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'Madre!': ámala u ódiala (casi mejor lo segundo)
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'Madre!': ámala u ódiala (casi mejor lo segundo)

jueves 28 de septiembre de 2017, 18:31h
Soy de los que piensan que el mayor pecado que puede provocar algo hecho para ser contemplado, escuchado o leído por el público es la indiferencia. Esta película desde luego no dejara indiferente a casi nadie y es que básicamente puede provocar dos opiniones, o la amas o la odias. Cuéntenme entre los segundos.

Vale, el señor Aronofsky ya había demostrado con 'Cisne Negro' que se había visto su Polanski, de 'Repulsión' a 'La semilla del diablo', y ahora se cree capacitado para demostrarnos que él también es capaz de perfeccionar el terror psicológico. Pero no, como le pasa la mayoría de las veces a su cine, con la honrosa excepción de 'El luchador', vuelve a entregar otra piedra preciosa de Swarovski, algo muy bonito por fuera, aunque también se le podría acusar de cursi y recargado, pero que no es más que cristal, esto no tiene, se mire por donde se mire, la dureza del diamante.

La película comienza como eso, un intento de 'thriller' psicológico, con una buena utilización de los efectos de sonido y un buen trabajo por parte de Jennifer Lawrence y Javier Bardem, pero rápidamente todo se empieza a desmoronar con la llegada de Ed Harris y Michelle Pfeiffer (los personajes no tienen nombre). Al final aparece el caos y Aronofski mete en la misma olla todos los problemas que aquejan al mundo, manifestaciones y protestas, falsos mesías, terrorismo, escalada militar, creyendo lograr el arte de la confrontación lo único que consigue son involuntarias carcajadas en los momentos de (supuesta) máxima tensión.

Todas las situaciones están forzadas pero según va dejando paso a la anarquía pierde completamente el norte. Si quería demostrar la fuerza del surrealismo le recomiendo que vuelva a ver una vez más 'El ángel exterminador' o, si prefiere algo más moderno, el capítulo número ocho del retorno de 'Twin Peaks', ahí puede encontrar a dos creadores libres de verdad y que no necesitan esconderse detrás de ningún artificio.

Y es que esta película está hueca, no tiene historia más allá de sus pretendidas alegorías, la relación artista-musa, el maltrato humano a nuestra casa, la Tierra, la creación artística como sublimación del ego y tantos otros clichés sobre los que nunca se llega profundizar, porque si algo tiene esta película es ego y pretensiones pero poco arte.

Nada que decir en contra de las interpretaciones, Lawrence y Bardem se entregan en cuerpo y alma a los personajes que les entrega Aranofski, el problema está en los mismos personajes, vacíos símbolos para las ínfulas de un director que le regala a su novia-musa, un personaje de musa pasiva y atacada. ¿Alguien se ha parado a pensar en lo absolutamente simplista que es presentar al hombre como creador y abusador, y a la mujer como pasiva ama de casa que es maltratada? ¿De verdad esta es la opinión simplista de Aranofski o solo una excusa para cortar con su pareja cuando le venga en gana?

Para una película que se toma tanto tiempo en intentar parecer rompedora y única, se sabe cómo va a terminar desde los primeros planos, aunque cueste creer todo lo que pasa entre el principio y el final. Su autor trata con tanta fuerza de ser iconoclasta que se le va la fuerza en ello y se olvida de lo demás. Está bien el poeta Aronofsky nos cuenta una parábola sobre su forma de hacer arte, sus seguidores le alabarán y adularán, mientras que el resto tendremos que gritar bien fuerte: "¡fuera de mi puta casa!" (con signos de exclamación al principio y al final, por favor).

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