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¿Está creciendo la oferta de gimnasios más que la demanda?

¿Está creciendo la oferta de gimnasios más que la demanda?

lunes 02 de octubre de 2017, 10:13h

Todo el año luchamos contra esos quilos de más. Contra ese “michelín” que durante el invierno cultivamos y que deseamos perder con la denominada operación bikini, o por el contrario, el que mimamos durante el verano a base de cenas de tapeo y cerveza, que con la vuelta a la normalidad en septiembre queremos eliminar antes de que llegue Navidad, apuntándonos, de nuevo, al gimnasio.

La mayor de todas las suertes a nuestro favor es que el panorama nacional, cuanto a la oferta de gimnasios, es bien amplia, tanto que parece no tener fin y se han convertido en un negocio muy prolifero, aunque, al ritmo que sigue, poco rentable y con vistas a sufrir un cambio radical en su modus operandi.

Por lo que parece, no es difícil encontrar un gimnasio cerca -a nuestro alrededor- que nos ofrezca todas las opciones que buscamos para quemar esas calorías de más. Para el cliente, nada mejor que poder escoger y decidir cuál es la opción que mejor se adapta a sus necesidades. Para el gimnasio, esta realidad, cada vez más, perjudica a la historia de su trayectoria y enturbia el futuro del mundo del fitness al que se pronostica una devaluación en poco tiempo.

Lucha de titanes

A las puertas del último cuatrimestre del año, se ha llevado a cabo un análisis acerca de la situación del parque de gimnasios que actualmente operan en España. El resultado es claro y los indicios de sobreoferta en el sector empiezan a ser alarmantes. Ya, el pasado mes de junio, Ignacio Triana, director general de la cadena de centros deportivos de este tipo Forus, mostraba su inquietante preocupación ante la impasividad que se sucedía en el sector, mientras la mayoría de gimnasios pierde dinero.

El mercado del fitness afronta un contexto totalmente desconocido hasta el momento al que ha llegado tras una guerra por la clientela. Este enfrentamiento por fidelizar clientes, además, se agrava si tenemos presente que hoy el aumento de practicantes crece de modo desproporcionado al de centros que abren sus puertas. No existe tal demanda en cantidad, sino más bien en calidad de los intereses particulares de cada gimnasta. Eso ha llevado a muchos a incurrir en el negocio y probar suerte ofreciéndole al consumidor el tipo de gimnasio soñado, aunque ello suponga una seria amenaza para gran parte de los gimnasios del país, los cuales han basado históricamente su funcionamiento en la captación de clientes tradicional, sin luchas ni batallas por dar servicios cada vez más sofisticados y caros, con cuotas muy económicas. Dentro del sector se habla del mal uso del pay per use, una tendencia que permite pagar por el uso que se le da al gimnasio y se olvida de las tradicionales cuotas mensuales que, en definitiva, ayudaban a mantener viva la rentabilidad económica de los centros.

¿El cliente siempre tiene la razón?

El panorama que encontraremos en los próximos años es desconocido, pero sí apunta maneras. Tras la explosión de una oferta desmesurada y el estancamiento de personas que quieran acudir a estos centros, pues el ritmo de vida actual hace que muchas lo obvien o se decidan por actividades al aire libre por su cuenta cuando les convenga; pronostica que de un pastel que hoy se reparte en muchos trocitos, sólo los más preparados económicamente podrán hacer frente a las pérdidas ya existentes -debidas a las “exigencias” del público- y son éstos los que resistirán para convertirse en el grupo sectorial que acabe configurando un nuevo mercado de perfil oligopólico en el sector.

Ciertamente, esta incerteza pesa por encima de todos los centros pues la reconversión que vive el sector parece indicar seguir este camino, aunque no se puede garantizar que sea así, con lo que a día de hoy, ningún centro, sea del tipo que sea, tiene garantizada su supervivencia.

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