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El Rif, la España marroquí

lunes 17 de julio de 2017, 08:48h

Hundida España, por la liberación de las colonias de América, especialmente Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898, y siendo el colonialismo todavía una muestra del poder de los imperios, España gira su vista alrededor y se centra en África del Norte y en Guinea, para mantener su imagen. Provocando dos guerras africanas, al dividirse el territorio marroquí con Francia y teniendo que luchar en la peor parte: el Rif, tierras desérticas y de poca producción agraria, que ahora se está levantando contra el rey alauita, por el incumplimiento de los planes de desarrollo previstos, para sacarlas de la miseria.

La Guerra de África o Primera Guerra de Marruecos fue el conflicto bélico que enfrentó a España con el sultanato de Marruecos entre 1859 y 1860, durante el período de los Gobiernos de la Unión Liberal del reinado de Isabel II.Cuando en agosto de 1859 un grupo de rifeños atacó a un destacamento español que custodiaba las reparaciones en diversos fortines de Ceuta, Leopoldo O'Donnell, presidente del Gobierno en aquel momento, exigió al sultán de Marruecos un castigo ejemplar para los agresores. Sin embargo, esto no sucedió. Entonces el gobierno español decidió invadir el sultanato de Marruecos con el pretexto del «ultraje inferido al pabellón español por las hordas salvajes» cercanas a Ceuta.La guerra, que duró cuatro meses, se inició en diciembre de 1859 cuando el ejército desembarcado en Ceuta el mes anterior comenzó la invasión del sultanato de Marruecos. A pesar de ello se sucedieron las victorias en las batallas de los Castillejos —donde destacó el general Juan Prim, lo que le valió el título de marqués de los Castillejos—, la de Tetuán —ciudad que fue tomada el 6 de febrero de 1860 y que le valió a O'Donnell el título de duque de Tetuán— y la de Wad Ras del 23 de marzo que despejó el camino hacia Tánger. El 23 de marzo se produjo la batalla de Wad-Ras en la que venció el ejército español y forzó la petición de paz del comandante marroquí Muley Abbás. Tras un armisticio de 32 días, se firmó el Tratado de Wad-Ras (en Tetuán) el 26 de abril, en el que se declaraba a España vencedora de la guerra y a Marruecos perdedor y único culpable de la misma. El acuerdo estipuló lo siguiente: España amplía los territorios de Ceuta y Melilla a perpetuidad. Marruecos reconocía la soberanía de España sobre las islas Chafarinas. España recibía el pequeño territorio de Santa Cruz de Mar Pequeña -lo que más tarde sería Sidi Ifni- para establecer una pesquería.

La Guerra del Rif, también llamada la Segunda Guerra de Marruecos o, simplemente, Guerra de África, fue un enfrentamiento originada por la sublevación de las tribus del Rif, una región montañosa del norte marroquí, contra las autoridades coloniales española y francesa, concretada en los Tratados de Tetuán (1860), Madrid (1880) y Algeciras (1906), completado este con el de Fez (1912), que delimitaron los protectorados español y francés, cuya vida administrativa y geográfica se inició en 1907, conflicto en que participaron también tropas francesas, pese a haber afectado principalmente a las tropas españolas. En 1921, las tropas españolas sufrieron un grave desastre en Annual, debido a la incapacidad del General Silvestre apoyado por Alfonso XII, amén de una rebelión acaudillada por el líder rifeño Abd el-Krim. Los españoles se retiraron a unas cuantas posiciones fortificadas mientras Abd el-Krim llegó a crear todo un Estado independiente: la República del Rif. Esta guerra se resolvió con el desembarco de Alhucemas por Primo de Rivera, pero dejó un profundo recuerdo tanto en España como en Marruecos. Tras la independencia de Marruecos en 1956, todavía tuvo lugar una revuelta rifeña contra el sultán, secuela del anterior conflicto armado.

Hoy, hace meses que el Rif marroquí se encuentra en plena ebullición. Una revuelta encarnada por el Hirak, que enarbola legítimas reivindicaciones de orden político, económico, social y cultural sobre un trasfondo identitario, que amenaza con extenderse más allá de la provincia de Alhucemas, dejando en evidencia las lagunas del proceso de transición política en Marruecos, desde que el 28 de octubre de 2016 un joven vendedor de pescado, Mouhcine Fikri, falleciera triturado en un camión de basura mientras intentaba recuperar la mercancía que la policía acababa de confiscarle. Los militantes del Hirak reclaman la supresión del “bloqueo económico” y el fin la “corrupción generalizada” en aras de promover el despegue económico del Rif. La marginalización económica de la región está provocada por la política de Hasán II, que tras liderar una violenta represión a finales de los 50, nunca volvió a visitar la zona durante su reinado. A pesar de los intentos de Mohamed VI de reconciliarse con el Rif, lo cierto es que las condiciones socioeconómicas no han cesado de degradarse, estimándose que la tasa de paro es superior al 25% (frente a apenas el 10% en el resto del país), siendo especialmente acusada entre los jóvenes, donde el desempleo rebasa el 40%.Nadie encarna mejor el Hirak que su líder, Naser Zefzafi, un joven sin apenas formación que desarrolló diferentes trabajos, como el de portero en un bar, antes de multiplicar sus intervenciones públicas, tanto en las calles de Alhucemas como a través de las redes sociales, hasta convertirse en el símbolo de la revuelta. . Las críticas que dirige hacia la monarquía, corrosivas a la larga, han hecho encolerizar al entorno real y de ahí el envío de un contingente desproporcionado de fuerzas del orden a la región y los arrestos”. “Todos somos Zefzafi” se ha convertido desde su detención en uno de los lemas del movimiento, cuya cara más visible desde entonces es Nawal ben Aissa, ama de casa de 38 años de edad y madre de cuatro niños. Ojo con los rifeños que mataron a varios miles de españoles en Annual, mientras desfilaban a paso de marcha, hacia Melilla en retirada, La Legión Española y el desembarco del alhucemas nos hicieron triunfar para quedarnos con lo más pobre y actualmente con el quebradero de cabeza que son Ceuta y Melilla, Tierras de España en el Norte Marroquí.

Bernardo Rabassa

Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.

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