El hombre que provocó el tiroteo del domingo por la noche en Las Vegas dejó al menos a 59 fallecidos y 527 heridos. Los asistentes se encontraban disfrutando de un concierto al aire libre en una de las principales calles de la ciudad, en la zona de los casinos.
Se trata de la mayor matanza por arma de fuego en la historia de Estados Unidos. El autor de la masacre, identificado como Stephen Paddock, de 64 años, disparó desde una habitación del piso 32 del hotel Mandalay Bay, y se suicidó al ser cercado por la policía.
El Estado Islámico asumió la autoría del ataque, aunque los investigadores no consideran que se trate de un ataque terrorista. Según un portavoz del FBI "no existe hasta ahora ningún vínculo conocido entre el tirador y ningún grupo extranjero".
Gobiernos y líderes de todo el mundo condenaron ayer la matanza y expresaron su conmoción y sus condolencias al Gobierno de Estados Unidos. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, transmitió en un telegrama al presidente estadounidense, Donald Trump, su "consternación", "indignación" y "rotunda condena" por el "execrable" ataque, así como sus condolencias a familiares y allegados de las víctimas y sus deseos de pronta recuperación a los heridos.
Los diarios reflejan que la matanza ha reavivado el debate sobre la tenencia de armas en Estados Unidos. La Casa Blanca consideró "prematuro" hablar de cambiar la legislación para un mayor control de armas.
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