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Paseo militar de Julio Rodríguez en las primarias de Podemos Madrid
(Foto: Kike Rincón / Mdo)

Paseo militar de Julio Rodríguez en las primarias de Podemos Madrid

viernes 15 de diciembre de 2017, 09:15h

Julio Rodríguez, el eterno fichaje de Podemos, se sacude el gafe. La reconciliación entre 'pablistas' y 'errejonistas' que encarnaba el ex-Jemad ha terminado alfombrando su paseo militar hacia la Secretaría General de la formación en Madrid. Con un tercio de los votos, los 'anticapis' de Isabel Serra no han logrado levantar una barricada lo suficientemente alta como para conquistar esta plaza única y simbólica.

Podemos terminó el año pasado abriendo una urna y acaba este cerrando otra. El triunfo de Rodríguez en las primarias de la capital, filtrado a última hora de este jueves, cierra doce meses que han reconfigurado el partido.

A finales de 2016, la brusca carrera por la Secretaría General de la Comunidad de Madridpreludió el amargo enfrentamiento nacional entre el 'pablismo' y el 'errejonismo'. El debate entre Rita Maestre y Ramón Espinar que tuvo lugar entonces no solo lo fue de egos. También, del lugar que los 'morados' debían ocupar en la izquierda española y de quién debía ponerle la cara tras Vistalegre 2.

Hoy -cosas de la política-, ambos portavoces han estado del mismo lado en esta batalla. Con la vista puesta en las elecciones de 2019, sus familias negociaron durante semanas una reconciliación que ha pasado por aupar a Rodríguez como secretario general para Podemos Madrid.

Comunión anti-'anticapi'

El Jemad de los socialistas, luego fichaje estrella del partido de los indignados y dos veces candidato a diputado ha resurgido como figura de compromiso entre unos y otros. Bajo groseras advocaciones a la unidad, 'errejonistas' y 'pablistas' han encontrado en él la ganancia mutua: los fieles al secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político han cedido para dejar de ser los terceros en discordia y, parece, asegurar que la 'agenda Errejón' acabe en cartel electoral para la Comunidad; los seguidores de Pablo Iglesias, por su parte, han conseguido con este movimiento que estas votaciones hayan sido poco más que un paseo militar y, de paso, librarse de la presión discursiva de la hasta hace poco aliada minoría 'anticapi'.

Porque, precisamente, los resultados definitivos -que deben conocerse hoy- sirven para cuantificar cuánto pesa cada uno en Madrid. Aunque todos confiaban en la victoria de Rodríguez, la baja participación registrada en la consulta a través de internet había dado esperanzas en el último momento a la opción B.

Está claro que, aunque insuficiente, los de Isabel Serra -numerosos en la región- han logrado movilizar el voto antioficialista entre las bases. Con un 30 por ciento de los sufragios, la diputada ha demostrado estar muy por encima de lo que muchos pensaban que lograría, lo que le confiere una autoridad nada despreciable. De hecho, los anticapitalistas pueden presumir en Madrid de que ese tercio de papeletas implica un empate relativo entre las tres corrientes en las que se divide Podemos. Además, también parece claro que Serra ha pescado ganancia en el revuelto caladero de inscritos cercanos a Ganemos y a Izquierda Unida.

La carta en campaña

La prueba está en que es ese sector de Ahora Madrid el que rompió esta semana la baraja. Nueve de los veinte ediles que gobiernan el Consistorio bajo estas siglas publicaron hace unos días una carta abierta reclamando "democracia" y "participación" en la elaboración de las listas de las próximas municipales. El texto irrumpió en campaña como un claro desafío a la otra mitad de la confluencia que amadrina Manuela Carmena. En realidad, ellos, los anticapitalistas, estaban casi obligados a presentarse. Lo hicieron, de hecho, adelantando su paso. Después de que la dirección nacional diera su beneplácito al pacto con el 'susanista' PSOE de Castilla-La Mancha y retomara su relación con el 'errejonismo', los 'anticapis' se había quedado de nuevo en el vagón de cola. La alternativa a no levantar la trinchera ante el pacto que les había dejado fuera era, reconocen, asumir un condenatorio silencio. Por eso, la campaña de Serra ha intentado trufarse de contenido y ha cuestionado activamente a Rodríguez por no conceder un mediático cara a cara. No obstante, pese a los intentos de Serra, desde el entorno del ex-Jemad han celebrado de principio a fin que la otra trinchera haya perdido la batalla del discurso al no lograr quitarse el sambenito de su supuesta tibieza con la continuidad de Carmena.

Porque, deslizando una poderosa crítica hacia quienes hacen "oposición" desde el Gobierno municipal, Rodríguez ha sabido envolverse en la bandera de la alcaldesa sin carné para anticipar su victoria. Su argumento ha sido simple: solo él podría convencer a Carmena para que vuelva a presentarse y así mantener la única opción de retener el Consistorio en las manos del cambio. Solo él, dicho de otro modo, era el candidato capaz de mantener incorrupto el previsible guion trazado desde las alturas 'moradas' para la capital. Ese que, tarde o temprano, culminará con el 'sí quiero' de la regidora que todos esperan. Que ese razonamiento no hubiera arrasado en las urnas sí habría sido una auténtica revolución.

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