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La estrategia de la proporcionalidad y los imponderables judiciales

domingo 24 de septiembre de 2017, 11:06h

Una condición fundamental para que funcione una estrategia de moderación y proporcionalidad consiste en que tenga un desarrollo cohesionado, evitando al máximo la iniciativa de versos sueltos y francotiradores audaces. Pues bien, eso es precisamente lo que no se ha cumplido en el caso de la acción del Gobierno ante la situación en Cataluña.

El problema más grave es que en esta oportunidad la actuación por cuenta propia ha procedido de un juez, obsesionado por su caso y previsiblemente molesto por el contubernio dentro de la Generalitat. Se trata de Juan Antonio Ramírez Sunyer, del juzgado de instrucción No 13, que tenía previstas hace tiempo esas intervenciones, en la instrucción de la causa contra Santiago Vidal, el exsenador y exmagistrado que hizo aquellas explosivas declaraciones sobre la posesión ilegal de datos fiscales de la población catalana.

La cuestión es que la detención de 15 altos cargos de la Generalitat, que constituían el núcleo duro de la organización del referéndum, ha suscitado una respuesta social masiva en Cataluña; algo que supone en los hechos la ruptura con la estrategia de prudencia y proporcionalidad del Gobierno español. Puede afirmarse que la estrategia de moderación ha resultado herida por fuego amigo de consideración.

Claro, siempre se puede argüir que la justicia rueda con su propio tiempo y todo eso, pero esa actuación del juez en las presentes circunstancias ha sido de lo más inoportuna. La Guardia Civil ya había incautado bastantes medios materiales para la celebración del referéndum y no era necesario escenificar abruptamente el encarcelamiento de los funcionarios de la Generalitat (que rápidamente se convirtieron en mártires de la democracia catalana).

Ante la delicada situación creada, Rajoy no ha tenido más remedio que apechar con la defensa de la actuación de la justicia, entre otras razones porque otra cosa sería abrir fisuras en el Estado de Derecho. Pero le llevan los diablos al conductor de la estrategia ponderada.

Creo, por cierto, que hay que señalar que es una tendencia mundial eso de que los jueces se autoinvistan de actores políticos o bien de actores que actúan por encima de cualquier consideración política. Eso, que unas veces es claramente positivo, otras veces resulta completamente nefasto. Como en este caso.

Por supuesto, Puigdemont no desaprovechó ni un minuto la ocasión para mentir groseramente y asegurar que todo esto era una intervención del Gobierno de Mariano Rajoy. Afortunadamente, algunos medios le salieron al paso, informando que esta era una acción judicial y señalando las mentiras de Puigdemont, pero esa aclaración no ha influido demasiado en la concatenación de los hechos. De todas formas, siento que hay algo que no funciona bien en la cultura política catalana, cuando se acepta que el President de la Generalitat mienta tan descaradamente y con tanta frecuencia. Coincido con Josep Borrell en que es necesaria una reflexión a fondo sobre la cultura política en Cataluña.

La próxima semana, la última antes del 1-O, será decisiva. Cualquier error grueso puede hundir a alguna de las partes. Es posible que la suerte fáctica del referéndum ya esté echada. No habrá un referéndum digno de tal nombre. Pero eso no puede ocultar dos cosas. La primera, que aunque el referéndum tenga una expresión marginal, ello no va impedir a los halcones del independentismo plantear en los días inmediatamente posteriores una declaración unilateral de independencia. Supongo que el gobierno estará contemplando ese escenario y preparará con cuidado las respuestas institucionales adecuadas, sin abandonar la estrategia de moderación y proporcionalidad.

La segunda consideración guarda relación con el costo social, principalmente en la calle. No hay que asustarse por el musculo movilizador del independentismo. Pero tampoco hay que actuar como si el costo social fuera algo sin importancia. Un elevado costo social puede generar una espiral de violencia indeseable. Y aunque las aguas vuelvan a su cauce a mediano plazo, se habrán establecido las bases para crear a futuro un nuevo relato mítico a favor de la independencia. Ojalá la próxima semana no produzca una nueva cosecha de lamentaciones.

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