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La campaña de Franco explotará su perfil pactista para desactivar candidaturas alternativas

Franco, cabeza de los 'sanchistas' en el 'congresillo' del PSOE-M
Franco, cabeza de los 'sanchistas' en el 'congresillo' del PSOE-M (Foto: PSOE-M)
sábado 22 de julio de 2017, 11:17h
José Manuel Franco es el primer precandidato oficial de las primarias del PSOE-M. Es, a semanas vista y con toda la partida por jugar, la pieza mejor colocada para dar jaque a sus rivales. Cuenta con el aplauso de las plataformas 'sanchistas' y ya se ha atraído a alcaldes que estaban en la órbita de la actual secretaria general, la getafeña Sara Hernández. Mientras tanto, un desarmado 'susanismo' le deja paso, vigilante. Para solidificar sus opciones, su entorno empieza a vender una imagen pactista de este experimentado diputado, necesaria para disimular su perfil de patrocinado de Ferraz y para desactivar cualquier intento por crearle un oponente de peso.

José Manuel Franco cumplirá 60 años en septiembre. Lo hará de agrupación en agrupación, buscando el voto que le convierta en el próximo secretario general del indomable PSOE-M. Este miércoles, organizó en la sede de Chamartín su primer acto como precandidato y el primero, también, de la precampaña socialista, en la que no estará solo. De momento, le siguen la aspirante a la reelección Sara Hernández, el alcalde de Soto del Real, Juan Lobato -'patxistas', ella más significada que él- y el izquierdista Enrique del Olmo.

Franco es el mejor colocado en el minuto uno de este partido que se extenderá a octubre con la más que probable segunda vuelta de las primarias. Fue coordinador de campaña de Pedro Sánchez, la que le dio la reelección gracias al efectivo relato de héroe desterrado sediento de revancha. Representante del nuevo poder que gobierna Ferraz, lanzar su propuesta 'oficialista' era casi un trámite.

El terrón 'susanista'

Ahora bien. El 'pedrismo' no llegó a la mayoría absoluta en la Comunidad ni sumando el voto útil antisusanista ni los avales secuestrados. El equipo de Franco ya ha empezado a pescar en otros caladeros la diferencia que le corone secretario general. Desde hace días, hay llamadas privadas y apelaciones públicas con invitaciones a la unidad en la pluralidad. Y eso, con la reserva de la experiencia, que enseña que la militancia escoge según la elección.

El objetivo último es diluir el terrón 'susanista', si es que en algún momento llegó a existir como tal en Madrid, la tercera federación más poderosa de España y siempre acostumbrada a la sangre. La presidenta andaluza logró hace meses amalgamar a los contrarios al liderazgo de Hernández. Colocó en la misma foto a los otrora poderosos 'tomasistas' con los fieles a José Cepeda, Chema Dávila o Juan Segovia -quien perdió ante la también alcaldesa de Getafe en la última elección madrileña, de hace dos años-. También, a Antonio Miguel Carmona con la sucesora tras su destitución,Purificación Causapié.

La "primera fase" de la estrategia de Franco pasa por encontrar apoyos en esta otra mitad del partido, dejando a un lado las siglas. El viento le es favorable. Las filas están abatidas tras tanta pelea en tan poco tiempo y los 'susanistas' no tienen un líder común. Algunos como Segovia ya se han descartado públicamente de la carrera. Otros ceden el paso siempre que no haya purgas. Porque, si se traspasa esa línea, el 'susanismo' podría verse amenazado y reaccionaría dando la batalla. "En realidad, los problemas habrían venido si Susana hubiera ganado: ¿quién de todos se habría presentado?", reconoce uno de los embajadores con los que contó la andaluza.

Equipos "sin cuotas"

En privado, la campaña de Franco asume que el márquetin pasa por vender el perfil pactista de este diputado, que se conoce las cañerías del Grupo Socialista en la Asamblea desde los 90. "Siempre ha sabido formar equipos", aseguran desde su entorno. La idea es que las plataformas 'sanchistas' de base se incorporen a su proyecto sin anteponer exigencias y sin creer que tienen el derecho de imponer "cuotas". El martes, una convocatoria con militantes sirvió de punto de partida. La asistencia obligó a la Policía a cortar la calle de la agrupación de Franco. Más allá de eso, no hay previstos grandes actos de celebración con afiliados y el parlamentario empezará el paseo por los municipios para amarrar respaldos. Porque, de momento, él no es el candidato de la militancia sino el candidato para la militancia.

Pero, para muchos, el atractivo que les puede convencer para escogerle es que su aspiración empieza y termina en el próximo congreso de octubre: es solo orgánica, lo que posterga y deja la puerta abierta a futuros reequilibrios en las listas para las municipales y autonómicas de 2019. La única preferencia clara es que el independiente Ángel Gabilondo esté en el ticket electoral. Eso tampoco es un problema. Gabilondo se ha consolidado como un referente pacificador y esmerado, un mínimo común que parece compartir buena parte del partido.

Si la operación funciona, habrá servido para desactivar algunas intentonas que no están claras dispuestas a hacerle sombra. Nadie pierde de vista al "imprevisible" Carmona, que circula en paralelo a la Ejecutiva desde su caída. Al mismo tiempo, se mira de reojo al alcalde de Móstoles, David Lucas, el nombre de mayor proyección que atesoraba el 'susanismo'. Por su otro lado, el mes de ventaja que lleva Franco ha servido para cerrar el paso a otros 'sanchistas' que también se lo estarían pensando y por eso él no ha dejado de hacer guiños a las bases: el manifiesto en el que basará su programa es un documento "abierto", en construcción, que defiende consultas sobre los pactos de gobierno y que el Comité Regional rinda cuentas y deje de ser un cónclave de príncipes.

La incomodidad de Hernández

Más que las candidaturas de Lobato -con un respaldo más discreto de partida- y la 'outsider' de Del Olmo, la rival a batir de Franco es, a día de hoy, Hernández. Las proclamas buenrollistas chocan con la crudeza de tener que anularla para ganar. Ella es la última representante del anóxico 'patxismo' que enarboló el sentido común y el pacto, valores que ahora se apropia Franco.

Desde varios flancos, la actual secretaria general soporta un asedio para que no opte a la reelección. Lastrada por haber abandonado a Sánchez en un movimiento orquestado con otros barones, algunas voces le apremian a que se integre con Franco o se marche.

Los principales alcaldes madrileños -Manuel Robles, Santiago Llorente, Javier Rodríguez Palacios-, tradicionalmente más cercanos al poder federal que al aparato regional, parece que ya lo han hecho. "Está sola, podría no haberse presentado y esa hubiera sido su salida digna", señalan sus opositores. Ella reacciona deslizando un cuestionamiento a la presunta renovación que encarna Franco, un candidato que acumula tres décadas de carnéy seis legislaturas consecutivas sentado en su escaño regional.

Algunos confían en que el mes y medio que queda hasta la presentación oficial de las candidaturas servirá para simplificar el mapa por la vía de retiradas y fusiones. Pero Hernández defiende que tiene derecho a continuar su proyecto para el PSOE-M. Desde el principio ha estado cuestionada y le ha tocado bregar con dos elecciones generales, una Gestora y unas fratricidas primarias federales. Y todo, en menos de dos años. Los dos que ningún socialista habría querido vivir.

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