la Constitución ante el proceso independentista en Cataluña sería una medida "cruenta" y confío en que sea posible lograr antes otra solución.
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