La tensa situación político-deportiva de Gerard Piqué ya es una realidad negativa para La Roja. Su crisis con la sociedad española golpea a la Selección española, que lucha por clasificarse para el Mundial de Rusia en estos días, de manera que la concentración en Madrid ha sido un hervidero. La afición se concentró para pedir al defensa del Barça que renuncie al combinado nacional o bien, que esa expulsado por la Federación debido a sus pronunciamientos políticos a favor del referéndum catalán.
La gota que colmó el vaso fue la exposición mediática de Piqué en la jornada de votaciones del domingo, donde el catalán ejerció su derecho al voto separatista y quiso que su imagen fuera una reivindicación viva para el resto de la sociedad. Esa sobreexposición en los medios generó que de nuevo crecieran las tensiones ya existentes contra él, pidiéndose su retirada de La Roja. Él mismo lo planteó tras el partido a puerta cerrada con Las Palmas en el Camp Nou, dejando la puerta abierta a su salida.
Ayer, en la ciudad deportiva de la Selección en Las Rozas, la tensión pasó a mayores y varios aficionados obligaron a actuar a la Guardia Civil, que exigió la retirada de pancartas insultantes contra Piqué. También el seleccionador, Julen Lopetegui, es objeto de las miradas, ya que se le exige que deje de contar con el barcelonista.
De las habituales pitadas más que criticadas al defensa se ha llegado ahora a los gritos de "Piqué, cabrón", y demás rimas de lo más ofensivas. Lopetegui sigue en sus trece de mantenerle y permitió que el entrenamiento tuviera público. Este martes ya será a puerta cerrada.
El viernes, La Roja se juega 3 puntos clave contra Albania en casa, en un partido que se disputará en Alicante. El siguiente partido, el lunes 9 en Israel.
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