Reporteros sin Fronteras, una asociación que lucha por la libertad de prensa y el derecho de los ciudadanos a una información libre y veraz, está más que lejos de ser discutible por sus formas y sus argumentos. Lo decimos porque son ellos, y no medios españoles que pudieran ser tachados de anti-catalanistas, quienes recogen, en un informe sobre libertad de prensa, las quejas de los corresponsales que cubren la información de nuestro país tanto en Cataluña como en el resto de España.

Algunos de ellos denuncian ciberacoso en redes sociales, tanto por políticos independentistas como por responsables de prensa de instancias soberanistas. Se quejan de que les han dado "toques o les han exigido "corrijan" sus informaciones, así como peticiones por conocer sus intenciones informativas de manera insistente, casi a modo de acoso.

El corresponsal de 'The Guardian', Dan Hancox, comentó hace tiempo: "Es divertido que el jefe de relaciones públicas del Gobierno catalán y ex jefe de prensa de Artur Mas piense que el lloriqueo diario sobre Ada Colau es una buena estrategia. ‘Trollearme’ en Twitter con cosas como ‘mira esta mierda que ha pasado en BCN’ no es la sofisticada comunicación política que esperaba de Junts pel Sí".

La francesa Elise Gazengel, que trabaja para el canal público galo 'France 2' pero también colabora para el digital español 'CTXT', relata cómo el trato recibido por las autoridades catalanas es distinto si se identifica como periodista de uno u otr medio: "Desde el Departamento de Comunicación de la Generalitat percibo un trato absolutamente diferente si solicito algo como corresponsal de France 2 o como colaboradora de un medio español. Llevo, por ejemplo, 6 meses esperando a una entrevista con el ex president de la Generalitat Artur Mas para CTXT. Si pido algo para la tele francesa, el interés es muy diferente".

Su compatriota Henry de Laguérie, de la radio 'Europe 1', va más allá y relata "ataques por parte de algunos altos cargos de la Generalitat o próximos a la Generalitat". Esos ataques fueron motivados simplemente por "expresar dudas sobre temas relacionados con la independencia o la acción del Govern". Eso sí, reconoce que esos ataques nunca se tradujeron en "insultos ni amenazas". Sin embargo, sí que reconoce que "esta forma de señalar en redes sociales es muy desagradable, porque estos altos cargos, son seguidos por miles de personas que luego te asaltan".

La corresponsal alemana para varios medios de su país Julia Macher reconocía que "generalmente, el trato es profesional y cordial", pero sí denuncia "un afán propagandístico muy marcado, vía mensajes de Whatsapp, recomendando artículos y en algún caso incluso 'nomenclatura correcta' (por ejemplo, diferenciar bien entre policía catalana y la policía española). Lo observo con cierto asombro e intento que mi trabajo no se contamine por ello".

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