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Mauro Muñiz de Urquiza: "En España no hay sentido del humor, hay chistes"

lunes 02 de octubre de 2017, 08:33h
Mauro Muñiz de Urquiza 'No sabemos reírnos de nosotros mismos, del otro, sí'
Mauro Muñiz de Urquiza "No sabemos reírnos de nosotros mismos, del otro, sí" (Foto: MDO)

Actor, cómico y pianista, este madrileño acaba de estrenar en el Teatro Nuevo Alcalá 'Los Hombres son de Marte y las Mujeres de Venus', una guía esencial para no fracasar en pareja basada en un libro que John N. Gray publicó en 1992. Aborda las diferencias entre hombres y mujeres en el ámbito de la pareja y sus posibles soluciones desde el humor.

¿A quién va dirigida esta obra?

A quien esté atravesando una crisis de pareja o tenga miedo a tenerla. Les voy a resolver todos los problemas que les puedan llegar y los que les hayan llegado ya. Y, además, van a salir felices y se van a querer seguro. La gente incluso saca fotos de las pizarras (la obra discurre como un curso para parejas en el que él es el profesor).

Tras miles de años en pareja, ¿aún necesitamos manual de instrucciones?

Necesitamos un manual de la pareja y de la convivencia y pasarán miles de años y seguiremos necesitando uno porque somos diferentes.

¿Quién se ríe más, los que llevan 30 años casados o los jovencitos?

Los que llevan 30 años de casados, porque se ven reflejados en las situaciones que han vivido. Y también reconocen cómo se han equivocado. Yo estoy divorciado y hubiera evitado muchos males o falta de entendimiento. Las parejas jóvenes, en cambio, creo que se sientan ahí y piensan que a ellos eso no les va a pasar.

¿Sabemos reírnos de nosotros mismos?

No sabemos reírnos de nosotros mismos, del otro, sí. Reírse de uno mismo supone un acto sublime de inteligencia. Hay que ser muy inteligente, muy tolerante y tener mucha educación. El anglosajón se ríe mejor. En España no hay sentido del humor, hay chistes. No puedes decir nada en un escenario que pueda herir a un colectivo social , humano, etc. Entonces, entramos en la censura. Prefiero a la gente que se pasa, porque hace que los demás tomen conciencia, que las leyes tomen conciencia. ¿Cuál es el límite del humor? Ninguno. Además, estoy convencido de que tenemos las libertades que tenemos porque hubo gente que se pasó en su momento, incluso con mal gusto. Siempre hay algo positivo cuando hay exceso. Un profesor decía que acortar unos pantalones es fácil, lo difícil es alargarlos.

Cuando hablas de excesos, en ¿quién piensas?

¡En mi! (risas). Me gusta jugar con la provocación porque te despierta, te hace activo, pensar, enfadarte... y tiene que ir unida a la manifestación artística. Creo que hay que provocar además de hacer reír. El cómico es un tipo que reflexiona mucho sobre sus miedos y angustias en clave de comedia. Pero hacer comedia es un trabajo muy serio. La provocación es bonita.

¿Estamos preparados para la provocación?

No, pero lo vamos estando. En 16 años, la sociedad ha cambiado mucho. Tengo textos escritos en 2001 que no funcionaban nada bien y ahora, en cambio, se ríen a carcajadas.

¿Por qué tiene tanto éxito esta obra?

El monologuista te cuenta cómo es él, y en esta obra yo cuento cómo son los que vienen a verla y eso me deja en una situación de juez muy bonita. Esto es un curso para ganar puntos, no para perderlos. El director me decía hace unos días una cosa muy bonita después de la función: "Cuando salen del teatro, las tratan mejor, les cogen de la mano". Eso significa que han escuchado. Es un curso bonito, una obra de teatro bonita.

¿Por qué merece la pena ir a ver la obra?

Porque el que vaya va a salir feliz, porque no hay mejor cosa que tener información sobre lo que sientes, sobre tu pareja. Se van a querer y esa noche se cogerán de la mano, seguro.

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